Tenemos asumido que cuando llega el verano hay que aligerar ropa. Y eso es lógico, porque es una cuestión de adaptación y casi hasta de supervivencia dependiendo de la zona en la que vivamos. Hay quien también lo hace con los cosméticos, pero ¿qué sucede con los perfumes? ¿No deberíamos buscar versiones más frescas cuando llegan las altas temperaturas?

Pues la respuesta a esa pregunta es afirmativa, especialmente en aquellos casos en los que el perfume elegido sea de esos densos, con mucho peso. Porque en verano cambia nuestra piel, pasamos por la playa, la piscina, la ducha… y todo eso puede alterar el ph de nuestra piel… amén del calor, que puede provocar una sudoración que tendremos que paliar.

Los perfumes del verano

El verano invita a olvidar los aromas a maderas, a incienso o sándalo, la temporada estival pide frescura y aromas leves que nos acompañen y que se queden como una estela cuando pasamos o nos vamos.

Por ello en esta época lo mejor que puedes hacer es buscar perfumes, aguas de colonia o brumas con aromas florales – especialmente si son flores como el azahar- que resulten leves y refrescantes. Los cítricos son otra opción estupenda para estos días en los que el calor es el gran protagonista.

Elegir según el ph de la piel

Pero a la hora de elegir un perfume debemos tener en cuenta no solo nuestros gustos, también el ph de nuestra piel. Si tenemos una piel con tendencia a la acidez tenemos que apostar por fragancias ligeras, porque este tipo de piel suele intensificar los aromas.

Si por el contrario, tenemos una piel alcalina, los perfumes no permanecerán durante tanto tiempo. Si este es nuestro tipo de piel, podemos apostar por aromas un poco más dulces, pues no se volverán empalagosos, pero si queremos apostar por las fórmulas más ligeras, el truco puede estar en aplicar crema corporal al salir de la ducha y a continuación, el perfume.

Detectar cuál es nuestro tipo de piel

Saber si tenemos la piel alcalina o ácida es relativamente sencillo. Podemos hacerlo probando con el clásico probador de perfume de cartón. Cogemos un perfume, lo aplicamos en el papel y también en la muñeca.

Si al cabo del tiempo, se mantiene en el papel pero no en la piel, entonces es que la nuestra es alcalina. Si por el contrario se mantiene sobre la piel, entonces será ácida. Eso nos dará una pista para saber qué elegir, aunque siempre hay que hacerlo guiándose por lo más importante: el olfato. Porque los aromas son algo que, en cierto modo, nos definen, por lo que siempre hay que elegir aquellos que nos gusten.