Desde la Costa Azul hasta el remoto Oriente, las reinas y las princesas han ejercido desde siempre un hechizo que no cesa. Y SEMANA ha sucumbido a ello contando sus sugerentes historias desde hace 85 años.
Antes de Letizia, Rania o Kate hubo muchas otras 'royals' que nos hicieron soñar y que eran las grandes 'influencers' de su época. Con el tiempo hemos descubierto que muchas de ellas podían brillar como estrellas, pero que en su intimidad lloraban como cualquiera. Hoy repasamos sus vidas fascinantes.
Margarita, la glamourosa hermana menor de la reina Isabel de Inglaterra.
Archivo SEMANA.
Todas estas mujeres 'coronadas' acaparaban la atención de millones de personas y ahora son leyenda. Aunque también nos resulta curioso que, pese a su importancia en algún momento, algunas hayan desaparecido del imaginario colectivo. Para eso estamos aquí. Otras perviven y son eternas.
Lo que las une a todas es que llevaron el glamour y el esplendor a nuestras casas, página a página. Eran un ejemplo, un modelo a seguir o el espacio de unas frases de chismes entre amigas, pero siempre nos han encantado.
Una portada histórica con la muerte de Diana de Gales.
Archivo SEMANA.
En una etapa en la que, sobre todo Europa, se luchaba por superar la tragedia de dos terribles guerras mundiales, se necesitaba soñar con un mundo ideal. Estas reinas y princesas proporcionaban ese sueño con sus galas, sus joyas y sus vidas rutilantes. Las alegrías y las penas de aquellas mujeres eran vividas casi como propias. Antes que Letizia, Rania o Kate, hubo otros nombres dignos de refrescar.
Grace de Mónaco, una actriz en palacio
El 19 de abril de 1956, la que había sido estrella de Hollywood y musa de Hitchcock, se convirtió en princesa soberana de Mónaco al casarse con Rainiero III. Lo nunca visto para la época. Tanto que algunas Casa Reales hicieron boicot y no acudieron a su boda. Grace tuvo que elevarse por encima de los prejuicios y al final triunfó, tanto que la recordamos como maravillosa actriz, pero también como una princesa sin tacha.
Grace Kelly hizo soñar a millones de amantes del cine antes de convertirse en princesa.
Gtres
Durante décadas no abandonó nuestras páginas semana tras semana. Nacida como Grace Kelly en el seno de una acaudalada familia de Filadelfia (Estados Unidos), desde mediados de los años 40 a los 50 fue una de las estrellas más famosas del cine.
Hasta que en su camino se cruzó un hombre tímido, Rainiero, que además era príncipe soberano de un minúsculo Estado en la Costa Azul, Mónaco, y que necesitaba desesperadamente una primera dama.
Grace Kelly, el día de su boda en 1956.
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Ambos se conocieron en el palacio Grimaldi el 6 de junio de 1955 y saltó la chispa. Su noviazgo fue corto y se casaron el 19 de abril de 1956.
Entre 1957 y 1965 nacieron sus hijos, Carolina, Alberto (el heredero) y Estefanía, y Grace ayudó a su marido en la tarea de hacer del Principado un Estado más relevante y lo convirtió en un indudable centro de interés para la crónica social internacional.
Grace y Rainiero, con sus tres hijos: Carolina, Alberto y Estefanía.
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Con la exquisita belleza y elegancia de un cisne, Grace influyó en la moda de la época (su vestido de novia sigue siendo imitado hasta la saciedad) e incluso dio su nombre a un complemento, el "bolso Kelly" de Hermès. Ella se inventó el Baile de la Rosa y el Baile de la Cruz Roja, todavía vigentes, eventos con los que lograba atraer la atención sobre Mónaco.
Grace de Mónaco portada SEMANA
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Aquella vida de ensueño se cortó el 13 de septiembre de 1982. Grace y su hija menor sufrieron un accidente de coche en una curva de esa idílica Costa Azul y la princesa murió al día siguiente, provocando una tremenda conmoción. Tenía 52 años.
Rainiero nunca se recuperó de la muerte de su esposa. El monarca murió el 6 de abril de 2005, y desde entonces descansa junto a su querida Grace.
Carolina de Mónaco, la sucesora del trono del glamour
Grace murió, pero su hija mayor ya venía pisando fuerte y pronto ocuparía su trono. En su día se la consideró como la princesa más bella de Europa y en su madurez su estrella no ha palidecido. La hija de Rainiero y Grace de Mónaco tiene 68 años, a lo largo de los cuales ha conocido el lujo, el amor, la felicidad y la tragedia. Los ingredientes perfectos para protagonizar titulares.
Carolina de Mónaco, en sus años de esplendor.
