La dificultad de Mette-Marit de Noruega ante la tozudez del rey Harald

La Casa Real de Noruega se encuentra ahora mismo inmersa en un proceso complicado. Una transición inevitable dada la avanzada edad (87 años) y los frecuentes achaques de salud del rey Harald, lo que pone en el punto de mira a los príncipes Haakon y Mette-Marit, sus futuros sucesores en el trono.

Ante la última y relevante decisión del monarca, de echar el freno a su actividad pública, Haakon y Mette-Marit están obligados a dar un paso adelante, pero existen algunos condicionantes que les impiden ser 'libres' del todo mientras el soberano todavía continúe al mando. Y este ha dejado claro que no está dispuesto a ceder el sitio.

Estos días justamente lo estamos comprobando, durante la visita oficial a Noruega de la presidenta de Moldavia, Maia Sandu. Los reyes Harald y Sonia llevan la voz cantante, pero siempre arropados por los herederos.

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Ahora más que nunca surge una pregunta en el aire: ¿están preparados Haakon y Mette-Marit para el cometido? O más en concreto, ¿puede la princesa asumir un papel tan exigente como el de reina consorte?

Y en la duda nada tienen que ver los recelos iniciales que suscitó la relación del heredero con esta madre soltera de "pasado salvaje". El aprieto en el que la pone su suegro apunta directamente a la salud de la princesa. 

El heredero Haakon ejerce de Regente siempre que su padre está de baja (y han sido muchas veces en los últimos años), por lo que se ha curtido a la perfección desarrollando las funciones reales al más alto nivel. Tiene 50 años y está sobradamente preparado para el cargo. Pero para su esposa, de su misma edad, no es tan fácil salir al quite.

La enfermedad crónica de Mette-Marit condiciona su agenda

La enfermedad de Mette-Marit (una fibrosis pulmonar que le diagnosticaron en 2018) limita mucho su actividad pública y la obliga a guardar periodos de reposo, tal y como reveló la Casa Real en un comunicado.

Ha habido ocasiones en las que Mette-Marit ha llegado a estar casi un mes 'desaparecida' de la agenda oficial. Incluso causó baja en el último posado oficial de Navidad, lo que despertó una gran preocupación.

Una circunstancia en la que goza de toda la comprensión por parte de su familia y de la sociedad, pero que lógicamente cambiará en un futuro. Una vez proclamada reina, su papel implicará una mayor participación en la vida pública en calidad de consorte del futuro jefe de Estado. De hecho, ese incremento ya lo está notando... aunque la diferencia es que ella no es reina. Todavía.

Mette-Marit de Noruega está trabajando mucho más, cumpliendo con actos a una frecuencia inusualmente alta para ella y encaminada a suplir, en cierto modo, el vacío que deja su suegro y que tampoco puede cubrir su suegra, la reina Sonia, de 86 años.

Y mucha más responsabilidad tiene su esposo, el príncipe Haakon, quien en nombre de su padre ha tenido que realizar varios viajes oficiales en las últimas semanas, como a Lituania y Estados Unidos. Aunque el heredero siempre ha ido solo, sin su esposa. Lo desaconsejaba la dolencia de Mette-Marit, que provoca épocas de gran  agotamiento. 

Los príncipes herederos han visto cómo ha aumentado considerablemente su agenda oficial, pero sin el 'brillo' de ostentar la Corona. Un mayor peso como pago que podría considerarse injusto ante la resistencia del soberano titular a dejar paso.

El rey Harald se resiste a abdicar el trono

En ese sentido, Harald prefiere aguantar y no seguir el ejemplo de otras monarquías, traspasando el poder a sus sucesores, como han hecho el Rey Juan Carlos de España, Beatriz de Holanda y más recientemente Margarita de Dinamarca.

El propio Harald expresó de forma más que contundente sus intenciones en una entrevista realizada a principios de 2024: "Mantengo lo que he dicho todo el tiempo, hice un juramento al Parlamento y es para toda la vida". Así pues, la abdicación no está en su horizonte. Él morirá en el trono.

