En los últimos días, se han podido ver sucesivas críticas al rey Federico X de Dinamarca por lo que se denomina “salto de protocolo” o comportamiento poco apropiado, esto es, esperar en una recepción con las piernas separadas como si fuese una persona de seguridad en lugar de un jefe de Estado al que se le presupone un comportamiento regio, esto es, escrupuloso con el comportamiento establecido por las estrictas normas de etiqueta y protocolo. Que los reyes de cualquier país se salten de vez en cuando las formas, suele gustar, pero más cuando son actos más informales como, por ejemplo, un encuentro deportivo, una visita a un centro cívico en el que se charla con ciudadanos pero no en un acto formal en el palacio real y con mandatarios de otros países. Saltarse ahí la norma no es correcto, llama poderosamente la atención y genera, como hemos visto, numerosas críticas.
María José Gómez y Verdú es una experta en etiqueta y protocolo que con mucho sentido del humor cuenta varias veces a la semana en su cuenta de Instagram cómo comportarse en situaciones que son, para todos, cotidianas. Y, por supuesto, también suele fijarse en los fallos que a veces cometen los royals. Sobre el monarca danés hablamos con ella para preguntarle su opinión, como experta, de este tema. “Desde su proclamación como monarca, el rey Federico X de Dinamarca ha despertado interés no solo por su figura renovadora, sino por la manera en que, en varias ocasiones, ha desafiado el protocolo establecido”, comienza la experta.
Una experta en protocolo analiza el comportamiento de Federico X en su primer año de reinado
Estos gestos, aunque aparentemente espontáneos y cercanos, “tienen una lectura más profunda cuando se analizan desde el punto de vista de la etiqueta institucional y el ceremonial real, ya que el protocolo -explica- no es un conjunto arbitrario de normas, sino una arquitectura simbólica que sostiene la legitimidad y la permanencia de la institución monárquica”. Cada movimiento, cada palabra, cada silencio de un soberano está cargado de intención y transmite un mensaje. “En este sentido, las conductas de Federico X rompen, en ciertos momentos, con el molde clásico del monarca europeo”, sostiene Gómez y Verdú.
El vestido con falda midi diseñado confeccionado por Birgit Hallstein (Gtres)
Cómo se saltó el protocolo Federico X en su proclamación como rey de Dinamarca
Uno de los episodios más destacados fue durante su proclamación en enero de 2024. “En un acto de solemnidad institucional, el monarca besó a su esposa, la reina Mary en la boca, y alzó la mano en un saludo popular informal. Este gesto, aunque celebrado por muchos, rompió con el ceremonial previsto”. Desde el punto de vista del protocolo, “fue una transgresión simbólica que marcó desde el inicio un estilo más emocional, menos contenido, lo cual puede leerse como una apuesta por la cercanía, pero también como una dilución de la figura regia”.
Exceso de abrazos y palmadas en la espalda
En actos públicos ha mostrado una tendencia al contacto físico espontáneo: abrazos, palmadas en la espalda o saludos efusivos. “Desde el protocolo, esto puede percibirse como una pérdida de la neutralidad que debe preservar el monarca”, explica la experta. Asimismo, “en numerosas ocasiones se le ha observado en actos religiosos oficiales sentado con las piernas cruzadas o adoptando posturas corporales desgarbadas, gestos que en este tipo de contextos son leídos como signos de informalidad excesiva. El lenguaje corporal es fundamental en la proyección de la autoridad simbólica: un monarca no solo debe estar, debe representar”.
Federico de Dinamarca, durante un acto en Copenhague.
Gtres
La forma de vestir no siempre adecuada de Federico de Dinamarca
A esto se suma el detalle, no menor, de la indumentaria. Federico X ha sido objeto de observación por su uso reiterado de trajes demasiado estrechos o visiblemente pequeños, lo que genera una imagen tensa o poco cuidada en actos de alto perfil. “Aunque se trata de una elección personal, la vestimenta en la monarquía es parte del discurso visual del poder: comunica control, elegancia y jerarquía”, recuerda María José Gómez y Verdú. “Una chaqueta mal entallada o una camisa que tira no es un descuido inocente, sino una fisura en el código de representación institucional”, sostiene.
El comportamiento de Federico X en las cenas de gala
Por último, en contextos diplomáticos y cenas de gala, la experta recuerda que “ha improvisado intervenciones o usado un tono coloquial fuera del protocolo previsto, alterando el ritmo y la solemnidad del acto”. Aunque estos gestos pueden reforzar su imagen de rey accesible, “lo cierto es que también generan confusión en escenarios donde se espera precisión ceremonial”.
Federico X está trazando su propio estilo como monarca, pero su desafío será equilibrar la modernización de la imagen real con el respeto a los códigos que sostienen la legitimidad de la Corona. Porque, “en la monarquía, cada gesto tiene peso y en el protocolo, la forma sigue siendo fondo”, termina la experta.