Sergio Dalma ha protagonizado una gran polémica este fin de semana cuando ofrecía un concierto este domingo para cerrar Las Noches del Malecón, en Murcia. Su concierto llegó a su fin de manera precipitada y sin previo aviso, ante el estupor de los asistentes, pero la culpa no la tenían solo ellos al saltarse algunos de los preceptos establecidos para evitar la propagación del coronavirus entre la población. También del propio Sergio Dalma, que animó a sus seguidores a desoír las peticiones de los organizadores de respetar la normativa, de permanecer sentados en sus butacas y no romper la distancia de seguridad, menos aún si no se lleva la correspondiente mascarilla. El cantante, descontento con estas medidas, animó a todos a hacer oídos sordos y esto terminó con la cancelación del espectáculo tan solo una hora después de dar comienzo, ante el enfado de todos.
“El espectáculo ha finalizado. Abandone el recinto de manera ordenada”, ordenaban desde las pantallas que rodeaban a Sergio Dalma y que daban a conocer la cancelación del mismo antes de llegar a su final. El cantante no pudo hacer nada más para impedir que se bajase el telón y tan solo pudo despedirse de sus incondicionales fans: “Hasta siempre Murcia”, decía. Pero antes esas mismas pantallas que dieron por finalizada la fiesta ya advertía de que no se estaban haciendo las cosas bien, al menos no en materia de protección contra el coronavirus. Estamos de pandemia, en plena quinta ola y ante un inminente colapso de los hospitales, pero eso no evitó que muchos de los fans del artista se levantasen de su asiento, bailasen sus temazos, cantasen sus canciones y se relajasen a la hora de mantener la distancia de seguridad y de mantener su rostro cubierto tras la correspondiente mascarilla.
Pero Sergio Dalma poco ayudó a que se cumpliesen estos preceptos. De hecho, aquí viene la polémica, animó a todos a no hacer caso a lo que los organizadores solicitaron a través de las pantallas: “¿Qué más da que estén sentados o de pie? Yo les digo que hagan lo que ustedes sientan. Vamos a interrumpir el concierto cada vez que les hagan sentarse”, decía Sergio Dalma, dispuesto a aparcar su micrófono si no se dejase a su público bailar y disfrutar de la fiesta sin restricciones, pese a encontrarnos en un escenario de pandemia mundial y crisis sanitaria. Es más, se olvidaba de su propio consejo lanzado durante la pandemia, en el que jugando con su canción aseguraba que “no es tiempo de bailar pegados”. A no ser que sea en su concierto, debe ser.Esta actitud mosqueó a los organizadores, que temen que estas imprudencias finalmente salgan caras y sean ellos quienes paguen las consecuencias: “No podemos permitir que nadie, sea quien sea, ponga en riesgo todo el esfuerzo realizado durante los más de sesenta shows que hemos celebrado en nuestra tercera edición”, mantenían. Después, ya en redes sociales, pedían perdón por la decisión de cancelar el concierto de Sergio Dalma: “Sentimos mucho lo que acaba de suceder. Llevamos dos meses trabajando sin descanso para que todo salga bien, cumpliendo todas las normas marcadas por el Gobierno Regional y las autoridades sanitarias. No hemos tenido ningún incidente hasta esta última noche, hemos sido ejemplo del cumplimiento estricto de las normas y no podíamos dejar que fuera distinto en nuestra última noche”, explicaban.