Hay mujeres que no necesitan disfrazarse para estar radiantes. Aitana Sánchez-Gijón es una de ellas. Dueña de una elegancia tranquila y sin artificios, lleva años demostrando que el estilo (en todos los sentidos) se cultiva desde dentro. Y que el maquillaje, si se usa, es para resaltar lo que ya está ahí, no para esconderlo.
A sus 56 años, no ha sucumbido a las saturaciones cosméticas ni al miedo a envejecer. Al contrario: reivindica una forma de belleza conectada con la piel cuidada. Nada más. Nada menos. Y precisamente ahí está el truco: en saber qué necesitas y qué no.
Frente al culto al contorno, al iluminador extremo o al tutorial de 15 pasos, la actriz apuesta por lo esencial. Un neceser breve, gestos sencillos, productos que conoce y que le funcionan. No necesita más. Y en un momento en que el “efecto filtro” parece haber colonizado hasta el pasillo del supermercado, su forma de entender el maquillaje suena a pequeña revolución: un regreso al rostro real, pero cuidado; luminoso, pero no recargado.
Menos es más: su neceser exprés refleja esa filosofía de belleza sin filtros.
(@Instagram)
Si hay un gesto que define a Aitana Sánchez-Gijón es precisamente elegir solo lo necesario. En su neceser, lo imprescindible cabe en una mano. “De maquillaje solo utilizo crema con color, rímel y colorete”, confesaba a la revista Woman. ¿Su herramienta clave? El rizador de pestañas. Un básico absoluto que marca la diferencia sin dejar rastro de artificio. El resultado es un look fresco, limpio, con la dosis justa de definición. Nada que oculte, todo que acompañe.
Ese mandamiento (menos pero mejor) es también el que marca el camino del maquillaje ideal para mujeres a partir de los 50 años. Un terreno donde los excesos rara vez favorecen, y donde la textura, el tono y la luz cobran protagonismo frente a la cobertura o el contorno. Porque más que transformar, se trata de realzar. Y cuando la piel está bien cuidada, solo hace falta un pequeño empujón para que el rostro recupere vitalidad.
El poder de lo sencillo: una piel bien cuidada, crema con color y un toque de rímel marcan la diferencia.
(@Instagram)
La base perfecta para piel madura
La clave está en entender que el maquillaje, a partir de cierta edad, no es un disfraz, sino una herramienta para iluminar el rostro y suavizar rasgos sin ocultarlos. Por eso, el primer paso es elegir bien la base. Las texturas muy cubrientes o mates tienden a marcar arrugas y a apagar la piel. En cambio, una crema con color, como la que utiliza Aitana Sánchez-Gijón, aporta un tono uniforme sin crear efecto máscara. El objetivo no es borrar, sino devolver frescura. Lo mismo ocurre con los polvos compactos: cuanto más finos y ligeros, mejor. Aplicados solo en zonas estratégicas (zona T, barbilla), ayudan a fijar el maquillaje sin restar luz.
El truco del colorete que resta años en segundos
El colorete es otro aliado fundamental. Mejor en crema que en polvo, y en tonos que evoquen salud más que sofisticación: coral, rosa suave, melocotón… Aplicado en la parte alta de las mejillas y difuminado con los dedos, consigue ese efecto “buena cara” inmediato, que rejuvenece más que cualquier iluminador mal colocado.
Y no hay que olvidar las cejas, que con el paso del tiempo tienden a perder densidad. Peinarlas y definirlas ligeramente con un lápiz o sombra en polvo puede cambiar por completo la expresión sin endurecerla. El resultado final debe sentirse como un filtro suave, no como una máscara.
Sofisticación sin exceso: el equilibrio entre cuidado facial y maquillaje sutil es su sello.
(@Instagram)
Labios, pestañas y un error muy común: las claves que de verdad rejuvenecen
Los labios también merecen atención especial. Con el paso del tiempo tienden a perder definición y volumen, por eso conviene evitar los labiales demasiado oscuros o mates, que endurecen la expresión y pueden hacer que el rostro parezca más serio o apagado. Mucho mejor apostar por barras hidratantes en tonos suaves (rosados, nude, coral) o incluso bálsamos con color, que aportan jugosidad y frescura sin necesidad de perfilador. Si se quiere dar más protagonismo a la boca, basta con marcar ligeramente el contorno con un lápiz cremoso y rellenar después con un labial satinado. El efecto será más armónico y favorecedor.
En sus labios Aitana apuesta por tonos suaves y texturas hidratantes.
(@Instagram)
En cuanto a las pestañas, el gesto de Aitana Sánchez-Gijón con el rizador no es casual. Elevarlas antes de aplicar el rímel abre la mirada y da un efecto lifting inmediato sin cirugía ni artificios. Lo ideal es optar por máscaras que aporten definición más que volumen extremo, y que no creen grumos ni apelmacen las pestañas, especialmente en la línea inferior.
Y si hay un error común en muchas rutinas de maquillaje a partir de los 50 años, es intentar recuperar la juventud con capas. Más producto no es más juventud. Lo que de verdad rejuvenece es un buen descanso, hidratación, algo de ejercicio y un maquillaje que acompañe, no que imponga. Un rostro luminoso y bien definido dice mucho más que cualquier capa extra de corrector. Y eso, Aitana lo sabe mejor que nadie.