Conseguir unos pies suaves es el objetivo. Nos sostienen, nos acompañan en nuestras largas jornadas de trabajo pero siguen siendo los grandes olvidados. Ha llegado la hora de cuidar tus pies y, de paso tus piernas, y aliviarles del cansancio y de la sensación de fatiga. 

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¿Cómo conseguimos unos pies suaves?

No hay nada más relajante y reparador, después de una larga jornada, que sumergirlos en agua templada. Añádele un puñado de sal marina, ideal para aliviar la inflamación, mejorar la circulación, calmar y exfoliar. No solo nos ayuda a eliminar el cansancio muscular acumulado sino también a aliviar calambres musculares. Además, la sal, se convierte en aliada perfecta gracias a sus propiedades antisépticas y exfoliantes. Favorece la eliminación de células muertas, suaviza y regenera.

Mejor si masajeas y te ayudas de una piedra pómez y si finalizas con un gel antifatiga que aporte ligereza, frescor y confort inmediatos. Las hay que, gracias a sus texturas y aromas, alivian de manera inmediata la sensación de cansancio y nos aportan un momento de bienestar absoluto. Mejor si además son efecto frío, ya que alivian la sensación de ardor y las irritaciones. 

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Antes de irte a dormir, para rematar estos cuidados y conseguir unos pies suaves, te aconsejo un masaje con unas gotas de aceite esencial de limón, naranja y lavanda en tobillos y piernas; dará resultados además de proporcionarte una relajación absoluta. Utiliza un aceite drenante y oxigenante que contenga eucalitpo, limón y tomillo, y aceite de salvado de arroz. Conseguirás estimular la circulación venosa y linfática, oxigenar, regenerar, mineralizar y drenar. Pies suaves y preparados para seguir rodando.

¿Y en cabina?

En nuestros centros, siempre hemos prestado especial atención al cuidado de los pies. De hecho, es clave estimular los puntos clave que corresponden a diferentes partes del cuerpo, masajeando y presionando con destreza. Además de estimular la circulación sanguínea, relajan, revitalizan y complementan cualquier protocolo de cabina. Si además los sometes de manera habitual a tacones imposibles necesitarás aliviar sus tensiones de manera especial con técnicas que descontracturan y favorecen el drenaje linfático. Regálales tiempo y te lo devolverán con creces.