Antonio David Flores, sobre las lágrimas de Rocío: "Se me rompió el alma"

Ahora que está al tanto de la crisis que asola al país, el estado de ánimo de Rocío, al igual que el del resto de concursantes del ‘reality’ está en horas bajas. 

Sin embargo, la situación personal de Rocío es especialmente particular. El distanciamiento con su madre, con la que no se habla desde hace siete años, la hace más vulnerable que nunca ahora que el mundo atraviesa una crisis sanitaria, social y económica.

Antonio David aseguraba hace unos días que estaba preocupado por la posible reacción de su hija al saber la situación actual en España.

«Tampoco es que esté muy de acuerdo en plantear el motivo y exponerles lo que ocurre con el coronavirus», explicaba antes de que la dirección del programa informase a los concursantes sobre la crisis del COVID-19. «Ellos están allí aislados, y podría ser un motivo de preocupación. Les podría llegar a desestabilizar».

En las cuatro semanas que dura ya el programa, Rocío ha confesado en varias ocasiones su difícil relación con su madre. «En mi casa jamás se ha hablado mal de mi madre. Nunca. Ni aún haciendo lo que ha hecho. Ni aún poniéndonos en la peor situación que hemos podido vivir».

«Mi padre antes de hablar en televisión ha hecho muchas cosas porque la otra parte no hacía… Yo tenía ocho o nueve años y me tenía que hacer responsable de cosas que no correspondían. Y no era por parte de mi padre», ha explicado.

Precisamente las circunstancias familiares de Rocío han tenido que ver en su enfrentamiento con Fani. La vallecana le ha echado en cara alardear de ser «de oro» e incluso le ha preguntado directamente cuánto cobra. Su actitud ha provocado el enfado de Rocío, que la ha acusado de ser una aprovechada.

También se ha enfrentado a Antonio Pavón. Pero, haga lo que haga y diga lo que diga, siempre está en el punto de mira. Es inevitable: es nieta de la mismísima Rocío Jurado. Casta y poderío no le faltan.

En su aventura en las costas del Caribe, la joven ha vivido la decepción en primera persona. Ha sido Ana María Aldón quien la ha desencantado. «Quizás yo por la forma de ser que tengo si ella se hubiese visto en esas situaciones, al ser de mi familia, hubiese saltado. Pero me parece respetable que ella no haya saltado. Yo me sé defender sola. No he echado de menos que me defienda, pero quizás que hubiera dicho: conozco a Rocío y sé como es», ha reconocido.

A sus 23 años, Rocío es plenamente consciente de dónde viene y del interés que suscita entre los espectadores. Dispuesta a convertir reveses en ventajas, quiere llegar a la final.