El último problema de salud del rey Harald ha impulsado cambios en la Casa Real

El último gran susto sufrido por el rey Harald ha puesto en evidencia todo esto. Ha marcado un antes y un después. De manera que existe una cierta urgencia para poner en orden la sucesión y delimitar bien las funciones de cada uno de sus miembros. Si bien la cuestión de fondo que está sobre el tapete es un relevo institucional y generacional que no llega. 

El pasado febrero el monarca sufrió una grave infección cuando se encontraba de vacaciones en Malasia. Por cierto, nadie tenía conocimiento de su estancia en este paradero, pues la Casa Real noruega lo considera un asunto privado.

Después de unos días ingresado en un hospital del país asiático, a principios de marzo el rey Harald al fin pudo ser trasladado en un avión medicalizado de regreso a Noruega. Un viaje que originó unos gastos desorbitados y que suscitó muchas críticas en su país. Ya en Oslo se le implantó a Harald un marcapasos para solucionar su arritmia cardíaca.

Posteriormente, una fotografía del monarca posando sonriente y rodeado de todos los suyos, en plena Semana Santa, sirvió para tranquilizar al pueblo. Pese a esto, en el aire sobrevolaba un debate más profundo: la patente debilidad del rey requería de medidas urgentes.

Haakon y Mette-Marit, obligados a dar un paso al frente

Después de dos meses de baja médica, el rey Harald retomó sus compromisos oficiales el pasado 22 de abril. Un regreso con sonrisa y apoyado en sus ya inseparables bastones para ayudarse a caminar, pues tiene notorios problemas de movilidad. Recordemos que esto le provocó una oportuna caída ante la reina Margarita durante un viaje oficial a Dinamarca, en junio de 2023.

Pero este regreso tenía una segunda parte, pues vino acompañado de un crucial anuncio por parte de la Casa Real: el soberano seguirá al frente de sus funciones constitucionales, celebrará reuniones y audiencias y recibirá a a mandatarios o Reyes de visita oficial en Noruega, pero debido a su avanzada edad, 87 años, "reducirá de forma permanente el número y alcance de sus actividades".

Unos días más tarde, el monarca y su esposa acudían a Kongsberg para conmemorar el 400º aniversario de la fundación de la ciudad. Allí Harald tiró de humor socarrón para hablar sobre su estado de salud: "No estoy tan mal para mis 87 años. ¡Y espero estar aún mejor! Como suele decirse, estamos trabajando en ello".

La opinión pública apoya al rey Harald

En una encuesta de la emisora de radiodifusión pública noruega NRK, realizada a principios de 2024, alrededor de un 64 por ciento de la población no quería que el rey Harald abdicase en favor de su hijo. El apoyo a la monarquía se cifraba en un 72 por ciento, un porcentaje bastante elevado respecto a otros países europeos.

La princesa Mette-Marit está haciendo un esfuerzo extra por acoplarse a esta nueva situación. Después de más de dos décadas perteneciendo a la Familia Real, al fin ha hecho callar a los más escépticos. Su comportamiento es impecable.

Mette-Marit, la reina plebeya que empezó con dudas

El 25 de agosto de 2001 contrajo matrimonio con el príncipe Haakon, no sin superar muchas trabas. La joven tenía un hijo, Marius Borg, hoy con 27 años, fruto de una relación anterior. Esto es algo que nunca se había visto antes, o más bien aceptado, en las monarquías europeas.

Curiosamente Mette-Marit siempre tuvo en su suegro un gran apoyo, habiendo este sufrido el mismo rechazo inicial hacia su esposa, solo por ser plebeya, y con la que tuvo que esperar una década para casarse. La historia de amor de Haakon y Mette-Marit también rompió moldes.

Haakon y Mette-Marit de Noruega cumplirán 23 años de casados este verano y en un reciente documental la princesa no ha tenido inconveniente en admitir que "no ha sido un camino fácil". 

La Familia Real noruega recibirá a los reyes Federico y Mary de Dinamarca en un importante viaje de Estado los próximos 14 y 15 de mayo. Sus vecinos 'royals' acaban de visitar Suecia dejándonos gestos de gran complicidad, especialmente entre las soberanas.

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Serán dos días de intensa visita con el rey Harald como anfitrión principal. El monarca se mantiene en pie, pero con el apoyo inestimable de su heredero y de su esposa como fieles escuderos y siempre a un paso por detrás de él.