En la actualidad nos llegan mensajes a toda horas sobre la importancia de ver la vida con optimismo. Para todo. Ante una enfermedad, una pérdida, problemas laborales, económicos, una ruptura de pareja… ser optimista se ve como una cualidad imprescindible a la hora de superar todos los obstáculos. ¿Qué ocurre si existe un exceso de optimismo? ¿Qué repercusiones puede llegar a tener en nosotros? La paradoja Stockdale nos habla del lado negativo de ser demasiado optimista.

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¿Qué es la paradoja Stockdale?

En la Guerra de Vietnam, el almirante estadounidense James Stockdale fue apresado y estuvo cautivo por el enemigo durante casi 8 años en los que fue sometido a torturas y vivió en unas condiciones lamentables. Stockdale sobrevivió a ese infierno haciendo gala de un aguante y una capacidad de resistencia admirables.

Jim Collins, en su libro Good to Great, desarrolla el concepto de la paradoja de Stockdale ya que tuvo a oportunidad de entrevistar al almirante. ¿Qué ocurrió en aquel campo de presos? ¿Cómo consiguió resistir y salir con vida de allí? Stockdale explicó a Collins que muchos presos murieron porque tenían la creencia de que serían liberados pronto, eran muy optimistas y creían que las circunstancias tan dramáticas que les tocaba vivir se acabarían enseguida. Como esa fecha a corto plazo no se daba comenzaron a perder la fe y a desmoronarse anímicamente, muriendo en poco tiempo. El almirante se dio cuenta de que aquellos que sobrevivían más tiempo eran los que, como él, se enfrentaban a la cruda realidad que les tocaba vivir pero manteniendo la fe de que al final saldrían victoriosos, sin ponerle fecha a ese término.

Good to Great,

La paradoja Stockdale se referiría entonces a la importancia de mantener el equilibrio entre realismo y optimismo, no vivir en una fantasía sino ser conscientes de qué era a lo que se enfrentaban y tratar de lidiar con ello día a día pensando que al final todo iba a salir bien. Al igual que un exceso de optimismo, el exceso de pesimismo también pondría piedras en el camino ya que favorecería la desesperanza, el enfado, la angustia y la desesperación, emociones devastadoras que dificultan un resultado final triunfante.

��Por qué un exceso de optimismo puede llegar a ser peligroso?

¿Qué enseñanza nos transmite la vivencia del Almirante? Para ahondar en la paradoja Stockdale hablamos con Beatriz Berjón, psicóloga del Instituto Psicológico Cláritas, que nos explica que “Tal y como trata de explicar la paradoja, para atravesar situaciones vitales estresantes son necesarias dos condiciones: tener la esperanza de que prevaleceremos ante las dificultades y, al mismo tiempo, ser suficientemente disciplinados para enfrentarnos a los hechos más dolorosos de nuestra realidad actual”.

Nos han transmitido desde hace años que para afrontar una situación difícil hay que ser optimista. ¿Qué riesgo corremos ante un exceso de optimismo? “Tomando decisiones importantes apoyándonos únicamente en este optimismo corremos el riesgo de chocarnos con una realidad más dolorosa más adelante, ya que ignoramos la parte realista y razonable de la decisión. Algunas personas usan este exceso de optimismo también para evitar o minimizar emociones desagradables (miedo, tristeza, culpa…) a las cuales se enfrentarían quitándose la venda del optimismo y viendo la realidad de la situación, con lo favorable y desfavorable. Estas emociones no desaparecen por el hecho de que hayamos aprendido a negarlas, por eso es importante aprender a escucharlas y gestionarlas” señala la experta.

Cuando el optimismo deja de ser saludable

La esencia de la idea del almirante es que debe existir un equilibrio entre realismo y optimismo. Si en la balanza hay más optimismo que realismo se corre el riesgo de vagar sin rumbo dejando al azar decisiones relevantes y de suma importancia que podrían cambiar el curso de los acontecimientos. “El optimismo deja de ser saludable cuando lo mantenemos porque nos ayuda a evitar emociones desagradables y nos da una falsa sensación de control, favoreciendo el autoengaño” advierte la psicóloga.

