En estos últimos años, con los escándalos del rey emérito coleando, más aún, tras conocerse sus demandas contra Miguel Ángel Revilla, la Reina Letizia se ha convertido en una pieza clave de la monarquía española. Un valor seguro de la institución. Así lo confirma la última encuesta de aceptación de la institución en la que la mujer de Felipe VI ha logrado amasar unos datos históricos a ojos de los españoles encuestados.
Nunca antes doña Letizia había resurgido de esta forma en los sondeos y no es descabellado afirmar que la culpa de esta realidad tiene su razón de ser en la cercanía que pone en práctica en mucho de sus actos públicos. Una forma de ser que cada vez es más frecuente y normalizada. La soberana ha logrado convencer a la ciudadanía con su actitud próxima y los gestos con los que, cada tanto en cuanto, rompe el protocolo.
La aplaudida carta de presentación de la Reina Letizia, cada vez más habitual: proximidad y cercanía
La proximidad que despliega la Reina Letizia en sus compromisos profesionales se ha convertido en una de sus cartas de presentación más fiables y que más alegrías le está reportando a la soberana en términos de imagen pública. Tiene sentido. En un mundo en el que cada vez se celebran más los gestos 'mundanos' de la élite, da igual el ámbito, la actitud de la madre de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía es motivo de alabanza entre los seguidores de la realeza, dentro y fuera de nuestras fronteras. Prueba de ello, uno de los recientes artículos que le dedicaron desde Alemania en el que cayeron rendidos ante su ruptura del protocolo, cuando se acercó a la multitud durante su visita a Guadalupe.
A esto se suman los resultados de la encuesta publicada por 'Vanitatis' sobre la aceptación en torno a la monarquía española. En el undécimo aniversario desde su accedo al trono como reina consorte, de la mano de Felipe VI, doña Letizia se posiciona como uno de los miembros de la realeza que más crédito aglutina. "Mejora su puntuación media y supera por primera vez el 60% de opiniones favorables. Su estilo austero y profesional, así como su distancia del perfil clásico de reina consorte, parecen jugar a su favor. Incluso entre quienes se declaran republicanos, Letizia es el miembro mejor valorado de la familia real, una singularidad que refuerza su rol como puente simbólico", señalan desde el citado medio.
La Reina Letizia durante su visita a Guadalupe
Robert Smith
Este modo de ser de doña Letizia, más humano y accesible, convence y mucho. Más cuando lo despliega con sus hijas y despliega su faceta de madraza. Cómo olvidar cuando se despidió de su hija mayor, la Princesa Leonor, antes de que esta pusiera rumbo a su gran aventura marítima a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano. La vimos emocionadísima, quitándose las lágrimas de los ojos, mientras Felipe VI trataba de consolarla muy sutilmente, con su brazo agarrándola por la cintura, mientras ambos saludaban desde el puerto a la heredera, ya sobre el barco.
O cuando madre e hija se rencontraron en Panamá y Leonor corrió a su encuentro y se fundieron en un sentido y profundo abrazo después de meses sin verse. A la Reina Letizia parece que ya no le importa mostrar su lado más íntimo. Eso sí, de algún modo contenido y calculado. No olvidemos que, por más cercanía por la que apueste la soberana en esta reformulación del todo acertada de su imagen pública, no deja de ser la cabeza, junto a Felipe VI, de una de las instituciones más cuestionadas en los últimos años a propósito de los escándalos del emérito.