Es bastante difícil sacudirse la pereza y abordar tareas que no son muy apetecibles pero, a la larga, posponer esa responsabilidad sólo va a generar malestar emocional. ¿Podemos evitar caer en la procrastinación?

Es un mal muy común, dejar las cosas para otro momento, posponer una tarea que no nos apetece en absoluto pero que no tenemos más remedio que hacer, perder el tiempo antes que realizar aquello que tenemos que abordar de manera innegociable… procrastinar es algo muy frecuente pero nos perjudica y genera incomodidad y malestar, incluso estrés y ansiedad.

enfado

También te interesará

El enfado: ¿Por qué esta emoción tan demonizada es TAN necesaria?

¿Qué es procrastinar?

Según el psicólogo canadiense Timothy A. Pychyl, autor del libro La solución a la procrastinación (Ed. Urano): “Procrastinar es demorar voluntariamente algo que íbamos a hacer a sabiendas de que la dilación puede perjudicarnos por no llevar a cabo la tarea puntualmente o incluso cómo nos sentimos con respecto a esta o a nosotros mismo. Procrastinar es una voluntaria o innecesaria dilación”.

La solución a la procrastinación

Sonia Díaz Rois, coach experta en gestión emocional explica a SEMANA que: “La procrastinación consiste en abandonar voluntariamente una acción que íbamos a realizar aun sabiendo que podemos llevarla a cabo en ese mismo instante, que es posible que nos acarree alguna consecuencia negativa y nos genere incluso malestar”.

coach

Unos estudios transculturales realizados por Joseph Ferrari en la Universidad DePaul (Chicago) han demostrado que, en el 20 por ciento de la población, la procrastinación es un hábito crónico que afecta a numerosos ámbitos de nuestra vida. Aunque muchas veces podemos pensar que las personas que dejan cosas importantes y urgentes para “mañana”, son vagas, procrastinar se trata más de un hábito o de un “mal hábito”.

Procrastinar es el hábito de posponer tareas pendientes, señala la experta, realizando en su lugar otras cosas que son menos urgentes o importantes. Es algo que, paradójicamente, responde al impulso de algunas personas ante la necesidad de querer sentirse bien y hacer lo posible por mantener ese estado y sentirse animados.

Procrastinar genera estrés
La procrastinación es un hábito que afecta al 20 % de la población. (Pexels)

La trampa del hábito de procrastinar

Muchas personas tienen el hábito de posponer tareas importantes y caen después en momentos de estrés y ansiedad. ¿Por qué lo hacen? ¿Es una cuestión de vagancia? Díaz Rois nos pone un ejemplo: algunas personas procrastinan y postergan lo que tienen que hacer porque son tan perfeccionistas, que el simple hecho de pensar en el tiempo que les llevará hacer lo que quieren, perfecto como lo quieren, sumado a que no será tan bueno o no les saldrá tan bien como esperan, deciden dejarlo para más tarde o para mañana porque se autoconvencen de que estarán mejor para llevarlo a cabo o que algo cambiará. Lo mismo ocurre cuando nos decimos “el mes que viene me apunto al gimnasio” o “el año que viene dejo de fumar”.

Tal y como recomienda Timothy A. Pychyl en su libro ‘La solución a la procrastinación’ cuando nos embargue un pensamiento de este tipo: “Mañana tendré más ganas de hacerlo”, “Trabajo mejor bajo presión”, “Aún me queda mucho tiempo”, “Lo haré está noche”, puede ser de gran ayudar empezar a hacerlo consciente y contrarrestarlo porque lo más probable es que no sea así y evitar caer en nuestra propia trampa de autoengaño para justificar la postergación.

¿Qué sentimientos nos provoca el hecho de procrastinar? “Además de sentirnos culpables por no estar haciendo lo que pretendíamos inicialmente, incumpliendo con nuestra palabra y ‘cargando’, tal vez, a los demás con nuestras obligaciones, también nos estamos generando estrés. Cuando empezamos a ser conscientes de que las tareas y responsabilidades se van acumulando y nos damos cuenta de que no somos capaces, aun sabiéndolo, de hacer algo diferente para remediar esta situación, el asunto puede volverse bastante desesperante”, afirma la coach.

coach

La procrastinación provoca sensación de culpa.
La culpa ante la procrastinación es una de las emociones más habituales. (Pexels)

¿Por qué procrastinamos?