¿El optimismo puede estar enmascarando emociones como el miedo? Berjón nos cuenta a este respecto que “cuando me coloco en un lugar más pasivo y la positividad tóxica dirige mi vida, tengo una sensación de control, que, con el tiempo, se demuestra que es falsa ya que ni la suerte ni el optimismo hacen que las cosas sucedan” y añade que “deberíamos intentar afrontar las crisis desde plena conciencia, honestidad y realidad de los acontecimientos (por muy dura que sea), y no desde la evitación emocional, aprendiendo a lidiar con emociones como la culpa o el miedo”.

Estrategias para superar problemas con la paradoja Stockdale
Mantener el equilibrio entre la realidad y el optimismo es clave para superar la adversidad. (Pexels)

Estrategias para superar una crisis siguiendo la paradoja Stockdale

¿Cómo podemos enfrentarnos a circunstancias vitales complicadas siguiendo las recomendaciones de Stockdale? Beatriz Berjón nos da las claves para superar una crisis siguiendo las enseñanzas de la paradoja Stockdale.

  • Asimilar la realidad de la situación: Lo primero que tenemos que hacer es pararnos a observar la situación que se nos presenta y pensar qué parte de la realidad de esa circunstancia es responsabilidad nuestra (si es que la hay). “Esto nos ayuda a colocarnos como principal agente responsable de las decisiones que tomamos”, es decir, tenemos el control de nuestras decisiones aunque existan muchos factores que escapen a nuestro control en la situación.
  • Conectar con las emociones que despierta la crisis: Es desagradable pero algo necesario. Hay que mirar al problema a los ojos y darse cuenta de las emociones que despierta en nosotros (ira, miedo al fracaso, frustración, vergüenza, enfado…). Evitar estas emociones no va a hacer que desaparezcan por lo que date tiempo para validar tus sensaciones y emociones, sé consciente de ellas y transítalas. Camuflarlas debajo de un optimismo exagerado no elimina estas emociones que no quieres afrontar. “El exceso de optimismo se usa en muchas ocasiones como estrategia de afrontamiento que, a corto plazo calma, pero a largo plazo genera ansiedad al no tener control sobre la situación”. No dudes en pedir ayuda profesional para aprender estrategias de aerostación de esas emociones si lo necesitas.

Esa parte de acción o actitud es la que describe el autor de la paradoja como imprescindible para hacer frente a las adversidades, que no debería confundirse con mensajes como “Tú puedes con todo”, “Se optimista”, “Deberías estar agradecida”, “Todo está predestinado”, “Siempre hay un lado positivo para todo”, etc.

La esperanza como factor inamovible

No se trata de ser realistas y no confiar en que todo saldrá bien. Es necesario mantener la esperanza como motor positivo para que poder sortear las circunstancias adversas. “Tener esperanza ante las crisis es un factor imprescindible, desde luego, pero no debemos apostarlo todo a esta carta, ya que el factor confianza de forma aislada no controla nada, pero nosotros con nuestra acciones sí controlamos y decidimos. Se trata de ser honestos con nosotros mismos y conectar también con la parte realista de la situación/decisión, sus riesgos, consecuencias y emociones que conlleva, no de elegir en qué extremo nos posicionamos” afirma la experta.

Ya lo dice el refrán, la esperanza es lo último que se pierde, pero no confundas tener esperanza en que todo va a salir bien al final con el optimismo exagerado que deja al azar decisiones y que terminan minando la moral a largo plazo. Mantener en armonía la realidad y el optimismo es la clave para poder resistir y salir airosos de una crisis. En el equilibrio, como decía Aristóteles, está siempre la virtud.

la esperanza es lo último que se pierde