El fin de la pesadilla de la princesa Chàrlene está cada vez más cerca. Al menos en lo que respecta a regresar a su casa y al fin reunirse con su marido, el príncipe Alberto, y sus dos hijos, los mellizos Jacques y Gabriella.
La princesa, de 43 años, lleva desde el pasado mayo en Sudáfrica recuperándose de una infección de nariz, oídos y garganta, por la que ha tenido que ser intervenida en el quirófano hasta en tres ocasiones. Las últimas (buenas) noticias nos llegan del propio Alberto de Mónaco, quien acaba de confirmar, más o menos, el regreso de su esposa al Principado. Y además es antes de lo que imaginábamos.
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Hace un par de días el monarca aseguraba que la princesa Charlène estaría de vuelta a tiempo para asistir a la Fiesta Nacional del Principado, que se celebra el próximo 19 de noviembre. Pero poco después ha apuntado más en la diana. En declaraciones a la revista People, ha dicho que le gustaría que su esposa le acompañase a su próximo viaje oficial a Dubái, que tendrá lugar el 13 de noviembre. Esta cita se produce con motivo de la Exposición Mundial que acogerá la capital árabe.
El soberano añadía que su esposa "está en buena forma y con mucho mejor ánimo".
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Pero aún la presencia de la princesa aún no está confirmada oficialmente, algo que ha matizado Alberto: "Tomaremos la decisión en el último minuto". Charlène ha dado muestras de mejoría en los últimos días, pero todavía se reflejan en su físico los signos de lo que ha padecido. Más delgada, con ojeras y la mirada más triste, ella aún tiene por delante un periodo de recuperación para encontrarse al cien por cien.
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Después de casi medio año 'varada' en Sudáfrica a causa de la gravedad de su enfermedad, que le ha impedido tomar un avión para regresar a su hogar debido a los riesgos que la presión conlleva, llamaría la atención que no solo cogiera un vuelo desde el país africano hasta Mónaco, sino inmediatamente después otro para desplazarse hasta Dubái. Pero parece que su equipo médico pronto le dará luz verde.
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De ser así, eso indicaría que la princesa Charlène se siente con fuerzas para asumir sus compromisos públicos después de tanto tiempo en dique seco. El primer acto de carácter más o menos oficial lo llevó a cabo hace un par de semanas reuniéndose con el rey de los zulúes. Entonces nos llamó la atención su delgadez.
Esta misma semana, Charlène reaparecía en su cuenta de Instagram para comunicar la triste noticia de que su perrita chihuahua, llamada Monte, había muerto tras un atropello. "Mi pequeño ángel", escribía la princesa en un tierno mensaje.
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Los últimos meses han sido muy difíciles, separada a miles de kilómetros de su familia, y viendo cómo su infección se complicaba cada vez más. Hasta allí acudió para apoyar un proyecto contra la caza de rinocerontes, y desde ese momento no ha podido volver. Su marido y sus hijos, de seis años, solo han podido visitarla dos veces.
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En la última visita facilitaron una serie de fotografías de la familia que, sin embargo, no sirvieron para esquivar los insistentes rumores sobre un "inminente divorcio" de Alberto y Charlène. Durante su ausencia, el monarca ha recuperado a su hermana la princesa Carolina para ejercer como primera dama del Principado en numerosos eventos. Ahora parece que, ya de verdad, sí queda menos para que Alberto y Charlène retomen su vida en común.