Manuela Villena eclipsa a Begoña Gómez con un vestido de la firma de Inés Domecq rebajado en la cena de la ONU en Sevilla

La moda tiene sus propias cumbres diplomáticas, y anoche, en el Real Alcázar de Sevilla, se celebró una de las más inesperadas. La capital hispalense fue anoche el escenario de la cena de gala ofrecida a los líderes mundiales que participaban en la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas, una cita de gala que merecía, como mínimo, sacar del vestidor uno de esos diseños de alto impacto y así fue como se lo tomaron las invitadas. El fotógrafo oficial captó apretones de manos, saludos contenidos, sonrisas de protocolo y, mucho vestido impactante.

La moda, como siempre, entró por la puerta grande del Alcázar. Entre los muros mudéjares iluminados por faroles y mosaicos con detalles milimétricos, desfiló un verdadero atlas de estilo político internacional. Presidentas, primeras damas, ministras y representantes institucionales compartieron espacio bajo la mirada atenta de los Reyes Felipe y Letizia, anfitriones de la velada. Y fue precisamente durante el saludo a los monarcas cuando empezó a hacerse palpable que la moda venía pisando fuerte. Había looks impecables, sí, pero también hubo uno que brilló con luz propia.

La Reina Letizia desempolva el vestido de Carolina Herrera que estrenó en Argentina

Para empezar, el de la propia Reina Letizia, que apostó por un vestido azul marino con detalles florales dorados de Carolina Herrera. Un diseño que no es nuevo en su armario, pero que sigue resultando igual de certero. El juego de contrastes entre el azul noche y los bordados que nacían en los tirantes, bajaban por el escote y la parte superior de la falda aportaba era casi hipnótico. Acompañado de un clutch en el mismo tono que los bordados, pulido, salones metalizados y un maquillaje impoluto, el conjunto volvía a demostrar que, a la hora de impactar, la Reina Letizia no tiene rival.

El vestido de transparencias de Begoña Gómez 

También acertó Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, con un vestido largo en azul bebé, de transparencias moduladas y cenefas geométricas bordadas con pedrería brillante. El diseño, de aire entre helénico y art decó, favorecía su silueta y jugaba con el claroscuro de los jardines nocturnos del Alcázar. Impecable. Y, sin embargo, no fue el look que se llevó los titulares no escritos de la noche. Porque hubo un vestido que no solo conquistó a la audiencia fashionista, sino que reescribió las reglas del estilo político en clave andaluza: el de Manuela Villena.

Manuela Villena y su vestido de una de sus firmas favoritas 

La esposa del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, se presentó en la cena con un diseño que bien podría haber salido de las páginas centrales de una editorial de moda. Se trataba del vestido "Persefone" de la firma The IQ Collection, marca fundada por Inés Domecq y sevillanísima hasta la médula. El diseño, azul marino profundo, de largo midi y con espectaculares volúmenes laterales, pertenece a la codiciada colaboración con el diseñador Roberto Diz, y está actualmente rebajado de 395 a 316 euros, un detalle que, lejos de restarle valor, lo convierte en un golpe de efecto absolutamente brillante.

 

El vestido combinaba una estructura arquitectónica (con esos paneles de volumen que potenciaban su cadera y estrechaban su cintura) con detalles que evidencian el sello Domecq-Diz: botonadura dorada frontal que recuerda a la estética militar afrancesada, manga estructurada y cierre trasero con cremallera invisible. No hay estridencia, no hay riesgo gratuito. Hay equilibrio, hay prescripción, hay mirada. Lo llevó con sandalias negras finas y un clásico recogido bajo de raya en medio, que cedía el protagonismo total al vestido. Ni un accesorio fuera de lugar. Ni un exceso.

Vestido Perséfone de The IQ Collection 316 euros

Lo interesante del look de Manuela Villena no es sólo que resultase favorecedor (que lo era) ni que se moviera con soltura entre el código festivo y el institucional (que también), sino que es una declaración estética y simbólica. Villena no se disfraza de "primera dama" al uso: no se uniforma, no sobreactúa, no compite.

Hace algo mucho más complejo: se apropia del lenguaje de la moda como vehículo de representación. No tiene miedo de poner de relieve que The IQ Collection es una de sus firmas favoritas y, cada poco tiempo, saca un nuevo diseño a pasear.  

Con este look, Villena no solo eclipsó a Begoña Gómez (algo que, por cierto, no era tarea sencilla), sino que también abrió una conversación más amplia sobre la nueva elegancia en la política: esa que ya no se contenta con cumplir el dress code, sino que busca contar una historia. Y la suya, desde luego, funcionó.