Carolina fue famosa desde la cuna. Con una belleza cálida y mediterránea, fue la mujer soñada por varias generaciones masculinas. A las niñas de la época se les ponía su nombre y las jóvenes querían ser como ella.
La princesa causó sensación cuando, con 19 esplendorosos años, llegó a París y se enamoró de un playboy mayor que ella llamado Philippe Junot. En contra de la opinión de sus padres, se casó con él en junio de 1978. Pero dieciséis meses después se hacía público su divorcio. Sería el primer momentazo de una vida de leyenda.
Carolina y Stefano Casiraghi en su boda civil.
Fue un error que la princesa pagó caro, pues después no se pudo casar por la Iglesia con su gran amor, el italiano Stefano Casiraghi. La boda civil tuvo lugar el 29 de diciembre de 1983 y en los tres años siguientes nacieron Andrea, Carlota y Pierre.
Stefano murió el 3 de octubre de 1990 en un accidente de "off shore", y aún persiste en la memoria la tristeza de una joven viuda, enlutada tras el féretro de su esposo y con el rostro cubierto de lágrimas. Tardó años en recuperarse de aquella pérdida y se marchó a vivir a un pueblo de la Provenza.
Carolina y Ernesto de Hannover se separaron en 2009.
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Recobró la ilusión junto a su tercer marido, Ernesto de Hannover, con quien tuvo a su cuarta hija, Alexandra. Pero también le llegaría el desamor y la pareja se separó en 2009. Aún no se ha divorciado y conserva el título de princesa de Hannover.
Carolina de Mónaco es sinónimo de elegancia.
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Carolina ejerció como primera dama del Principado hasta que su hermano, el príncipe Alberto, se casó con la princesa Charlène. Y ahora Carolina disfruta de una espléndida madurez, como madre de cuatro hijos y feliz abuela de siete nietos.
Hoy sigue encarnando a la princesa por excelencia, siempre elegante, envejeciendo con gracia y naturalidad. Aunque se le acerca, ni siquiera su hija Carlota resulta tan magnética.
Fabiola, una reina española en Bélgica
El 15 de diciembre de 1960, la aristócrata española Fabiola de Mora y Aragón se convirtió en reina al casarse (luciendo un fantástico vestido de Balenciaga que hizo historia) con Balduino de Bélgica. Aquel fue un acontecimiento tal que fue la primera que una boda real se retransmitió por televisión y multiplicó la venta de televisores en España.
La reina Fabiola de Bélgica era de Madrid.
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Bondadosa, distinguida y muy religiosa, al igual que su esposo, se enfrentó a una gran cruz sobre lo que empezó como un cuento de hadas: el drama de su esterilidad. Fabiola hizo cuanto estuvo en su mano, pero no pudo dar el heredero. SEMANA daba fe en aquellos años de su tremenda lucha, entre doctores y tratamientos, pero el ansiado sucesor nunca llegó.
La boda de Fabiola y Balduino de Bélgica, en 1960
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Fabiola enviudó el 31 de julio de 1993, cuando la pareja se encontraba en su residencia de vacaciones en Motril (Granada), y desde entonces llevó una vida muy discreta en su país de adopción apoyando a los nuevos reyes Alberto y Paola. Murió en 2014, a los 86 años.
Paola de Bélgica, una belleza del Renacimiento
Tras la muerte de Balduino subió al trono su sobrino, el príncipe Alberto de Lieja, con Paola como consorte. Nacida en Italia, Paola Ruffo di Calabria se casó el 2 de julio de 1959 y su espíritu abierto y liberal chocó con la rígida corte belga.
Paola de Bélgica, una belleza italiana.
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En su día fue la princesa más atrevida de Europa, además de una de las más bellas. Paola fue la primera en ser fotografiada fumando y en bikini y se le prohibió la entrada en la basílica de San Pedro por ir en minifalda...
Paola de Bélgica, en sus años de princesa.
Archivo SEMANA.
Pero ella sí dio continuidad a la dinastía con Alberto y cumplió con el cometido real. La pareja tuvo a Felipe, Astrid y Laurent, pero su matrimonio tuvo muchos altibajos y además fueron públicos. Incluyendo infidelidades y rachas de separación que trascendieron a nuestras páginas.
Con los años, la intervención de sus hijos dio como fruto un nuevo acercamiento del matrimonio y un perdón mutuo.
El rey emérito Alberto de Bélgica, con su esposa y su hija Delphine, reconocida fuera del matrimonio.
En agosto de 1993 Paola pasó a ser la soberana de los belgas hasta que el rey Alberto decidió abdicar en su hijo Felipe, en 2013. En estos últimos años Paola incluso ha aceptado el reconocimiento legal de una hija extramarital por parte de su marido, la princesa Delphine. Hoy Paola tiene 87 años y es emérita.
