Nos conquistó con tan solo 14 años dando vida a Javi, en Verano azul, aunque, quizá, para las generaciones más jóvenes es el policía de El comisario, el capitán de El barco o el jefe de la comisaría de Servir y proteger. Pero a él solo le gusta considerarse un padre de familia que desde pequeño solo tenía un propósito: ser actor.
Hablamos de Juan José Artero (58), un actor que ha conseguido cautivar al público televisivo generación tras generación y que ahora está volcado en el teatro. Ha estrenado la obra El milagro de la tierra, un monólogo que puede verse en el madrileño teatro Bellas Artes y en el que explora los misterios del Universo y de su propia vida.
Artero es conocedor del cariño que ha generado en la gente y se abre con SEMANA para contarnos que su pilar, ante todo, son sus raíces y su familia. ¿Se ha recuperado del infarto que sufrió en 2019? También. Nuestro protagonista es así, un libro abierto y una persona hospitalaria. “A mí me gusta el café con leche y mucho azúcar y usted ¿Cómo lo quiere?”, nos pregunta nada más entrar.
Si mirásemos por un agujerito, ¿Cómo te veríamos en tu casa en tu día a día?
Yo creo que dejaría de verme la gente de la misma manera (risas). Me podrías ver en la cocina o viendo la tele mucho. También en este salón estudiando. Eso es lo que hago. Soy muy casero, pero también necesito de pronto irme y salir a trabajar. Necesito irme para echar de menos a los míos y no echarles de más (risas). En resumen, necesito un punto de independencia cuando llevo mucho tiempo en casa. Yo creo que ya no me aguantan cuando me paso mucho tiempo aquí.
Dices que te veríamos mucho en la cocina, ¿se te da bien?
Sí, pero no como para ir a MasterChef (risas). La verdad es que me gusta y siempre he sido cocinillas en casa, me viene de familia y lo que más me gusta es cocinar la fabada y las legumbres en general. Es maravillosa y no puedes descuidarte porque puedes suspender la cocción.
Me ha contado un pajarito que, a pesar de lo que me cuentas, eres muy familiar
Sí, mucho. Mi mujer, Nuria, y mis hijos son mi vida.
¿Cómo llevas que tus hijos se hayan querido dedicar a tu mismo oficio?
Ha sido culpa mía. No tenía que haberles llevado al teatro (risas). Lo han mamado desde que eran muy pequeños y tienen auténtica pasión. Además, me veo reflejado en esa ilusión. Están en sus escuelas de arte dramático y tienen un futuro por delante.
Vamos, que han salido a ti.
Bueno, en otras cosas también a la mamá, pero es que la mamá es más artista que yo todavía.
Un padre orgulloso y un hijo orgulloso. He leído en alguna entrevista que defines a tu padre como al hombre de tu vida
Mi padre es un ejemplo. Es un ser maravilloso. Se va haciendo mayor, todos nos vamos haciendo mayores. Pero mi padre y mi madre también. En el monólogo hablo mucho de ellos. Él es médico.
Pero también tenía vena de artista.
Mi padre, cuando estudiaba en la facultad, se apuntó en el grupo de teatro e hizo una gira haciendo clásicos por el norte de África. Lo mío lo tenía escrito en el ADN.
Yo creo que todo el mundo tiene un trocito de Juanjo. Me explico. Hay gente que te conoce por el niño de Verano azul, otros por El comisario, otros por Servir y proteger… Lo que se dice un actor generacional.
Yo he ido por épocas. Cuando se estrenó Verano azul, al principio, me chocaba mucho. Nunca me creí nada y no entendía lo que pasaba. De repente ligaba más en clase, recibía cartas, la gente me paraba por la calle… Fue muy fuerte. Solamente había un canal y todo el país estaba pendiente de nosotros. Nos veían 16 millones de personas, que se dice pronto. A la hora de la serie se vaciaba la ciudad o las playas. A mí me gustaba una niña y me lo tenía que currar y, sin imaginarlo, era el más guapo del mundo y todas me querían conocer. Yo me decía a mi mismo: “A ver si va a ser porque he salido en la serie” (risas). Yo nunca me he creído nadie especial y en ese momento no había nada con qué comparar aquello, porque no había competencia.
¿Y cómo conseguiste que aquello no se te subiera?
Porque yo tenía muy claro lo que quería hacer. Yo quería ser actor y a estudiar Arte Dramático y quería dejar todo el rollo de Verano azul, acabar mis estudios y así lo hice. El Comisario fue también una serie maravillosa. Revolucionó las series de acción.
Ahora has estrenado una nueva obra de teatro en Madrid, El milagro de la tierra. ¿Cómo has vivido el estreno?
Maravilloso. El aplauso fue estupendo, había mucha familia y muchos amigos y gente de la profesión. Esta obra es un trocito de mí y es un reflejo de mis inquietudes, que son las inquietudes de todo el mundo. Es un homenaje a la vida, al planeta que tenemos. Yo hablo del pasado y del presente. Intento hablar con los personajes que se me presentan.
Al estreno acudió Lola Herrera, que hace de tu madre poniendo la voz en off en la obra.
Mira, siempre me emociono cuando no está Lola presente y oigo su voz. Pero tenerla en este estreno ha sido muy especial. Cuando se apagaban las luces yo veía sus gafitas y sabía que era ella. Fue muy bonito.
¿Cómo te encuentras del infarto que sufriste?
Totalmente recuperado. Tomo una pastillita y me cuido, a veces (risas). Fue un susto.
¿Se ve la vida diferente cuando pasan ese tipo de cosas?
Sí, pero luego vuelves a la normalidad. Somos animales de costumbres. Hay que cuidarse, pero también vivir la vida.
Y estás feliz ¿Eres feliz?
Ahora soy feliz.