Ana Obregón ha querido compartir que ha soñado por primera vez con Álex Lequio desde su partida, pero lo más duro ha sido tener que despertarse

Ana Obregón ha encontrado unas redes sociales una vía por la cual mantener viva la memoria de su hijo, Álex Lequio. A pesar de que el paso mes de mayo el pilar fundamental de su vida nos dejó, tras una dura enfermedad, su recuerdo sigue acompañándonos gracias a las publicaciones que la actriz realiza con cierta asiduidad en su perfil personal de Instagram. Esta vez, Ana Obregón ha querido que su hijo comparta protagonismo con otro de los seres que han llenado de amor sus días y que, tristemente, tampoco está entre nosotros, dado que decidió acompañar a su dueño en su viaje semanas más tarde, como así dio a conocer la propia presentadora con pesar.Y precisamente ese es uno de los recuerdos más triste que atesora Ana Obregón de estos últimos meses. Echando la vista atrás y mirando sin cesar los álbumes de fotos familiares y la galería del móvil, la actriz se encuentra con perlas para el recuerdo como esta instantánea de su hijo Álex junto a su perrita Luna. Una foto que hace que se dibuje un triste rictus al recordar que “es la última foto que os hice a Luna y a ti en casa”.

Ana Obregón utiliza su perfil de Instagram para comunicarse con su hijo allá donde esté, a sabiendas que sus mensajes rompen todas las barreras. Por eso le quiso hacer llegar que, en la noche de este domingo, esta foto se le cruzó en el camino y no pudo más que irse a dormir con los ojos humedecidos por las lágrimas: “Soñé por primera vez contigo desde tu partida”, confiesa la actriz, que no ha tenido reparos en compartir con sus seguidores en qué consistía su sueño en el que su hijo ha sido el protagonista.“Entrabas en mi cuarto como cada mañana a darme los buenos días con Lunita ladrando”, recuerda Ana Obregón al ver esta foto en sus manos. Lo peor llegó después, el dolor de saber que no puede ser real pese a que sea lo que más desea en su vida: “Mami, he vuelto, estoy aquí”, le decía Álex en sueños a su madre, que al abrir los ojos y percatarse de que todo era un sueño ha comprendido que de nuevo se encuentra en su particular pesadilla. Una pesadilla muy real.