Por encima del éxito, la fama o el dinero, si hay algo de lo que Ashton Kutcher (44) se siente orgulloso es de su familia. La que ha formado con Mila Kunis (39), con la que

tiene dos hijos, y también la original, en la que creció, la que forman sus padres, Diane y Larry; su hermana mayor, Tasha, y su gemelo, Michael. Y es precisamente con este último con quien el actor tiene una relación tan especial que no puede evitar emocionarse siempre que habla de él. La última vez fue hace solo unos días, en un programa de televisión. Ashton participó con su hermano y acabó llorando al recordar todas las dificultades a las que su gemelo se ha enfrentado a lo largo de su vida, y que ha terminado superando. De hecho, Michael, que nació con una parálisis cerebral que le afecta al habla, la movilidad, la vista y el oído, es un hombre felizmente casado, padre de tres hijos y muy satisfecho con su vida.

Ashton Kutcher
Gtres

Ashton tardó mucho tiempo en hablar en público de su hermano y de su parálisis, y

cuando lo hizo, enfadó mucho a Michael, porque no lo consultó con él “Vino a visitarme,

se quedó mirándome y me dijo: Cada vez que sientes lástima por mí, me haces de menos. Esta es la vida que he conocido, así que deja de sentir pena por lo único que tengo”, recuerda el actor. También habla de la sorpresa que supuso la llegada de mellizos a la familia, porque su madre pensaba que iba a tener un solo niño, del mes entero que Michael pasó en el hospital tras su nacimiento, y de cómo él se convirtió en su protector y lo defendía en el colegio, peleándose con quien hiciera falta.

Buscando donante

Pero también, y ahí se rompió, el actor recordó el miedo que sintió cuando, con 13 años, a Michael los médicos le dijeron que su corazón era demasiado grande y necesitaba un trasplante urgente porque, si no, moriría en apenas unas semanas. “Ashton fue a sus padres y les dijo: ‘Tomad mi corazón’. Y lo dijo con sinceridad. Tenía muchas ganas de dárselo a su hermano”, recuerda el doctor que llevó a cabo la delicada operación.

Ashton no dudó tampoco en hablar abiertamente de sus propios problemas de salud.

Como descubrir que sufre vasculitis, una grave enfermedad autoinmune que afecta a la vista, el oído y el equilibrio y que puede llegar a ser mortal. “Me siento afortunado de estar vivo. Me he recuperado por completo, pero he tardado un año en volver a construirlo todo”.