La tradición de nuestra gastronomía guarda verdaderos tesoros y uno de ellos es el aceite de oliva. Es uno de nuestros hábitos más saludables y, aunque solemos utilizarlo en tostadas, guisos o frituras, hay otras formas que pueden beneficiar mucho a nuestra salud. El doctor Antonio Escribano Zafra, endocrino y experto en nutrición, nos da nuevas ideas que potencian los efectos saludables de nuestro preciado aceite de oliva.

Nuestro oro líquido

Es intenso, versátil, delicioso... y un auténtico tesoro nutricional. El aceite de oliva eleva una simple ensalada y hace deliciosas las tostada del desayuno, pero también es uno de los mayores aliados de nuestra salud, y no solo por tradición mediterránea, la ciencia también está de acuerdo.

¿Qué tiene el aceite de oliva que lo hace tan especial? Primero, su perfil de grasas. Es rico en ácidos grasos monoinsaturados, sobre todo ácido oleico, que se ha relacionado con beneficios cardiovasculares, mejor control del colesterol y hasta propiedades antiinflamatorias. Vamos, que no solo sabe bien, también le sienta bien al corazón.

También es muy beneficioso para el sistema digestivo. El AOVE favorece la digestión, estimula la producción de bilis y tiene un efecto suave sobre el tránsito intestinal. Un chorrito al día en crudo puede hacer mucho por tu confort digestivo. Y sí, también hay estudios que sugieren un posible papel protector frente a ciertas enfermedades neurodegenerativas. Parece que nuestro aceite de oliva no tiene ninguna desventaja.

aceite de oliva

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¿Y qué hay de las calorías? Ese es el miedo de muchas personas a consumor más aeite de oliva. Lo cierto es que sí, como todo aceite, aporta energía. Pero no se trata de contar cucharadas con lupa, sino de mirar el conjunto. Usarlo con moderación y como parte de una dieta equilibrada es la mejor manera de disfrutarlo sin miedo y con todo el sabor.

¿Virgen extra?

Cuando hablamos de aceite de oliva virgen extra (AOVE) no estamos hablando solo de un grado más, sino de la mejor calidad posible en el mundo del aceite de oliva. Lo que lo hace especial no es solo el sabor más intenso o el color dorado precioso, sino todo lo que lleva (y lo que no).

¿Qué significa “virgen extra”? Significa que el aceite se ha extraído únicamente por medios mecánicos, sin disolventes ni calor que alteren su composición. Además, debe cumplir ciertos requisitos: una acidez libre inferior al 0,8% y ningún defecto sensorial (es decir, sabor, olor o aspecto perfectos). Si falla en alguno de estos criterios, ya no puede llevar la etiqueta de virgen extra.

Más nutrientes, más sabor, más beneficios El AOVE conserva más compuestos fenólicos (antioxidantes naturales) que otros tipos de aceite, porque no ha sido refinado. Esto se traduce en un efecto antiinflamatorio, protector frente al envejecimiento celular, e incluso beneficios cardiovasculares y neurológicos. Además, su sabor es más complejo, con notas afrutadas, verdes, amargas o picantes, dependiendo de la variedad.

Aceite de oliva

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¿Y los otros aceites de oliva? El aceite de oliva “a secas” suele ser una mezcla de aceite refinado (que ha perdido buena parte de sus propiedades y sabor) y una pequeña parte de virgen. No es dañino, pero tampoco ofrece los mismos beneficios ni la misma intensidad organoléptica que el virgen extra. Y lo de “suave” o “intenso” en las etiquetas no tiene nada que ver con la calidad, sino con el perfil de sabor.

Nuevas formas de tomar aceite de oliva

Lo utilizamos para freír o en crudo para algunas elaboraciones pero puede utilizarse de modos muy diversos.  Hay algunas formas menos tradicionales de utilizar el aceite de oliva y el Dr. Antonio Escribano Zafra, médico endocrino y experto en nutrición, las ha compartido. “Por ejemplo, una cucharadita de aceite de oliva en el café, en el vaso de leche o en cualquier infusión que uno haga por la mañana, estando el aceite de oliva presente la acción sobre el duodeno, la vesícula biliar etc. es más intensa y de esa manera obtendremos un beneficio mucho mayor como es el de evitar los cálculos de la vesícula biliar”.

“Otra forma interesantísima es mezclar los frutos secos con el aceite de olivay un poquito de miel. Es un postre excelente, una merienda, un medio desayuno, una media mañana, con una capacidad antioxidante y antiinflamatoria conjunta. También con los frutos rojos ya que la acción antioxidante de los frutos rojos y la acción antioxidante antiinflamatoria del aceite de oliva se suma”, asegura el doctor.

Pero hay más formas nuevas de incluir el maravilloso aceite de oliva en nuestra dieta. “Una cuarto opción es la fruta. Una naranja con aceite de oliva por encima o una manzana. Un pincho de fruta con piña, con fresa etc. magnifico también”, señala el experto, y añade: “También a un yogur o una cuajada. Si le añadimos una cucharadita de aceite a cada yogur del día o a la cuajada o a cualquier postre, hemos multiplicado su efecto”.