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El corazón es la bomba que activa y permite la vida del ser humano, ya que potencia la energía y proporciona la fuerza necesaria para que la sangre y sustancias circulen adecuadamente a través de las arterias y venas. Si el corazón no trabaja correctamente y no está en perfecto estado, puede acarrear enfermedades que pueden llegar a ser graves. Según un estudio de la Fundación Española del Corazón (FEDC) este tipo de enfermedades, son la primera causa de muerte en España, al igual que a nivel mundial, seguida de los tumores y de las enfermedades del sistema respiratorio.

¿Qué es un infarto?

Es un colapso cardíaco que se produce por un riego sanguíneo insuficiente debido a la obstrucción o estrechamiento de una arteria.

Profesionalmente, se habla de necrosis (la muerte de las células) del músculo cardíaco o de una parte de él por falta de riego. Se produce al bloquearse las arterias coronarias, por lo que el oxígeno no llega de la forma correcta al corazón. Este, al no recibir el oxígeno necesario, no puede producir energía para moverse. En ese momento, mueren las células del tejido que no reciben el impulso de la sangre y se para.

Los síntomas que alertan

El dolor más habitual es un dolor de presión en la zona del esternón que no cambia (ni aumenta ni disminuye) con los movimientos del cuerpo, ni siquiera con la respiración. El dolor suele ser bastante intenso. En ocasiones se puede alterar e irradiarse hacia mandíbula, cuello y espalda, brazo izquierdo, y en algunos casos brazo derecho. También puedes sufrir un sudor frío y mareo. En otras ocasiones, se manifiesta con dolor en la parte alta del abdomen, dificultad para respirar, ganas de vomitar, ansiedad, nerviosismo, cansancio y, en los casos más graves, pérdida de conocimiento. Las mujeres también pueden sufrir otros síntomas tales como dolor o molestia en la mitad del pecho. 

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¿Cuándo debo ir al médico?
Si notas cualquiera de estos síntomas más de cinco minutos, a pesar de ser muy comunes, debes acudir al médico o al centro de urgencias más cercano. No te preocupes por acudir a urgencias por algo, que al final, resulta una patología banal y no un infarto. Más vale pasarse que quedarse corto, ya que si se llega con la suficiente antelación, los tratamientos modernos (trombolisis, angioplastia y stent) permiten una recuperación satisfactoria en muchos casos y las complicaciones son relativamente poco frecuentes.

¿Quiénes lo padecen más?
A pesar de ser una enfermedad que ataca tanto a hombres como mujeres, las últimas la sufren con más frecuencia. Según datos de la Sociedad Española de Cardiología, las mujeres tienen un 50% de posibilidades de tener un primer infarto grave frente al 30% que afectaría a los hombres. ¿Por qué? Sobre todo a partir de los 45 años, y con la llegada de la menopausia, el cuerpo produce una menor cantidad de estrógeno, una hormona que ejerce un efecto protector ya que preserva la función de las arterias y disminuye el colesterol.
Otro motivo por el que hay más mujeres que fallecen es que ellas padecen estos achaques con una mayor edad que los hombres, por lo que su recuperación es mucho más complicada. Y, finalmente, los síntomas en las mujeres no se manifiestan tan claramente como en los hombres, por lo que muchas veces no se recibe un tratamiento adecuado.

Factores de riesgo
Existen varios momentos en la vida de la mujer vitales donde es más factible sufrir un infarto de miocardio: embarazo y tras la menopausia.
El riesgo de infarto es cuatro veces mayor durante el embarazo, sobre todo si son menores de 20 años. Antes de la llegada de la menopausia, el riesgo es cuatro veces menor que en los hombres de sufrirlo, pero tras su aparición los datos se agravan.
Los anticonceptivos orales suman un extra de riesgo, por ello es necesario que el médico haga un historial completo de la paciente.

La hipertensión, el colesterol alto, el tabaquismo, la obesidad, la diabetes mal controlada, el sedentarismo y la edad avanzada también son factores que pueden ocasionar la obstrucción de las arterias coronarias. Por ello es necesario llevar un estilo de vida saludable: practicar 30 minutos diarios de ejercicio, no abusar de excesos de ningún tipo y una dieta equilibrada. Se recomienda que las grasas totales cubran menos de un 30% del total de calorías. Presta atención a la tensión arterial, el colesterol y los niveles de azúcar.

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Ojo al estrés

A pesar de que no es un síntoma directo que provoque el infarto, si que es un desencadenante. Dentro de los diferentes tipos de estrés, el prolongado es peor para el corazón que los episodios puntuales. Además, el estrés desencadena en otros hábitos que no son saludables.

Pero, con el estrés, sí que es más factible sufrir el síndrome del corazón roto. De hecho, el 90% de las afectadas tienen edades posmenopáusicas. El estrés emocional extremo puede causar una insuficiencia grave, a menudo de corta duración, del músculo cardiaco. En ocasiones, se diagnostica de forma incorrecta el síndrome del corazón partido, achacándole como si fuera un infarto. Se debe a que los síntomas y los resultados de las pruebas lo parecen. Sin embargo, en el síndrome no hay indicios de arterias coronarias bloqueadas y la mayoría de las personas tienen una recuperación completa y rápida. Mientras que los infartos de miocardio tienen un final con peor pronóstico.

Sabías que...

- Sonríe: La risa es una buena medicina, ya que aumenta tu flujo sanguíneo y es un buen antídoto contra el estrés. Eso se explica por la dilatación de los vasos sanguíneos que causa la relajación de sus paredes cuando te ríes.

- La actividad sexual es buena: Reduce a la mitad las probabilidades de morir de una enfermedad cardiovascular.