El pelo rizado no solo se caracteriza por tener una textura diferente, sino que es un cabello que tiene sus propias reglas, ritmos y necesidades. A diferencia del cabello liso o incluso del ondulado, el rizo tiene una estructura que lo hace único en forma y en comportamiento. Esto exige una mayor atención y cuidados específicos, si lo que buscamos es que luzcan sanos, suelto y definidos.
Durante muchos años no se les ha dado el protagonismo que se merecen, buscando esconderlos en lugar de sacarles partido. Afortunadamente, esto es algo que ha cambiado en la actualidad, luciendo melenas naturales y con movimiento. Y es que tienes que aprender a amar tus rizos ya que, con los productos especializados y los trucos clave, podrás conseguir pelazo.
Necesitan más hidratación
Lo primero que tenemos que entender del pelo rizado, es que se reseca con mayor facilidad. Al tener una estructura en espiral, los aceites naturales que produce el cuero cabelludo no consiguen deslizarse con tanta facilidad desde la raíz hasta las puntas. No es que el rizo sea más poroso por naturaleza, es que su forma hace que se distribuya peor la hidratación.
El pelo rizado necesita un extra de nutrición e hidratación.
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Por ello, “el cabello rizado necesita hidratación y nutrición intensas, más que otros tipos de cabello, debido a su forma natural y menor producción de sebo. Además, suele ser más seco y frágil, lo que requiere un cuidado especial para mantener su forma y evitar el encrespamiento”, confirma Antonio Corral Calero, Global Creative Director de Moroccanoil.
Este fenómeno también explica por qué tantos productos que van bien al cabello liso o fino no funcionan igual en rizos. Las fórmulas demasiado ligeras o con alcoholes tienden a acentuar la sequedad. En cambio, los cabellos rizados responden mejor a ingredientes nutritivos como manteca de karité, aceites naturales, glicerina vegetal o aloe vera.
El mito de la “melena salvaje”: control sí, rigidez no
La concepción habitual es que el pelo rizado es descontrolado, rebelde y con un volumen exagerado que “hay que reducir”, pero esta mentalidad ya ha colgado la etiqueta de pasado de moda.
A día de hoy sabemos que los rizos bien tratados no solo no son caóticos, sino que pueden tener una definición y un brillo envidiables. La clave del éxito está en saber trabajar los rizos, evitando especialmente el frizz.
Para ello, “lo primero es elegir una toalla de microfibra, ya que absorbe el agua más suavemente que el algodón y evita el encrespamiento. Lo importante aquí es evitar la fricción para que la cutícula no se vea afectada. Además, el secador siempre con difusor, a baja temperatura y potencia, aunque siempre es mejor dejar secar al aire”, afirma el experto.
Hay que apostar por productos que no tengan sulfatos ni alcoholes secantes.
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También es fundamental escoger buenos productos (algo aplicable a todo tipo de melenas). “Para rizos definidos y saludables busca champús y acondicionadores sin sulfatos y con ingredientes hidratantes como aceites (coco, argán, etc.) o extractos naturales”, añade. El truco clave es que, cuanto menos se manipule el pelo en seco, mejores resultados obtendrás.
No todos los rizos son iguales: la importancia del tipo de rizo
Uno de los grandes errores a la hora de cuidar el cabello rizado es pensar que todos los rizos necesitan lo mismo. La clasificación más extendida —que va del tipo 2 (ondulado) al 4 (afro), con subcategorías A, B y C— ayuda a entender qué tipo de productos o técnicas pueden funcionar mejor para cada patrón.
También es importante tener en cuenta que el corte de pelo influye en cómo se forman o se mantienen los rizos. “Sí, el corte de cabello juega un papel crucial en la forma en que se ven y se mantienen los rizos. Un corte mal hecho puede afectar la definición y el movimiento de los rizos, mientras que un corte bien diseñado puede realzar su forma y textura. Un corte en capas, como el shaggy, puede ayudar a definir los rizos, equilibrar el volumen y darle ligereza a la melena”, comenta Antonio.
Hay que adaptar cada rutina al tipo de rizo que tengamos.
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Por último, está el conocido Método Curly, del que estamos seguras de que has oído hablar y sobre el que el experto también tiene algo que decir: “El método curly, si se adapta bien a cada tipo de rizo, puede ser efectivo para mejorar la definición, hidratación y salud del cabello. Sin embargo, no es una solución mágica y requiere dedicación y paciencia para ver resultados. En cualquier caso, es crucial elegir productos adecuados y técnicas de peinado que se ajusten a la textura y forma de cada rizo individual”.
Lavar el pelo rizado: más que una rutina, un acto de cuidado
Pasamos al momento de lavado, que es uno de los momentos claves. A diferencia de otras texturas, el rizo requiere una aproximación más suave y consciente, sabiendo perfectamente que es lo que aplicamos y cómo lo hacemos. “En general, se recomienda lavar el cabello rizado de 2 a 3 veces por semana, pero la frecuencia puede variar dependiendo de la textura y necesidades individuales. Espaciar los lavados puede ser beneficioso para mantener la hidratación y definir los rizos, pero es importante no excederse y mantener una limpieza adecuada”, explica el Global Creative Director de Moroccanoil.
Se recomienda lavar el pelo cada dos o tres días a nivel general.
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La temperatura del agua también influye más de lo que parece. El agua caliente puede abrir la cutícula y acentuar el encrespamiento, mientras que el agua tibia o fría ayuda a mantenerla cerrada, favoreciendo la definición y el brillo. Además, es importante no lavar el cabello rizado con demasiada frecuencia, espaciando bien los lavados.
En esos días en los que no hacemos nuestra rutina capilar completa, también se pueden mantener unos rizos bonitos. “Rociar el pelo con agua, reaplicar productos como sérums, acondicionadores sin aclarado o cremas de peinado puede ser una opción excelente para volver a dar forma a los rizos”, continua.
La clave está en el equilibrio: hidratación + definición
Un error común al cuidar rizos es enfocarse solo en la definición estética, descuidando la hidratación. El resultado suele ser un cabello que “se ve bien” el primer día, pero que se vuelve opaco, rígido y sin vida en los siguientes. La verdadera belleza del rizo está en su elasticidad, su movimiento y su tacto suave.
Por eso, el enfoque debe ser integral: mantener una hidratación constante (a través de productos humectantes y selladores) y acompañarlo con técnicas que definan sin rigidizar. “Utilizar herramientas de calor sin protector, cepillar inadecuadamente el cabello, lavar a menudo el cabello para refrescar los rizos, no cortar el pelo o saltarse los productos de tratamiento son los errores más comunes cuando cuidamos los rizos”, remata Antonio.
Cuidar del cabello rizado va mucho más allá de una rutina capilar. Para muchas personas, dejar crecer sus rizos naturales ha sido un acto de empoderamiento, de reconciliación consigo mismas.
Eso sí, si queremos unos buenos resultados, tenemos que ser constantes y aplicar todos los pasos necesarios acordes a nuestros rizos. Porque no hay dos iguales. Y eso, lejos de ser un problema, es exactamente lo que los hace extraordinarios.