María Gabriela de Saboya, la primera 'novia' de Don Juan Carlos
Dentro de todas estas 'royals', la historia de María Gabriela de Saboya se tiñe de otras sombras. Ella fue la hija del último rey de Italia, Humberto II, que se marchó al exilio tras proclamarse la República en su país en 1946.
María Gabriela de Saboya, primera amor del Rey Juan Carlos.
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Rubia, alta y esbelta, María Gabriela fue a finales de los 50 la primera ilusión amorosa de Juan Carlos de Borbón, más tarde Rey de España, pues ambos compartieron exilio en Estoril. Pero aquello no pasó de un romance de juventud.
María Gabriela acabó casándose en 1969 con Robert de Balkany, pero se separaron a los siete años. De esa unión nació su única hija, María Isabel. Actualmente tiene 85 años.
Margarita de Inglaterra, la princesa del corazón roto
Ojos azules y abierta sonrisa... La hermana de la reina Isabel II parecía una estrella de Hollywood y hasta ocupaba portadas en las revistas de moda, pero terminó siendo una de las princesas más tristes de la historia de su país. Y todo porque en 1950 se enamoró de un hombre divorciado, Peter Townsend.
Entonces, además de su hermana mayor, el arzobispo de Canterbury y el primer ministro Winston Churchill le recordaron sus deberes y tuvo que renunciar al amor de su vida. O el amor o la realeza. Eligió esta última. Esa decisión cambió su destino y lo sembraría de amargura.
Peter Townsend, escudero del Rey Jorge IV, junto a la princesa Margarita.
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No obstante, Margarita lo intentó. En 1960 se casó con el fotógrafo Tony Armstrong-Jones, al que la reina nombró Lord Snowdon, con quien tuvo dos hijos, pero del que se divorciaría en 1978.
Instantánea de la boda de la princesa Margarita en mayo de 1960.
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A partir de entonces protagonizó polémicas por sus fiestas desenfrenadas en su refugio caribeño de la isla de Mustique y sus jóvenes amantes. A pesar de todo, el pueblo inglés siempre miró con compasión a su princesa, consciente de que la vida no le sonrió demasiado por no poder casarse con el hombre que amaba.
Sus últimos años estuvieron marcados por una salud muy frágil, pero al menos de regreso al seno de la Familia Real británica y bajo el amparo de su querida hermana. Margarita murió el 9 de febrero de 2002, a los 72 años.
Diana de Gales, revolución y modernidad 'royal'
Diana, su solo nombre evoca una era dorada en la revista SEMANA. Porque ella lo fue todo en las páginas del corazón. Hija de una antigua familia aristocrática inglesa, los Spencer, Diana no pudo ser la próxima reina de Inglaterra, pero como ella misma dijo, reinó en los corazones de la gente. De ahí su apodo de "la princesa del pueblo".
Lady Di, en una gala con tiara.
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Como sabemos, su vida acabó a los 36 años, el 31 de agosto de 1997, en un oscuro túnel de París junto a su entonces pareja, Dodi Al Fayed, tras sufrir un accidente de coche. Pero su temprana desaparición no hizo sino aumentar su leyenda.
Aquel fatídico día a todo el mundo se le pasaron las imágenes de su vida como una película. El 29 de julio de 1981, con apenas 20 años, se casó con el príncipe Carlos de Inglaterra y se convirtió en la mujer más famosa y fotografiada del mundo.
Boda del Carlos y Diana, en 1981.
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Más tarde descubrimos que frente al amor de ella, Carlos aún seguía llevando a Camilla en su corazón. Carlos y Diana tuvieron dos hijos, Guillermo y Harry, pero ni eso pudo salvarles del desastre y acabaron divorciándose en 1992.
Diana de Gales recuperó la sonrisa en sus últimos años.
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Consciente de su poder sobre las masas, Diana siguió muy activa involucrándose con causas como el sida o las minas antipersona. En lo personal vivió fugaces romances con hombres como James Hewitt y Dodi Al Fayed, que murió a su lado. Sus hijos han tratado de continuar su legado, aunque ni ella misma hubiera imaginado que con el tiempo sus chicos se habrían distanciado tanto.
Desde 1981, año de su compromiso y boda con Carlos de Inglaterra, hasta su muerte en 1997, no hubo una semana en la que Diana de Gales faltara a su cita con los lectores de SEMANA, que devoraban cualquier información sobre ella.
Sirikit de Tailandia, la fascinación de Oriente
En la década de los 50 la exótica belleza de la reina Sirikit de la antigua Siam fascinó al mundo. Hija de un diplomático y educada en selectos internados suizos, para casarse con el rey Bhumibol venció la oposición de los tailandeses por el hecho de ser católica y no budista.
Sirikit de Tailandia, puro exotismo.
