Ocurrió hace apenas unas horas, pero aún resuena el eco en redes sociales: el último evento de Sushita & Eugenia volvió a demostrar que hay alianzas que, cuando se hacen desde la autenticidad, trascienden lo puramente estético. En esta nueva colaboración entre el sello gastronómico más instagrameable de Madrid y la siempre sorprendente Eugenia Martínez de Irujo, la cerámica se convirtió en excusa para algo más grande: celebrar el arte de la mesa con humor, con estilo y, sobre todo, con alma.
Un jardín de ensueño elegido para la ocasión repleto de flores, vajillas de colores, copas con dibujos handmade se convirtió en un desfile de nombres propios bien conocidos por todas. Desde la propia Tana Rivera (cada día más cómoda en su papel de it girl poco expuesta) hasta la cantante Marta Sánchez, pasando por Mariola Orellana, Xandra Falcó y Sandra Segimón, la fundadora de Sushita. Como broche musical, la velada estuvo amenizada por la cantante Luna Lionne —la hija de Rossy de Palma— que puso banda sonora con su voz envolvente a una noche que olía a jazmín y a mucha, mucha originalidad.
El look de Eugenia Martínez de Irujo para asistir al último evento de Sushita en un precioso jardín
Pero entre tanto nombre, estilismo y color, fue la anfitriona quien marcó la diferencia. Eugenia, como siempre, se mantuvo fiel a esa capacidad suya de parecer no esforzarse nunca… y ganar igualmente. El suyo fue, sin discusión, el look más comentado, el más original y, probablemente, el más acorde con el espíritu del evento: arte y moda en conversación permanente.
Para la ocasión, Eugenia eligió un vestido blanco de encaje con transparencias, de clara inspiración romántica, que le sentaba como un guante. Una pieza fluida, con un aire naïf pero no inocente, casi etéreo, que pertenecía a la tienda ‘Ojo con el Duende’, ese templo vintage fundado por Rosario Flores y Mariola Orellana. Y claro: no hay nada más Eugenia que confiar en un vestido que ya viene con historia propia, que ha vivido otras fiestas, otros cuerpos, otros bailes. En vez de ceder a las firmas de pasarela o a la previsibilidad de lo “nuevo”, la duquesa de Montoro apostó por una prenda que parece haberla elegido a ella, y no al revés.
El último look de Eugenia Martínez de Irujo para acudir al evento de Suscita &Eugenia
(Redes Sociales)
El precioso vestido de transparencias de 'Ojo con el Duente'
Y es que 'Ojo con el Duende' no es solo una tienda, sino casi una cueva del tesoro. Un refugio donde no se compra, se encuentra. Lo que vende no son prendas, sino piezas que, como bien dicen sus fundadoras, tienen ese “duende” que no se explica: se siente. Eugenia no solo vistió uno de sus hallazgos, sino que se hizo altavoz de una forma de entender la moda que está más cerca del arte que del consumo rápido. Cada encaje, cada transparencia, parecía susurrar una historia anterior, y sin embargo, en su cuerpo, parecía estrenarse otra vez. Esa es la magia de Eugenia: transforma, resignifica, mezcla sin pedir permiso.
Pero como ya nos tiene acostumbrados, Eugenia no se quedó en el romanticismo etéreo del diseño. Le añadió una capa —literal y estética— con uno de sus fetiches de fondo de armario: un chaleco acolchado de Antik Batik, en color caqui, con ribetes berenjena y bordados florales. Ya lo habíamos visto antes, pues lo tiene en varios colores, y no nos importa en absoluto. De hecho, lo celebramos. Porque que una celebrity repita prenda no es solo un acto de rebeldía frente a la dictadura del “todo nuevo”, es también una declaración de estilo.
El precioso chaleco de Antik Batik que ponía el broche de oro al look
Ese chaleco, lejos de eclipsar el vestido, lo abrazaba con ternura. Aportaba contraste, textura, carácter. Era como si el romanticismo de la falda y el encaje trabajara en sinergia con la personalidad de la firma francesa. Juntos, creaban una narrativa compleja, profunda, inusualmente coherente. La madre de Tana Rivera estaba espléndida, pero sobre todo estaba cómoda. Y eso, amigas, no tiene precio.
Antik Batik, por su parte, es una firma que parece hecha para ella. Su lenguaje visual —inspirado en bordados del mundo, artesanía de raíz y bordados con alma— conecta con ese imaginario tan Eugenia: entre lo hippie y lo cosmopolita, lo artístico y lo mundano. No es de extrañar que esta firma francesa se haya colado en los armarios más sofisticados de Europa, y que se mantenga firme en su propuesta estética en un mercado que a veces olvida el valor del detalle. Porque lo artesanal no es lo contrario de lo lujoso, sino su forma más pura. Y Eugenia lo sabe.
Y así, con su vestido reciclado de encaje, su chaleco acolchado y su eterna sonrisa, Eugenia volvió a enseñarnos una lección de estilo que no encontrarás en TikTok ni en ninguna editorial de moda.