En España tenemos la tradición de que la familia real veranee en Mallorca en el complejo de Marivent desde que comenzaran a utilizarlo de esta forma en los años setenta. Año tras año la familia se desplaza a la isla balear para disfrutar del buen tiempo y los deportes náuticos que permite Mallorca.Aunque sabemos que este destino vacacional no es del agrado de todos los miembros de la familia real, hay costumbres que hacen leyes y continúan fieles a la cita balear.
Eso sí, nuestra familia real luego complementa los días en Marivent con unas vacaciones privadas de las que poco o nada suele trascender a la opinión pública. Pero ¿y el resto de casas reales europeas? ¿Dónde veranean? ¿Cuáles son sus costumbres? Vamos a descubrirlo.
Nuevos monarcas, mismas costumbres
Posiblemente el destino de las vacaciones de verano de la familia real británica sea el más conocido para el gran público. Desde hace décadas la familia se reúne en el entorno de las highlands en el castillo de Balmoral. Esta propiedad, la favorita de la reina Victoria, reúne todo lo que le gusta a los Windsor: tranquilidad, el campo y cotos para ir de caza. Carlos III continúa con la costumbre de su madre de veranear en Escocia, de hecho, Isabel II falleció estando de vacaciones en esta casa. Mientras tanto, Guillermo parece tener una distinta opinión sobre cómo deben ser las vacaciones de verano.
Isabel II y Felipe de Edimburgo con dos de sus hijos en Balmoral el verano de 1972
Gtres
Normalmente los príncipes de Gales optaban por pasar la temporada estival en la isla de Mustique (en las Granadinas, en el Caribe) donde ya encontrara su refugio personal la princesa Margarita. Desde el año 2020, Guillermo y Catalina veranean en la isla privada de Tresco. La isla, enclavada en el entorno al que denominan “el caribe de Cornualles” se encuentra al suroeste de la isla de Gran Bretaña y tiene playas de arena blanca y un entorno tranquilo y seguro para los hijos de los príncipes. Además, Guillermo guarda especial cariño a esta isla ya que en ella veraneó junto a sus padres en 1989.
Muchas islas y algún barco
Son muchas las casas reales europeas que se decantan por pasar parte de sus vacaciones de verano en alguna de las muchas islas que poseen sus países. Este es el caso de los monarcas de Noruega y Suecia, que se decantan por propiedades en islas dentro de sus fronteras. Mientras el rey de Noruega veranea en la isla de Tjøme, el de Suecia se desplaza hasta Öland. Ambos disfrutan de unos días en familia en palacios situados en sus propios países. No es así el caso de los reyes de países bajos, que desatan la polémica por sus muchas semanas de vacaciones al año y los destinos elegidos.
Guillermo y Máxima de Paises Bajos visitando la Acrópolis de Atenas
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Guillermo y Máxima de los países bajos eligen Grecia para sus cuatro semanas de vacaciones de verano. Desde hace años tienen una propiedad en la localidad de Kranidi que les sirve de retiro estival, en plena pandemia mantuvieron la costumbre y fueron criticados por saltarse las restricciones covid para viajar hasta el país heleno. La mansión tiene varias viviendas y hasta helipuerto privado. Este año además han estado varios días navegando la familia al completo en el yate del diseñador Valentino.
Palacios y retiros en altamar
La reina de Dinamarca suele veranear en el palacio de Grasten, famoso por sus jardines proyectados por la reina Ingrid inspirados en los grandes jardines ingleses. Su hijo, Federico X, al igual que Guillermo de Gales, tiene una idea distinta sobre cómo deben ser las vacaciones de verano. Federico X tiene una residencia en la ciudad de Verbier, en Suiza, donde todos los veranos pasan unos días y luego es común verlos navegando por Ibiza o pasando unos días por Marbella. España es uno de sus destinos favoritos.
La familia real belga continúa desde hace décadas con la costumbre de retirarse unos días al impresionante palacio de Ciergnon para disfrutar de los bosques que lo rodean y la intimidad que les proporciona.
Si una familia real europea destaca siempre por sus vacaciones de verano, esa es la monegasca. Mientras Charlene y Alberto se decantan por la increíble mansión de Roc Agel en Niza, Carolina de Mónaco, sus hijos y sus nietos se divierten en altamar a bordo del megayate ‘Pacha III’ que les ofrece todas las comodidades de un hotel flotante y, al igual que con Federico y Mary, es bastante común encontrarlos entre los muchos yates que fondean en cualquiera de las islas Pitiusas.
Mientras tanto Estefanía suele decantarse por algún pueblo de la costa azul francesa en el que perderse con sus hijos para disfrutar de las aguas turquesa y las horas de sol que ofrece ese rincón del mediterráneo lejos de la frontera monegasca.