Marcando en el calendario los días que quedan hasta el 8 de diciembre. Así están viviendo Ana Boyer y Fernando Verdasco el tiempo que falta hasta el día de su boda. Apenas quedan unas semanas para la cita y la pareja todavía tiene mucho que hacer.

Aprovechando un hueco en el que Fernando no tenía partido, volvieron a Madrid con un firme objetivo del que se ha hablado mucho en estos días, hacer la mudanza de su ático del centro de Madrid a casa de Isabel Preysler. Así lo afirma ‘Vanitatis’, que cuenta que el futuro matrimonio decidió seguir los pasos de Iker Casillas y realizar la mudanza con sus propias manos, demostrando que a ellos no se les caen los anillos.

Con una pequeña furgoneta y la ayuda de dos personas del servicio de Isabel Preysler, Ana y Fernando se encargaron de vaciar el ático de 300 metros en el que vivieron durante poco tiempo, ya que semanas después de trasladarse a la vivienda del Paseo de la Habana la abogada decidía hacer las maletas y seguir a su chico por el mundo.

Según el digital, hicieron al menos dos viajes, uno a primera hora de la mañana para llevar cajas y algunas de las plantas que decoraban su azotea y otro a media tarde en el que sí se vio a la pareja. A pesar de que intentaron llevar el asunto con discreción, llegándose a tapar la cara con cojines o las manos para no ser reconocidos, Verdasco y Boyer no pudieron evitar ser vistos.

Una vez hecha la mudanza, la siguiente incógnita que rodea a la pareja es saber dónde vivirán cuando sean marido y mujer, una respuesta nada sencilla debido a la profesión del madrileño y el afán de su chica de acompañarle.

Todo en pareja

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Hay pocas cosas tan pesadas como hacer una mudanza, y más si es de una casa grande. Sin embargo, Ana Boyer y Fernando Verdasco parecen pensar diferente pues si tienen suficiente dinero para pagar a una empresa, decidieron hacerlo ellos mismos.

Manos a la obra

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Hace unos días la pareja fue vista sacando sus enseres del ático del Paseo de la Habana que han estado compartiendo para llevarlos a casa de Isabel Preysler.

Discretos en lo personal

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A pesar de su fama, se trata de una pareja discreta y durante la mudanza no fue menos, pues llegaron a taparse la cara con cojines o las manos para no ser reconocidos, Verdasco y Boyer no pudieron evitar ser vistos.

De hotel en hotel

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A pesar del bonito ático que alquilaron, al poco de trasladarse Ana decidía hacer las maletas y seguir a su chico por el mundo, de partido en partido.

Parón profesional

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Además de llenar su pasaporte de sellos, Ana Boyer hizo un parón en su carrera profesional para viajar por el mundo y ver ganar a Verdasco.

¿Próximo destino?

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La siguiente incógnita que rodea a la pareja es saber dónde vivirán cuando sean marido y mujer, una pregunta nada sencilla debido a la profesión del madrileño y el afán de su chica de acompañarle.