Del palacio griego de Tatoi a Marivent, donde doña Sofía se siente como en casa. La hija del Egeo, una mediterránea, como ella misma ha reconocido en alguna ocasión, encuentra en la residencia veraniega de la Casa Real un auténtico remanso de paz y bienestar. Un refugio al que se escapa siempre que tiene ocasión, sobre todo durante la temporada estival, y al que este año ha llegado más tarde que nunca por circunstancias que escapan a sus propios deseos.

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Un palacio que, si bien no pertenece a la reina Emérita ni a ningún miembro de su familia, en el que se siente como en casa. Y es que la historia de Marivent tiene una conexión muy especial con la historia personal de doña Sofía, que encontró en esta gran edificación un hogar cuando más lo necesitaba.

Los comienzos

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Marivent nace a principios del siglo XX, cuando el ingeniero de origen griego Joan de Saridakis quedó fascinado por el enclave y decidió construir en la zona la que se convertiría en la residencia para él y su esposa. Un ambicioso proyecto que encargó al arquitecto Guillem Forteza i Pinya y que, a pesar de que recibió el nombre de “Mar i Vent”, siempre fue conocido como Can Saridakis. Un terreno de 33.000 metros cuadrados de jardines y pinares en los que se edificó una espectacular mansión presidida por un torreón y en cuyo interior se guardaban grandes obras de arte.

Lleno de arte y cultura

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Saridakis vivió en Marivent hasta su muerte en 1963 y dejó establecido que su residencia pasase a manos de la Diputación provincial con la condición de que la gente pudiera acceder a él como un museo. De hecho, durante años fue así y se expusieron las más de 1.300 obras de arte que la pareja coleccionó durante su matrimonio, unos 2.000 libros y un centenar de muebles históricos.

Un regalo para los Príncipes

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En 1972, sin embargo, la Diputación quiso tener un gesto con los entonces príncipes de Asturias, don Juan Carlos y doña Sofía, que no tenían residencia oficial, y ofrecerles Marivent para sus veranos.

A gusto de doña Sofía

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La madre de Felipe Vi recibió la noticia con ilusión y se puso al frente de las reformas para que el palacio fuera adecuado a sus necesidades. Finalmente, el 4 de agosto de 1973, los Reyes llegaron hasta el Palacio en un Seat 1430 acompañado de sus tres hijos, la niñera y la perra Laia.

Fiel a la isla

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Desde entonces, doña Sofía ha visitado Mallorca cada verano y, en ocasiones, también en otras épocas.

Alojamiento para todos

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Cuando el rey Felipe y las infantas Elena y Cristina eran pequeños todos ellos pernoctaban en el palacio de Marivent, pero una vez que fueron mayores y tuvieron sus propias familias cada uno tuvo su espacio. Hoy en día Don Felipe y su familia se aleja en Son Vent, una propiedad ubicada dentro del recinto de Marivent y que fue cedida por el Ejército del aire en 1992.

Espacios para cada familia

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Por su parte, las infantas tienen dos residencias, una para cada una, a ambos lados de Son Vent, a la izquierda la doña Elena y ala izquierda la de doña Cristina.

Vacaciones

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A pesar de tener tantas habitaciones y rincones, los espacios más especiales están en el exterior. En verano la vida transcurre alrededor de la piscina y en la terraza, donde se sirve un desayuno de tipo buffet libre hasta bien entrado el mediodía porque en verano ni siquiera los Reyes madrugan.

Invitados ilustres

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Además del a familia Real Española, Marivent también a conocido a otros miemrbos de la realeza, como al príncipe Carlos, Diana de Gales y sus hijos, los príncipes Enrique y Guillermo.

Verano muy diferente

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Hace varios años que doña Sofía pasa los veranos más sola en la isla. La imputación de Iñaki Urdangarin comenzó a fragmentar a su familia, que desde el año 2011 no disfruta junta de un verano en Mallorca.