María del Monte (61 años) está destrozada, aunque ella jamás llegó a sospechar, a diferencia de la madre de Antonio Tejado. Es incapaz de quitarse las gafas de sol y necesita el apoyo de su mujer, Inmaculada Casal, para enfrentarse a las preguntas de los reporteros. Con el corazón en un puño ha atendido a las cámaras que todavía estaban apostadas a las puertas de su casa de Gines (Sevilla), donde fue asaltada el pasado mes de agosto. Ha roto su silencio tras la primera noche de su sobrino en prisión.