Tras semanas de ausencia forzada, la princesa Amalia de los Países Bajos ha reaparecido este martes en un acto oficial —y no precisamente cualquiera—, acompañando a su padre, el rey Guillermo Alejandro, durante la ceremonia de presentación del estandarte al Regimiento de Húsares en el Cuartel Príncipe Bernardo de Amersfoort. Una cita marcial, sobria, de protocolo militar y simbolismo real, en la que la heredera ha conseguido centrar todas las miradas, y no solo por su elegante porte o su gesto sereno tras el accidente que la mantuvo hospitalizada hace tan solo unas semanas, sino por un look que, inesperadamente, ha dejado boquiabiertas a las amantes del buen vestir ceremonial.
Amalia de Holanda reaparece con el brazo en cabestrillo y un vestido de flores rojas después de su accidente
(Gtres)
Amalia de Holanda reaparece tras su aparatoso accidente y con un look que a nadie dejó indiferente
Recordemos: Amalia sufrió una caída mientras montaba a caballo —una actividad a la que, como buena royal centroeuropea, es aficionada desde niña—, que se saldó con una fractura de brazo y una operación quirúrgica. Afortunadamente, la intervención fue un éxito y, apenas 48 horas después, la joven abandonaba el hospital con buen ánimo. Desde entonces, silencio institucional. Hasta hoy, que ha vuelto a ocupar un lugar público, esta vez con un estilismo que —si bien no reinventa nada— demuestra que la sobriedad clásica, bien ejecutada, puede resultar extraordinariamente magnética. Especialmente cuando se adereza con la inesperada modernidad de un cabestrillo en azul sanitario, que, paradójicamente, no ha hecho más que poner aún más en valor su atuendo.
Amalia de Holanda y su tocado beige en su reaparición tras su accidente
(Gtres)
Un vestido que la acerca más a la madrina que a la millennial
No es ningún secreto que Amalia suele decantarse por looks que rara vez la hacen parecer una joven de 20 años. Sus elecciones estilísticas —muchas veces inspiradas en el armario ceremonial de su madre, Máxima— tienden a reforzar su rol institucional más que su individualidad como mujer de su generación. Y, sin embargo, esta decisión tiene su propia coherencia.
Para esta aparición, Amalia ha elegido un vestido de gasa rojo con estampado abstracto de flores en tonos vino, de escote en pico, manga larga con puño ligeramente fruncido y una falda con caída asimétrica que se deslizaba sobre su figura con elegancia contenida. No estamos ante un diseño rompedor, pero sí ante una de esas piezas que podrían ocupar el lugar de honor en la sección de "looks de invitada de confianza" de cualquier guía de estilo para bodas de mañana.
La elección del color, además, no ha sido en absoluto inocente. El rojo borgoña, sobre la piel pálida de Amalia, y contrastando con su melena suelta —por cierto, muy natural—, el vestido ha tenido ese efecto envolvente y majestuoso que tanto se busca (y tan pocas veces se logra) en los enlaces.
El estilismo de Máxima de Holanda en su aparición en Amersfoort
(Gtres)
Un tocado digno de Ascot, sin salir de Amersfoort
Ahora bien, si hay un accesorio que ha elevado el look por completo, ha sido el tocado. Amalia ha apostado por una pieza en tono beige —elegantísima— con diseño tridimensional, aunque quizá con un recogido hubiera funcionado mejor. Nada de flores, ni apliques, ni plumas: hablamos de un diseño arquitectónico, sencillo y sofisticado, que recordaba a las elecciones más refinadas vistas en Ascot estos días.
Este tipo de tocados son, sin duda, el nuevo código de distinción para madrinas, madres de novias e invitadas con criterio. Porque lo clásico, cuando está bien editado, nunca es aburrido. De hecho, en un contexto dominado por los tocados boho, las diademas florales y las pamelas maximalistas, ver a una royal joven decantarse por una pieza así resulta incluso refrescante. No hacía falta más: con ese simple gesto, Amalia ha devuelto protagonismo a un tipo de accesorio que parecía reservado exclusivamente a la realeza británica.
Lo más comentado, sin embargo, ha sido la forma en que la princesa ha integrado su cabestrillo en el look, sin camuflarlo ni pretender disimularlo. Nada de capas drapeadas ni de mangas anchas estratégicas. Su brazo derecho, aún con férula y sostenido por un cabestrillo azul intenso, quedaba a la vista con absoluta naturalidad.
Los pendientes dorados de Amalia de Holanda durante la presentación del nuevo estandarte al Regimiento Huzaren Princesa Catharina-Amalia en el Cuartel Príncipe Bernhard de Amersfoort.
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El resto del look: rojo sobre rojo, sin miedo al total look cromático
Y como buena royal centroeuropea, Amalia ha sabido cerrar su estilismo con un trío de accesorios que demuestran que el total look no entiende de edades. Los salones rojos de tacón alto y fino, los guantes de piel a tono con el print y un bolso tipo clutch con textura,también burgundy, todo calculado. Un juego monocromático que puede parecer previsible, pero que en la ejecución ha resultado potente y un tanto anecdótico.