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Con los años Sirikit trascendería sus fronteras para asombro del mundo. Dio cuatro hijos a la dinastía y supo jugar sus bazas con astucia para mantenerse en el trono (su marido renunció a la poligamia por ella) en los tiempos más convulsos por tratarse de un país fronterizo con Vietnam o Camboya.
Una de nuestras portadas con la reina Sirikit de Tailandia.
Sirikit conectaba con los gustos occidentales, pues vestía de grandes firmas y hasta salía en la revista Vogue. Era puro estilo, pero sobre todo inteligente.
Sirikit fue soberana hasta que enviudó, en 2016, y ahora es Reina Madre a la sombra de su hijo, el actual rey Rama X. Tiene 92 años.
Soraya, la emperatriz de los ojos tristes
Siguiendo por tierras lejanas llegamos a una de las royals más famosas en su tiempo. Perteneciente a una de las familias nobles más antiguas de Persia (hoy Irán), Soraya Esfandiari hechizó al Shah, con quien se casaría el 12 de febrero de 1951. Sus ojos esmeralda no solo embrujaron al soberano, sino al resto del mundo, que siguió el devenir de la emperatriz con mucho interés.
Soraya fue repudiada por el Shah de Persia.
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Pasaban los años y Soraya tampoco pudo tener hijos, por lo cual en 1959 el Shah Mohamed Reza recurrió a la ancestral fórmula del repudio para divorciarse.
A cambio le regaló una fortuna en dinero y joyas para sostenerse a un nivel altísimo el resto de su vida, pero Soraya no pudo evitar languidecer de fiesta en fiesta e incluso haciendo algún papel como actriz. No volvió a casarse y tampoco fue feliz.
Soraya, conocida como "la princesa de los ojos tristes".
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Murió en París el 25 de octubre de 2001, a los 69 años. Su herencia acabó en manos del chófer y secretario privado de su hermano Bijan, a quien en principio había designado como heredero, pero que falleció solo una semana después de ella. Siempre la persiguió el título oficioso de "la princesa de los ojos tristes".
Farah Diba, la última esposa del Sha de Persia
El Shah encontró una sustituta rápidamente en Farah Diba. Una estudiante de arquitectura en París que dio un giro total cuando en la primavera de 1959, el emperador de Persia le pidió que se casara con él. La boda se celebró el 21 de diciembre de 1959, Farah le dio cuatro hijos y el gran problema de la sucesión quedó solventado.
Farah Diba, la última emperatriz de Persia.
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El 16 de octubre de 1967 fue coronada emperatriz en una de las más fastuosas fiestas celebradas en la segunda mitad del siglo XX. Farah reinaba en un mundo de lujo y poder al más puro estilo de las Mil y Una noches. Si bien el cuento de hadas se tornaría en pesadilla cuando en 1979 la revolución islámica liderada por Jomeini expulsó a la dinastía Pahlevi de Irán.
La coronación de los emperadores fue un gran acontecimiento.
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Farah también conoció la amargura del exilio y un año después la muerte del Shah. Ella se retiró en París y ha tenido que sufrir la pérdida de dos hijos, ambos por suicidio: en 2001 se murió su hija menor, Leila, con solo 31 años; y en 2011 su hijo Alí, a los 44 años. Farah vive y tiene 86 años.
Noor de Jordania, la luz del rey Hussein
Noor fue la cuarta y última esposa de Hussein de Jordania, el llamado "rey valiente", y el mejor apoyo con el que contó el monarca en el duro final de su vida marcado por el cáncer.
Noor de Jordania fue la última esposa del rey Hussein.
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Estadounidense de origen, cambió su nombre de cuna, Liza Halaby, por el de Noor (luz) cuando el 15 de junio de 1978 se casó con el rey hachemita, que murió el 7 de febrero de 1999.
Las pareja tuvo cuatro hijos y Noor representó la moderna imagen del pequeño reino palestino. Sin embargo, al enviudar su papel se vio desplazado por los nuevos soberanos, Abdalá y Rania.
Noor y Hussein de Jordania en sus días felices.
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Hoy, a los 73 años, arrastra la tristeza por la destitución por parte de su hijastro, el rey Abdalá, de su primogénito, Hamzah, a quien su esposo designó como heredero al trono tras Abdalá. Este, en cuanto pudo, cambió la ley para poner a su propio hijo mayor, Hussein, como primero en la línea sucesoria.
Noor vive discretamente, pero con el de la acusación sobre su hijo Hamzah, en 2021, de haber conspirado contra su propio hermano. Desde entonces prácticamente ha desaparecido de la escena pública.
Noor es un símbolo más de una época dorada de reinas y princesas, con las que SEMANA ha crecido y soñado a lo largo de tantas décadas. Y por muchas más.