Qué manido está el término “lifting no invasivo”. Lo escuchamos constantemente a raíz de técnicas que supuestamente combaten la flacidez evitando los antiestéticos efectos de un estiramiento quirúrgico: piel fina, volúmenes perdidos, pérdida de expresión, en definitiva, esa “cara de velocidad” tan poco favorecedora. Pero recientemente la FDA norteamericana (la Agencia de Medicamentos y Alimentos) ha aprobado el primer tratamiento no invasivo realmente efectivo contra la flacidez. Y estoy  feliz de poderlo presentar en mis centros, pues al conocerlo he quedado convencida plenamente de sus fantásticos resultados.

Starlift

Y es que por primera vez, una técnica no quirúrgica llega a las estructuras profundas y las reposiciona, es decir, no se queda en superficie. No os liaré con tecnicismos de hasta dónde es capaz de llegar Sublimlift (o sí, si os interesa: epidermis, dermis profunda, SMAS y panículo adiposo), pero sí quiero hacer énfasis en que gracias a los ultrasonidos focalizados de alta intensidad consigue mucho más que la radiofrecuencia porque alcanza mucha más temperatura, lo que le hace estimular más cantidad de colágeno y por tanto de regeneración cutánea y de tensión.

Os preguntareis si duele mucho, como puede parecer: la respuesta es no. No duele. Se nota calor, pero nada más. O quizá la cuestión es si es necesario eternizarse con las sesiones, y nuevamente la respuesta es negativa: bastan de 1 a 3, en función del caso. ¿Entonces será carísimo? En absoluto, y menos si comparamos Sublimlift con otras alternativas del mercado. La sesión ronda los 500 euros.

Por último os diré que no es necesario un tiempo de recuperación (y por supuesto, no queda ni rastro de cicatriz o marca), ni influye en la rutina diaria, así que se puede realizar en cualquier momento. Cómodo, rápido, efectivo, y no agresivo, justo lo que estábamos esperando.