Verónica Mengod es uno de los rostros más reconocibles de la televisión de los años 90. La presentadora triunfó con ‘El Kiosco’ y continuó su exitosa carrera en formatos como ‘El precio justo’ o el Festival Internacional de Benidorm. Una carrera marcada desde que fuera 'chica Hermida' y llena de triunfos que compaginó a la perfección con su familia. En 1987 contrajo matrimonio con Carlos Ortiz-Echagüe y hasta el momento permanecen juntos. La pareja que tuvo dos hijos, Alejandro y Claudia, dio la bienvenida en 2006 a su familia a un miembro inesperado, a una hija de una relación anterior del empresario. Algo que, lejos de separarlos, los unió aún más.
Verónica Mengod repasa su trayectoria y vida familiar en su entrevista en 'Y ahora sonsoles'
'Y ahora Sonsoles'. Antena 3
“Nos ha traído cosas muy bonitas a la familia. Hablamos mucho y nos queremos mucho”, se emocionaba en el programa ‘Y ahora Sonsoles’ al mencionarla. Alejandra Ortiz-Echagüe tuvo su hueco y se convirtió en uno más de sus hijos. Siempre han tenido una gran relación que se mantiene con el tiempo. “Están viviendo en mi casa con Dani y con los niños porque están haciendo obras y cuando llegue me habrá hecho la cena”, bromeaba ante las risas de Sonsoles Ónega. La actriz y bailarina está casada con Daniel Diges y tiene dos hijos, Galileo y Eliot. “Me ha tocado lo peor de la película suegra, madrastra y abuelastra. Yo la llamo hija”, reconocía risueña ante lo novelesco, como señaló la presentadora, que se había dado todo.
Verónica Mengod recuerda el momento en que supo que su marido tenía una hija anterior a su matrimonio
Alejandra, la hija de su marido, nace en 1984 y ellos se casan en 1987. No sería hasta 2006, cuando la bailarina ya tenía 20 años, que llegó a las vidas de su padre y su mujer. “Fue una noche que veo a mi marido nerviosísimo y le pregunto qué le pasa. Me dijo que tenía una bomba que podía cambiar nuestras vidas. Me dice que ha llamado una niña diciendo que era su padre”, recuerda de aquel momento.
Ante la sorpresa de la noticia, solo había un pensamiento en su cabeza. “Me puse a llorar y pensé, ‘pobrecita, se ha perdido 21 años de estar con su padre’. Tendrás que conocerla y hacerte las pruebas”, le comentó a su marido. Un día después decidió encontrarse con ella y avanzar en lo que sería después la confirmación. “He dicho que soy muy surrealista y no veo nada negativo. No pensé nada más. En esas dos semanas de espera no pienso nada negativo. A mi que me importa lo de antes” explica tajante. La familia se enriqueció con su llegada y todos supieron ddarle su sitio.
Sonsoles Ónega entrevista a Verónica Mengod en 'Y ahora Sonsoles'
@veronicamengod Instagram
“Cuando llega ya voy a conocerla y al día siguiente mis hijos. Se lo contamos y mi hija me dijo que siempre había soñado con tener una hermana y se puso a llorar. Al llegar vino con sus fotos y eran gotas de agua”, relata de ese primer encuentro con Alejandra. Tal fue su integración que, tan solo un día después de esto, conoció al resto de los integrantes de la familia, a más de 20 primos. “Ella necesitaba cerrar su círculo porque se hacía muchas preguntas, de dónde venía. Se lo dijeron con 18 años y estuvo dos hasta que decidió dar el paso”, reflexionó.
Verónica Mengod, una "chica Hermida" que vivió la fama y el reconocimiento desde joven
Con 17 años Verónica Mengod se enfrentó a uno de los retos más importantes en su vida profesional. En 1984 sustituía a la reconocida Sonia Martínez al frente del renombrado 'El Kiosco'. "No fui consciente, era una niña. A Sonia me la encontraba en las discotecas. Era divertida, alegre, pero cuando iba a las discotecas iba con gente no adecuada. Cuando has tenido fama y te llega, se te puede ir un poco la olla", explicó. La que fuera presentadora de 'Dabadabada' terminó apartada de la televisión y viviendo una vida de pérdidas y adicciones.
La vida televisiva de Verónica Mengod la acabó llevando con uno de los jefes más exigentes con los que ha contado,Jesús Hermida. El periodista, y Premio Nacionald e Televisión, siempre será toda una institución en la televisión pública. Ostenta algunos reconocimientos como ser el primer corresponsal del medio en Nueva York. La presión que se vivía por ser los mejores, por diferenciarse, no encajaban en lo que pensaba que tenía que ser. "Fue muy duro. La fama de jefe duro y difícil es verdad", mantiene. Con 21 años todavía se encontraba estudiando periodismo, "tenía un miedo que no te lo creías y te soltaba ahí sola en un programa en directo, temblabas". Su inseguridad y falta de experiencia hacían que no se sintiera al principio cómoda, algo que cambió cuando "un día llega a maquillaje y me trajo una foto con una dedicatoria".