La tragedia ha vuelto a golpear a Máxima de Holanda. La reina de la eterna sonrisa no encuentra motivos para sonreír, ahora que se acaba de confirmar la muerte de su hermana pequeña, Inés Zorreguieta, a los 32 años de edad. “Confirmo que Inés Zorreguieta, hermana de la Reina Máxima de los Países Bajos, murió el miércoles por la noche. Se presume que se trató de un suicidio”, informaba un miembro del gobierno holandés en la mañana de este jueves, causando una gran conmoción en todo el mundo.

La Reina Máxima de Holanda en el funeral de su padre. (Gtres)

Un duro revés para la esposa del Rey Guillermo de Holanda que se sucede tan solo diez meses después de despedirse de su padre, Jorge Zorreguieta, tras batallar contra un cáncer. La confirmación del fallecimiento del controvertido político, miembro clave del gobierno militar del dictador Jorge Videla, se produjo el 8 de agosto de 2017. “Su Majestad la reina Máxima y Su Majestad el rey Guillermo Alejandro comparten con gran tristeza que el Señor Jorge Horacio Zorreguieta, el padre de la reina Máxima, ha fallecido en Buenos Aires a la edad de 89 años. El Señor Zorreguieta sufrió durante mucho tiempo linfoma de Hodgkin. El funeral se llevará a cabo en privado”, anunciaban mediante un comunicado oficial.

[Así fue el emotivo adiós a Jorge Zorreguieta]

A su lado se encontraba Máxima de Holanda, que voló a la capital argentina para estar junto a su padre y poder despedirse de él, tras mucho tiempo separada de él por cuestiones institucionales y por no desairar al pueblo por el controvertido pasado del expolítico. En esa ocasión, la reina sí pudo despedirse de él, estar junto a su cama en sus últimas horas y darle el último adiós para su descanso eterno. Algo que no ha podido hacer con su hermana pequeña.

Los Reyes de holanda en el funeral de Jorge Zorreguieta. (Gtres)

Esta es el gran pesar de Máxima de Holanda, que sentía una especial predilección por Inés Zorreguieta: no haber podido despedirse de su hermana y, más allá, no haber podido estar a su lado en sus momentos más duros y poder haber mediado para evitar el fatal desenlace. Desde hacía años, Inés Zorreguieta arrastraba una profunda depresión que la mantenía sumida en la tristeza, unido a un trastorno alimenticio que le hizo estar ingresada incluso en 2012.

Inés Zorreguieta en una imagen de archivo. (Gtres)