La Casa de Alba celebra hoy uno de los días más importantes para la familia, el del enlace de Javier Solís y Alejandra García, que se han casado esta mañana ante la atenta mirada de las mejores familias, todas ellas de alta alcurnia, testigos de la boda que acontecía en Sevilla.

Javier Solís es primo de Fernando y Carlos Fitz-James Stuart, este último ha sido padre hace bien poco. El miembro de la familia de Alba se ha casado con una farmacéutica de buena familia llamada Alejandra García, en un enclave idílico: La parroquia del Santísimo Cospus Christi de Sevilla.

Los novios, muy nerviosos y bien acompañados

Inés Benjumea Alarcón, entraba esta mañana a la Iglesia colgada del brazo de su hijo, que lucía un uniforme de gala propio de su linaje, vistiendo la indumentaria oficial de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, muy característica por lo llamativo de la chaqueta de color rojo pasión.

Esta indumentaria también la llevaron Carlos y Fernando Fitz-James en sus respectivas bodas, así como el progenitor de estos, el popular Duque de Alba en su enlace con Matilde Solís. Cayetano Martínez de Irujo también lo eligió en su unión con Genoveva Casanova. Es curioso que por el uso que le ha dado esta familia, igual no se entienda que la Real Maestranza de Caballería de Sevilla es una orden muy selecta que solo permite vestirse de esta manera a un grupo de personas muy limitado, doscientas cincuenta personas para ser más exactos.

Cabe destacar, que sus primos Carlos y Fernando con sus respectivas mujeres, Sofía Palazuelo y Belén Corsini, no han asistido al enlace, suponemos que por deberse a otros compromisos o por estar esta última ene estado convaleciente tras haber dado a luz hace apenas una semana.

Inés Benjumea Alarcón y su hijo Javier Solís de Benjumea a su llegada a la Iglesia

Inés Benjumea Alarcón y su hijo Javier Solís de Benjumea a su llegada a la Iglesia.

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Alejandra Solís llegaba a la cita en un vehículo negro clásico y de alta gama, donde los invitados y un novio muy nervioso le esperaban ya en sus puestos. La novia, acompañada por el padrino de la boda, su padre, que la ayudaba colocándole la cola mientras caminaba muy erguida hacia el altar, con cuidado de no pisarse el impoluto vestido blanco nuclear.

Su vestido llamaba la atención por lo clásico del corte, de escote cuadrado y recto, que quedaba visible por un recogido de lo más sofisticado. La joven quiso ser fiel a la estética elegante de la aristocracia europea y parecía sacada de un enlace más propio de la nobleza del siglo XIX. Estaba realmente nerviosa a la par que radiante.

Alejandra García, entrando a la ceremonia

Alejandra García, entrando a la ceremonia.

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Así ha sido la ceremonia

La boda transcurría en la tierra de la Giralda, bajo un sol abrasador que hacía a los invitados abanicarse con energía mientras esperaban a la novia, que se hacía de rogar, guardando su mejor secreto, el vestido. No pocos curiosos de la capital hispalense se agolpaban en los alrededores para ver la boda, un detalle que ha sido tomado con mucho talante y cariño por los novios, que han agradecido esta calurosa bienvenida del pueblo en el día más importante de sus vidas. 

Manuel Solís y Alejandra García

Manuel Solís y Alejandra García.

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El sacerdote encargado de presidir la ceremonia ha sido Manuel Solís-Beaumont, religioso y tío de Javier. Tras las ceremonia, los recién casados han presumido ante los medios de sus alianzas, mientras se montaban en el coche de tipo mini, aunque bien podían haberlo hecho en una calesa, dado lo vintage del evento. El coche les ha llevado finalmente al banquete, situado en una finca a las afueras, donde ha tenido lugar el esperado convite.

El vestido de la novia no ha defraudado

Alejandra Solís acudía impecable, vestida de riguroso y blanco virginal a su boda. Un color que tiene su origen en pleno siglo XIX, y dio lugar a la tradición tras la boda de Victoria de Inglaterra el 10 de febrero de 1840, que se casó con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha en la capilla real del Palacio St. James en Londres. Aquí contrajo matrimonio ataviada de blanco, marcando la costumbre de que tan solo la novia vistiera con esta tonalidad, pues hasta entonces las mujeres vestían trajes coloridos que pudieran ser reutilizados para otras ocasiones.

De hecho, en el cuadro que inmortalizó esta unión de la reina Victoria pintado por el artista George Hayter, observamos una chaqueta roja militar similar a la del novio y el blanco impoluto de ella, un color que simbolizaba la riqueza, puesto que las familias pudientes sí podrían limpiar el vestido tras el enlace.

El Matrimonio de La Reina Victoria, cuadro de George Hayter

El Matrimonio de La Reina Victoria, cuadro de George Hayter.

Alejandra Solís ha seguido dicha tradición y ha aparecido de este color. Un look nupcial de lo más sencillo: corte imperio, manga larga, cuello a la caja, con una discreta falda recta con cola, que dejaba todo el protagonismo a las pronunciadas hombreras y al velo tradicional de una largura exquisita.

¿A qué se dedican Javier y Alejandra?

Javier desempeña su puesto como Agente de Grandes Patrimonios en Bankinter, mientras que Alejandra García ha estudiado farmacia y desempeña su labor en el laboratorio de biofarmacéutica Abbie.