Si alguna vez has intentado bajar de peso sin éxito, probablemente te hayas preguntado: ¿Por qué me cuesta tanto adelgazar? La respuesta no siempre está en la falta de esfuerzo o disciplina, sino en una serie de factores biológicos y metabólicos que pueden estar bloqueando el proceso. La nutricionista Sandra Moñino, explica cuáles son las diferentes causas que nos impiden perder peso.
El problema de las dietas restrictivas
“Hay personas que hacen dietas restrictivas con el objetivo de perder peso, e incluso restringiéndose al máximo no consiguen perder peso con esas dietas que a lo mejor en otro momento de su vida sí que le han hecho perder peso. Al final el cuerpo hace una adaptación metabólica a unas calorías y un tipo de dieta y ya no es capaz de perder peso”, aclara la experta.
Las dietas extremas, basadas en una reducción drástica de calorías, pueden parecer efectivas al inicio, pero a largo plazo, como señala Sandra, pueden convertirse en una trampa metabólica. Cuando el cuerpo recibe menos energía de la que necesita, entra en un modo de supervivencia, ralentizando el metabolismo para conservar grasa. Esto puede generar una mayor acumulación de grasa a largo plazo, pérdida de masa muscular y/o desequilibrios hormonales.
“Las dietas restrictivas durante mucho tiempo pueden ser una de las causas por las cuáles no pierdes peso, por hacerlas mucho tiempo y haber maltratado mucho tu cuerpo. Te han generado una inflamación crónica, que es otra de las causas por las cuales no se pierde peso. Si tú tienes inflamación crónica en tu organismo, te cuesta mucho más movilizar la grasa y te genera picos de glucosa que es otra de las causas, tu cuerpo tiene más tendencia a acumular”, advierte Sandra.
¿Por qué hay personas que con una dieta pautada adelgazan mucho y otras no? La experta señala que no hay que compararse porque a personas que no se han expuesto a un tipo de dieta pautada les va a funcionar mejor que a otras que ya la han seguido y tienen dar que ir un paso más allá.
Picos de glucosa
La nutricionista continúa explicando cómo los picos de glucosa son otra de las causas por las que no conseguimos adelgazar. Cuando consumimos alimentos con alto índice glucémico, como azúcares refinados y harinas blancas, nuestra glucosa en sangre sube rápidamente, lo que provoca una liberación brusca de insulina. Como consecuencia puede ocurrir:
- La insulina trabaja para bajar el azúcar en sangre, pero si el pico es muy alto, puede dejarte con hipoglucemia reactiva, aumentando el hambre poco después de comer.
- Se genera más almacenamiento de grasa, especialmente en la zona abdominal.
- Aparecen antojos constantes, dificultando el control de la alimentación.
“La resistencia a la insulina es que nosotros no somos capaces de almacenar toda la glucosa que consumimos. Cuando comemos un alimento rico en glucosa, nuestro páncreas secreta insulina, entonces la insulina coge y se une a un receptor que tiene la célula y actúa como una llave, la insulina abre la célula para que la glucosa entre y se quede dentro y nos de energía, pero muchas veces hay tanta cantidad de glucosa que nuestro páncreas no es capaz de introducir toda esa glucosa en las células, se vuelve loco, y esa glucosa se almacena en forma de grasa”.
Así se genera también la resistencia a la insulina, ¿cómo podemos saber si la padecemos? La resistencia a la insulina se puede medir en una analítica de sangre y apunta la experta que hay personas con resistencia a la insulina que tienen tendencia a tener vello facial o granitos como síntoma.
Para evitar esos picos de glucosa, es recomendable elegir carbohidratos complejos, combinarlos con proteínas y grasas saludables, y evitar los extremos en el consumo de azúcares.
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La inflamación crónica
Sandra afirma que "una inflamación crónica puede hacer que no consigamos perder peso”. Por ejemplo, personas con SIBO o Helicobacter pylori pueden tener problemas para perder peso, comenta la nutricionista.
La inflamación crónica es un estado en el que el cuerpo mantiene una respuesta inflamatoria constante debido a factores como una mala alimentación, estrés, falta de sueño y contaminación. Esto puede afectar la pérdida de peso porque reduce la sensibilidad a la insulina, favoreciendo la acumulación de grasa; altera las hormonas del hambre y la saciedad, generando sensación de hambre constante; y disminuye el gasto energético, ralentizando el metabolismo.
Combatir la inflamación implica mejorar la calidad de los alimentos, evitar ultraprocesados, reducir el estrés y priorizar el descanso.
No comer lo que deberíamos
Esta claro que la dieta es clave a la hora de controlar el peso. No se trata de comer menos, sino de comer mejor. Una dieta con déficits nutricionales puede afectar el metabolismo y hacer que la pérdida de peso sea más difícil. Por ejemplo, la falta de proteínas puede reducir la masa muscular y el gasto energético. Un déficit de fibra afecta la saciedad y la salud intestinal o la insuficiencia de grasas saludables puede alterar el equilibrio hormonal.
Lo ideal es seguir una dieta antiinflamatoria basa en comida real y crear menús equilibrados con vegetales, huevos, carne, frutas, pescado y grasas saludables dejando a un lado ultraprocesados, azúcares y harinas refinadas.
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Resistencia a la leptina
Otra de las causas por las que no perdemos peso puede ser por la resistencia a la leptinta que es una hormona clave para regular el hambre y el almacenamiento de grasa. “La leptina es como un señalizador de nuestro cuerpo que nos dice que está saciado. Hay personas que no sienten saciedad, comen y tienen que frenarse porque no sienten saciedad, tienen resistencia a la leptina”, argumenta Sandra.
“La resistencia a la leptina la tienen, sobre todo, personas que tienen sobrepeso, tendencia a la obesidad, que comen a todas horas y necesitan mucho carbohidrato para sentir el estómago lleno pero no tienen la sensación de saciedad, hasta que no están hinchados no pueden dejar de comer”, comenta la experta y añade que: “En una analítica podemos mirar la leptina en sangre al igual que la resistencia a la insulina”.
Bajar de peso no es solo cuestión de contar calorías, sino de entender cómo funciona el cuerpo y qué factores pueden estar bloqueando el proceso. Una dieta equilibrad, ejercicio físico y descanso son los tres pilares fundamentales pero en muchas ocasiones el acompañamiento profesional es fundamental para controlar el peso de forma efectiva y sin riesgos.