El príncipe Guillermo (41 años) ha reaparecido rodeado de apoyos en su última cita. Junto a sus primas y varios miembros de su familia ha ejercido como anfitrión de una fiesta en el jardín del palacio de Buckingham, donde, por cierto, ha mostrado su actitud más distendida con los presentes. Tras constantes muestras de cariño y mensajes de aliento para Kate Middleton, quien sigue recibiendo tratamiento para superar de cáncer, volvía a acaparar todas las miradas. Esta vez por nada relacionado con su esposa, sino por otro detalle en el que ha reparado la sociedad británica.

Hablamos de la pregunta que varios usuarios posteaban en las redes sociales de los príncipes de Gales este martes 22 de mayo. "¿Dónde está la alianza de Guillermo?", escribía uno de ellos. Instantes después, otro hacía mención a los repetidos rumores de crisis que les han acompañado durante los últimos meses, quizás intentando buscar una explicación a este gesto. 

Sin embargo, no ha sido algo puntual. El primogénito del Rey Carlos III hace mucho tiempo que renunció a llevar su anillo de bodas en su dedo anular. Fue justo después de su boda con Kate, en el año 2011, cuando dejó la alianza en su joyero, decisión que, por cierto, ella conocía. 

Tal fue la repercusión entonces que incluso el Palacio de Kensington emitió un comunicado distribuido en los tabloides británicos. En él, se limitaron a asegurar que había sido una decisión personal y por pura comodidad suya. "No es un hombre de joyas. Jamás ha llevado una. Ha decidido que tampoco quiere llevar una ahora. Es únicamente una cuestión de preferencia personal", se aseguró. 

Algo habitual entre Reyes teniendo en cuenta que otros royals también se despojan de este anillo cargado de significado. Cabe señalar la tan comentada decisión de la Reina Letizia desde sus primeros años de casada. Ella prescindió de esta joya, del mismo modo que lo hizo con su anillo de compromiso, siendo varios los motivos que hasta la fecha se han alegado. 

El anillo de Kate Middleton al que ella se niega a renunciar

En su caso, eran los continuos apretones de manos los que le habían producido heridas en las manos, algo a lo que el Rey Felipe se ha acostumbrado. Igual que la duquesa de Cambridge, quien sí luce en su mano una pieza de oro de las minas galesas. Creado con una pepita de oro de 36 gramos que atesoraba la Familia Real, ha acaparado toda la atención en diferentes actos. La misma joya que ahora vuelve a copar titulares. 

Eso sí, el príncipe Guillermo ni mucho menos es el único que ha renunciado a su alianza nupcial. Alguien muy cercano a él como es su abuelo, el duque de Edimburgo, tampoco lo llevaba consigo, al igual que Andrés de York, quien tampoco lo llevó durante su matrimonio con Sarah Ferguson, extinto desde el año 1996. 

Es trece años después de la boda de Kate Middleton y el Príncipe Guillermo en la abadía de Westminster cuando este asunto vuelve a desempolvarse. Convertida en la boda royal de aquel año, no hubo lugar a la improvisación, pues todo estaba estudiado. Desde su vestido de la firma británica de Alexander McQueen, a los casi 2.000 invitados, entre quienes destacaba realeza europea, celebrities de toda índole o artistas. También este anillo que para Guillermo careció de importancia. 

Los rumores de infidelidad que todavía sobrevuelan sobre la pareja

A lo largo de los últimos años numerosos rumores de infidelidad han planeado sobre el matrimonio, informaciones que ni mucho menos han cesado con los problemas de salud de de Kate. El último nombre en salir a la palestra era Rose Hanbury, aristócrata y amiga de la princesa de Gales, aunque eso no provocó que Guillermo moviera un dedo. Y nunca mejor dicho.

La joya de la que el heredero al trono no se separa

El príncipe siguió sin coger de su joyero este anillo, recurriendo solo en su agenda a uno de sus lujosos relojes. Es este complemento el que jamás olvida en casa, siendo varios los que ha logrado acumular en los últimos años. Entre otros un Omega Seamaster, que le regaló su madre. 

Tal es su obsesión por medir el tiempo que el heredero al trono lleva con él la mayoría de veces dos relojes, una tradición que quiso seguir de su madre. A veces en cada una de sus muñecas lleva estos accesorios que le permiten medir el tiempo, aunque no siempre los deja al descubierto. En contadísimas ocasiones se arremanga las mangas y permite a los fotógrafos captar este detalle tan singular.