Hay estaciones que funcionan como paréntesis. El verano, con sus días largos y su ritmo algo más laxo, suele ser uno de esos momentos en los que apetece resetear. No solo el armario o la agenda, también es resulta interesante repasar nuestros hábitos, cómo nos sentimos y qué podemos hacer para mejorar. Parece que el buen tiempo hace que nos sintamos con más ganas de movernos, de comer mejor, de descansar más, en definitiva, de respetar nuestros ritmos y cuidarnos.
Pero pasar de la intención a la acción no siempre es sencillo. Sin una hoja de ruta clara, esa motivación inicial puede diluirse con los primeros obstáculos. La clave está en no intentar imponer rutinas estrictas, sino facilitar pequeños cambios que podemos mantener en el tiempo y que nos ayuden a sentirnos bien, ahora y después del verano. Esta es la única manera de integrarlos a nuestro día a día, desde la escucha y el compromiso.
Hábitos que sí funcionan (y no caducan en septiembre)
La falta de una guía clara, la presión de los resultados inmediatos o la dificultad para integrar cambios sostenibles en la rutina diaria pueden hacer que esa motivación se esfume con rapidez. Desde Juice Plus —una gama nutricional que ofrece complementos alimenticios para conseguir una alimentación sana y equilibrada de una manera sencilla— proponen una fórmula realista que consiste en empezar por gestos pequeños que, acompañados de constancia y apoyo adecuado, pueden generar grandes resultados a largo plazo.
Desde su experiencia, Paula Sainz de Bustamante, bióloga, farmacéutica, especialista en nutrición, propone cinco claves que funcionan no solo para el verano, sino como base para cualquier etapa del año:
Muévete más (pero sin castigo). Caminar, nadar, bailar o ir al gimnasio: cualquier opción es válida si conecta con tu estilo de vida. “Contabilizar el tiempo invertido puede ayudar a mantener el compromiso, pero lo esencial es que sea algo que podamos sostener con naturalidad”, señala.
Pexels
- Cuida lo que eliges comer. Reducir ultraprocesados, aumentar frutas y verduras, y optar por lo fresco. Esa es la base. Y para quienes necesitan un refuerzo nutricional, Juice Plus+ Essentials Selección de Bayas puede ser un buen aliado: 12 tipos diferentes de bayas con propiedades antioxidantes que contribuyen al bienestar celular.
- Respeta tus ritmos internos. Escuchar al cuerpo también significa ordenar nuestras comidas de acuerdo al ciclo circadiano: desayunar temprano, almorzar antes de las 15:00 y cenar al menos tres horas antes de dormir mejora la salud metabólica, la calidad del sueño e incluso el estado de ánimo. “Cuando comemos alineados con la luz natural, todo funciona mejor”, afirma la experta.
- Prioriza el descanso. Dormir bien no es un lujo, es una necesidad fisiológica. Evitar cenas copiosas y permitir que el cuerpo se relaje antes de dormir favorece la secreción de melatonina y ayuda a regular las hormonas del apetito. “El sueño de calidad es uno de los pilares invisibles del bienestar”, recuerda.
- Hidrátate. Puede parecer básico, pero la deshidratación es más común de lo que creemos. Beber agua suficiente mejora la digestión, la concentración y el rendimiento físico, sobre todo en los meses más calurosos.
“El bienestar es un hábito que se cultiva, no una meta que se alcanza”, insiste Sainz de Bustamante. Por eso, cada pequeño gesto cuenta, siempre que esté en sintonía con nuestras necesidades reales.
Un impulso extra para mantener la constancia
Durante el verano —entre viajes, cambios de horario y planes improvisados— es habitual perder el equilibrio en las rutinas. Por eso, es importante incorporar herramientas que pueden facilitar ese compromiso con el autocuidado sin añadir más complicaciones, como batidos de proteína vegetal y fibra, ideal para desayunos o tentempiés que sacian y aportan energía sin sobrecargar el cuerpo.
Cuidarse no debería vivirse como una obligación estacional, sino como una forma de estar mejor con una misma. “Es importante descartar al verano como una carrera contrarreloj para alcanzar un ideal, más bien buscar la oportunidad para reconectar con nuestro cuerpo, escucharlo y cuidarlo de forma consciente. Cuando entendemos que el bienestar es un proceso y no un destino, cada pequeño gesto cuenta y suma en positivo”, concluye Sainz de Bustamante. Porque cuando entendemos que el bienestar no depende de lo que eliminamos, sino de lo que decidimos cultivar, entonces sí empezamos a sentirnos bien de verdad.