El color negro es un color que nunca pasa desapercibido. Se asocia a la elegancia, a la sobriedad, al duelo… Está presente en la moda, el arte y la expresión personal, y su presencia constante en el vestuario de alguien puede despertar curiosidad. ¿Es una cuestión de estilo? ¿Una forma de transmitir algo sin palabras? La psicóloga Olga Albadalejo ahonda en este tema para desgranar las razones que pueden llevar a alguien a vestir siempre con este color.

El significado de vestir siempre de negro

¿Qué quiere decir que una persona se vista siempre con prendas de color negro? Olga Albadalejo, psicóloga integrativa y coach, explica a SEMANA que “desde la psicología del color, el negro es uno de los tonos más simbólicos. Puede reflejar elegancia, autoridad y sobriedad, pero también introspección, melancolía o necesidad de protección emocional. No es raro que muchas personas lo elijan en momentos de duelo interno, crisis vital o cambio profundo, incluso sin ser plenamente conscientes de ello”.

En muchas ocasiones, se asocia el color negro con el duelo, ¿tiene algo que ver vestir siempre de negro con sentir tristeza o con la depresión? “Quienes lo visten a diario no necesariamente están tristes o deprimidos, pero sí suelen ser personas que valoran la sobriedad, la profundidad o el control. También se asocia con perfiles creativos, sensibles, autoexigentes o introspectivos. Para algunas personas, es simplemente una forma de simplificar decisiones o proyectar coherencia estética”, asegura la psicóloga.

Un ejemplo conocido es Steve Jobs, expone Olga, que eligió el negro como uniforme casi filosófico: cuello alto oscuro, jeans y zapatillas, simbolizando simplicidad y enfoque. También lo han adoptado Johnny Cash ("el hombre de negro") como símbolo de rebeldía y compromiso con los olvidados, o diseñadoras como Rei Kawakubo (Comme des Garçons), que exploran lo emocional desde la estética minimalista.

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La percepción de nuestro vestir en los demás

Vestir de negro es una elección de muchas personas. ¿Puede esto influir en la percepción que tienen los demás sobre ellas? “Sí. El color negro tiene una carga simbólica muy potente en la comunicación no verbal. Puede proyectar elegancia, profesionalidad y sofisticación, pero también frialdad, rigidez o distancia emocional”, afirma la psicóloga.

¿Qué puede decir la ropa negra de una persona a su entorno? “Distintos estudios en psicología social y moda han demostrado que quienes visten de negro son percibidos como más competentes o serios, pero también puede hacer que una persona parezca menos accesible o incluso más agresiva, especialmente en contextos competitivos o de estrés. En cambio, en espacios más lúdicos o afectivos, puede interpretarse como barrera emocional. Todo depende del contexto, el estilo personal y el lenguaje corporal que lo acompañe”, asegura Olga.

Si lanza un mensaje a los demás, vestir de negro también tiene que influir en la persona que lleva esas prendas. ¿Qué impacto puede tener en el estado de ánimo de quien las usa? “La neurociencia afectiva ha demostrado que los colores impactan en el sistema límbico, que regula nuestras emociones. En concreto, el negro puede generar sensación de orden y control, pero también reforzar la introspección, la baja energía o el retraimiento, si ya hay una base emocional vulnerable”, asegura la psicóloga.

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Olga expone que algunas personas encuentran en el negro una forma de sentirse seguras, reducir el ruido visual y evitar distracciones. Para otras, puede intensificar el aislamiento emocional si se convierte en la única opción. “De nuevo, el ‘para qué’ marca la diferencia: no es lo mismo usarlo como parte de una identidad estética consciente que hacerlo de forma compulsiva o como única vía de sentir control”.

El color negro, más allá de la estética

El minimalisto estético, la eliminación del ruido de estampados, colores estridentes, mezclas y combinaciones, ¿puede tener detrás un querer enfocarse y una profundidad más allá de la estética? “Sí, las personas que eligen el negro como base tienden a valorar lo sobrio, lo profundo, lo auténtico. En muchos casos, buscan simplicidad exterior para compensar una mente muy activa o emocionalmente compleja. Les atraen disciplinas artísticas, minimalismo estético, arquitectura depurada o incluso filosofías de vida centradas en el ser más que en el parecer”, asegura Olga Albadalejo.

Por ejemplo, comenta Olga, la editora Anna Wintour, siempre reconocible con sus gafas oscuras, es la cara opuesta al negro: simboliza color y accesibilidad editorial. En contraste, diseñadores como Yohji Yamamoto o Karl Lagerfeld usaban el negro como un "uniforme mental" que despeja el ruido visual para centrarse en lo esencial: las formas, los conceptos y el mensaje.

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Como curiosidad, aunque en Occidente el negro es tradicionalmente el color del luto, en otras culturas el negro no tiene esa carga negativa. La experta nos habla de que en el Antiguo Egipto el color negro simbolizada fertilidad y renacimiento, en China se asocia con el chi o energía vital, en Japón se vincula con lo femenino, misterioso y sutil. Además, el color negro es el color de la elegancia por excelencia, algunos estudios afirman que puede hacer que una persona se perciba con menos peso y, además, se proyecte con una mayor autoridad ante los demás.

¿Qué nos dice la psicología sobre vestir de negro?

Según la época y punto geográfico, vestir de negro va a tener un significado u otro, también dependiendo de las circunstancias. “Elegir vestir de negro de forma habitual puede ser una expresión de estilo, de identidad o de necesidad emocional. No es ni bueno ni malo, pero sí es significativo”, asegura la psicóloga.

En algunos casos, expone, es una forma de reafirmar el yo. En otros, una manera de protegerse del exterior. Lo importante no es el color en sí, sino cómo se vive. ¿Es una elección libre o una armadura emocional? ¿Es parte de un estilo de vida o un disfraz para ocultar malestar?

La ropa también habla. Y la psicología, si escucha con atención, puede ayudarnos a entender lo que a veces ni siquiera hemos verbalizado. Al final, no se trata solo de lo que llevamos puesto, sino de lo que necesitamos expresar (o proteger) en cada etapa de nuestra vida.