La procrastinación suele relacionarse con la autoestima y sentimientos de incapacidad, miedos e inseguridades, pero el arte de postergar puede suceder por diferentes causas relacionadas con ciertos hábitos, dependiendo de cada persona y de las circunstancias. Estos pueden ser algunos de los motivos:

  • Realizar muchas tareas a la vez y despistarse de la principal o la que teníamos fijada como objetivo.
  • Anticipar que no seremos capaces de llevar a cabo lo que nos hemos propuesto o pensar que nos costará mucho esfuerzo.
  • No haber definido lo que queremos hacer de manera concreta y caer en la indecisión.
  • Ser excesivamente perfeccionista y pensar que no lo haremos tan bien como nos hemos propuesto.
  • Una mala planificación a la hora de asignar y agendar lo que queremos hacer.

Estrategias para dejar de procrastinar 

Es un hábito que añade estrés y malestar a nuestra vida, es algo negativo que debemos remediar, pero ¿cómo? La experta nos da unas pautas. En primer lugar, identifica en qué momentos y con qué actividades sueles procrastinar más habitualmente, para poder poner foco. Cuando dices “no sé por dónde empezar…”, “no sé con qué ponerme primero…”, “todavía tengo tiempo…”, cuando detectes ese sentimiento de ‘agobio’. Si realizas este ejercicio, es posible que identifiques algún denominador común entre varias tareas. 

Sería una buena idea:

  • Definir los objetivos de forma clara y concreta aplicando algún filtro que nos ayude a identificar que nuestra meta sea algo concreto, específico y medible.
  • Reducir el perfeccionismo y flexibilizar nuestros pensamientos ya que, algunas veces, será mucho más eficiente hacer tres buenas tareas que sólo una perfecta.
  • Crear un checklist y verificar lo que se va logrando.
  • Establecer una fecha y tiempo límite para finalizar lo que nos hemos propuesto.
  • Reforzar los logros con una tarea gratificante después de haber finalizado lo que nos habíamos propuesto (celebrar de manera consciente lo que se ha conseguido).

checklist

Haz un ejercicio de escucha interna para detectar cuándo procrastinas más.
Identifica en qué momentos y con qué actividades sueles procrastinar más para poder poner foco. (Pexels)

Estrategias para dejar de procrastinar

Dedica un día a la semana a programar la siguiente, por ejemplo los domingos, y empieza el día revisando lo que quieres o tienes que hacer. Esto va a permitir visualizar lo que realmente es urgente y/o importante. Evita agendas de papel que son poco flexibles a la hora de realizar cambios y usa en su lugar un calendario digital o app.

Clasifica tus tareas:

  • Urgente e importante: tareas que queremos realizar en primer lugar y que tienen una fecha de entrega clara y definida.
  • Importante, pero no urgente: tareas que podemos programar para hacer más adelante ya que contamos con algo más de margen.
  • Urgente, pero no importante: tareas que podemos delegar en otras personas, incluso contratar un servicio que lo haga por nosotros.
  • Ni urgente ni importante: tareas que tal vez podemos aplazar en el tiempo, incluso descartar o eliminar.

Consejos para lograr cumplir con nuestra agenda:

  1. Respeta los tiempos de descanso según la propia curva de rendimiento.
  2. Identifica cierto margen de tiempo para dar espacio a los imprevistos, dependiendo de tu experiencia y previsión de lo que puede llegar a suceder.
  3. Usa organizadores y herramientas de gestión del tiempo, que te permitan ser ágil y maniobrar rápido. Si es todo en uno, mejor que mejor, “menos es más”.
  4. Identifica todo aquello que nos pueda llegar a distraer y evitar los ladrones de tiempo.
  5. Resuelve en el mismo momento todo aquello que lleve menos de 3 minutos de dedicación.
  6. Mantén el orden tanto en el espacio físico como en el digital.

Utiliza herramientas digitales de gestión.
Utiliza una herramienta digital de gestión para ayudarte a organizarte. (Pexels)

El compromiso personal de dejar de procrastinar

La procrastinación puede convertirse en un hábito, alejándonos de aquello que nos proponemos y provocando una insatisfacción constante respecto a uno mismo.

¿Cómo podemos acabar con el negativo hábito de procrastinar si lo tenemos muy arraigado y caemos siempre en esa dilación? “Practicar es la clave para dominar casi cualquier actividad, además de que nos ayuda a adquirir hábitos. Además, el hecho de completar tareas importantes dispara la liberación de endorfinas en el cerebro y nos levanta el ánimo, sirviéndonos de motivador natural para seguir adelante”, subraya la coach, y añade que: “Organizarse, priorizar y generar un compromiso personal, nos puede ayudar a romper con ese hábito. Dejar de darle tantas vueltas y simplemente ponerse a ello, nos ayuda a entrenar nuestro cerebro para que, paso a paso, adquiera nuevos hábitos”.

coach,

Adquiere el compromiso de llevar a cabo tus tareas sin posponerlas, la fuerza de voluntad y la práctica van a ayudarte con la organización que necesitas para dejar así el hábito de procrastinar para siempre.