La primavera convierte los meses desde abril hasta junio en los de mayor incidencia de las alergias. Cuando hablamos de las alergias vinculadas con la primavera, solemos pensar en rinitis, lagrimeo, congestión nasal, picor de ojos... Y habitualmente nos olvidamos de que la piel también puede verse afectada, llegando a desarrollar una reacción urticarial o dermatitis irritativa, por ejemplo, cuando entra en contacto con el polen en suspensión, las gramíneas o cualquier otro alérgeno ambiental.

“Las reacciones alérgicas son alteraciones del sistema inmunitario que pueden tener manifestaciones respiratorias o cutáneas agudas. Estas reacciones se deben a una extrema sensibilidad a ciertas sustancias que, en condiciones normales, no deberían causar este tipo de reacción”, explica la doctora Alba Sánchez, especialista en dermatología médico-quirúrgica y colaboradora de PiLeJe, laboratorio francés especializado en microbiota, micronutrición y fitoterapia.

Dicha reacción inflamatoria puede manifestarse en diferentes parte de la piel como manos, pies, brazos, boca, axilas, espalda, barriga y cuello. Los síntomas más comunes que provocan las alergias cutáneas son: ronchas en la piel, enrojecimiento, prurito, picor, inflamación, quemazón, entre otros.

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Consejos para cuidar nuestra piel

Según la doctora, existe la posibilidad de reducir la reactividad cutánea y cuidar nuestra piel durante la primavera, siguiendo estas recomendaciones

Establece una buena rutina de limpieza diaria. Una buena limpieza ayudará a mantener nuestra piel libre de los alérgenos que hayan estado en contacto con ella. Es imprescindible que te laves las manos, cara y ojos utilizando un producto suave que respete el pH de nuestra piel, sin perfumes ni conservantes. O jabones sin detergentes reconocibles o llamados “ Syndet”.

Cuida tu alimentación. Es esencial cuidar la pared intestinal, las mucosas digestivas y la microbiota, para que el intestino actúe como barrera frente a los alérgenos. Algunos alimentos recomendados para esta época primaveral son: manzana, cebolla, té verde, zanahoria, col cruda, escarola, semillas de lino, cúrcuma y jengibre, entre otros.

Mantén una correcta hidratación. Tener nuestra piel bien hidratada te ayudará a reducir las reacciones inflamatorias, actuando en las capas de la dermis. Es muy recomendable el uso de algún serum hidratante.

Evita la exposición al aire libre los días con más concentración de alérgenos. Limitar el tiempo que pasa al aire libre en los días de mucha concentración de alérgenos es una buena forma de evitar la reacción alérgica. En caso de exponernos, es recomendable utilizar prendas que transpiren y ducharnos al terminar la actividad, evitando la irritación de la piel.

Protege la piel del sol. Es muy recomendable exponerte al sol de forma gradual y utilizar siempre fotoprotector (incluso en los días nublados), para evitar que la piel interprete estos primeros rayos solares como un ataque y reaccione provocando picor, irritación o ronchas.