Puede ser tu pareja, tu jefe, tu compañero de trabajo, o incluso un familiar cercano, pero si tienes un narcisista cerca es posible que a estas alturas tenga información suficiente para saber lo difícil que puede llegar a ser convivir con ellos, y el daño que son capaces de infligir. Este tipo de personalidad, cada vez más estudiado, demandan atención constante, carecen de empatía y presentan un patrón generalizado de grandiosidad y necesidad de ser admirados.

Uno de los rasgos que más dañinos es la manera en la que utilizan las relaciones interpersonales para beneficiarse. Para ello, utilizan mecanismos tales como la manipulación emocional, dar migajas de amor o hacer ‘love bombing’, para luego desaparecer a su antojo o hacer luz de gas cuando intentan hablar con ellos.  Pero, ¿es posible que un narcisista cambie? Para comprender mejor sus motivaciones y cómo podemos aprender a convivir con ellos, hablamos con la psicóloga Deborah Murcia, experta en trauma, apego, violencia de género, manipulación y abuso narcisista, además de autora del libro 'No soy yo, eres tú' (Editorial Grijalbo).

¿Cómo es la personalidad de un narcisista?

Los narcisistas suelen tener una autoimagen inflada, como si fueran lo más top del universo, pero (y aquí viene la trampa) por dentro son inseguros. Necesitan que los demás los validen constantemente porque no se sienten suficientes sin esa aprobación externa.

Tienen poca empatía, o sea, les cuesta ponerse en el lugar del otro, y suelen manipular para salirse con la suya. Al principio pueden parecer encantadores, carismáticos y seguros, pero es puro envoltorio, todo está pensado para atraer y controlar. Son personas egocéntricas y egoístas. 

¿Hay alguna causa para que una persona sea narcisista?

Una persona narcisista no nace así porque sí. Normalmente, detrás hay una infancia con carencias emocionales. Puede venir de un entorno muy crítico, donde solo se sentía valiosa si destacaba, o todo lo contrario, donde la sobrevaloran todo el tiempo y no aprendió a manejar la frustración. En ambos casos, se forma una autoestima falsa para protegerse.

También influye si no tuvo un apego seguro de pequeño, lo que hace que de adulto no sepa confiar y se relacione desde el control o la manipulación. A eso se suma el contexto social: vivimos en una cultura que refuerza mucho la imagen, el éxito y la validación externa. Eso potencia más aún ese tipo de personalidad, sobre todo si ya hay una base emocional inestable.

¿Cuáles son las primeras señales que vamos a detectar en la relación con un narcisista? ¿Las primeras alarmas?

  • Idealización rápida: te dicen que eres su alma gemela a las dos semanas. Spoiler: no es amor, es enganche.
  • Falta de responsabilidad: todo lo malo es culpa de los demás. Ellos nunca se equivocan.
  • Gaslighting: te hacen dudar de tu realidad. Tú dices “esto me dolió” y te contestan “estás loca, eso no pasó así”.
  • Control disfrazado de amor: “Te celo porque te amo”, “no me gusta que salgas con tus amigas, quiero protegerte”.
  • Necesidad constante de atención: si no están en el centro, se frustran y te castigan con el silencio o el desprecio. 

¿Puede cambiar un narcisista?

Cambiar es posible, pero en el caso de una persona narcisista, es especialmente difícil. Y no lo digo para desanimar a nadie, sino para ser realista.

El narcisismo se construye como una especie de escudo que la persona ha levantado desde hace mucho tiempo para protegerse de sentimientos muy profundos de inseguridad, rechazo o vacío, por lo que, todo su sistema interno está basado en negar esa fragilidad. Mostrar vulnerabilidad, admitir errores o hacerse cargo del daño que provoca no sólo le resulta incómodo, sino que le amenaza directamente su sentido de identidad.

Además, la mayoría de las veces, los narcisistas no llegan a terapia por iniciativa propia, lo hacen porque algo en su vida se ha roto: una relación, una pérdida, una crisis; y aun así, muchas veces entran al espacio terapéutico con la misma dinámica de siempre: justificarse, culpar al entorno, minimizar lo que hacen.

Para que haya un cambio real, tiene que haber un nivel de autoconciencia muy alto, una disposición genuina a revisar patrones, y la capacidad de sostener emociones que llevan toda la vida evitando. Eso no significa que sea imposible, pero sí poco común. El proceso es largo, incómodo y, muchas veces, doloroso.

Un narcisista puede cambiar, pero solo si está realmente dispuesto a dejar de protegerse detrás de la imagen que ha construido, y eso, por lo general, no ocurre sin una crisis importante o sin un trabajo terapéutico profundo y constante.

Tenemos que recordar que para cambiar, primero hay que reconocer que hay un problema y un narcisista rara vez ve sus fallos, culpa a los demás, y evita el dolor emocional a toda costa. Algunos pueden cambiar si realmente lo desean y trabajan en terapia, pero yo no lo he visto hasta la fecha.

¿Cómo nos podemos relacionar con ellos?

Depende del tipo de relación (pareja, familiar, laboral), pero aquí van unos tips básicos:

  • Límites, límites, límites. Y no solo ponerlos, sino mantenerlos firmes.
  • No entres en su juego emocional. Si te provocan, respira hondo y responde con neutralidad.
  • No esperes empatía o cambios mágicos. Acepta que probablemente no va a ser la relación que tú deseas.
  • Si es muy dañino y te hace mal, priorizarse y alejarse. La paz mental vale más que cualquier vínculo.