Una vez que te has puesto en marcha para seguir una dieta de adelgazamiento, parece que todo viene rodado. Vas perdiendo kilos poco a poco hasta lograr tu peso ideal, pero cuando llegas a la meta no todo está conseguido. El siguiente paso puede ser todavía más complicado: mantenerte a lo largo del tiempo. Te contamos cuáles son los culpables del temido efecto rebote y te damos los consejos básicos que van a mantener tu báscula a raya. No es tan complicado, un poco de sentido común y cierta disciplina son las claves infalibles.

1- Tomar sal en exceso

Además de ser perjudicial para la salud, ya que aumenta la tensión y potencia la posibilidad de accidentes cardiovasculares, la sal retiene muchos líquidos y, por tanto, provoca hinchazón. En una dieta saludable, si quieres adelgazar o mantenerte, no debes ingerir al día más de 2.300 mg (lo que equivale a una cucharadita de postre).

2- No planificar las comidas

Mientras estás a dieta tienes el calendario de lo que debes comer en cada momento tal y como te ha indicado el nutricionista, pero una vez que lo dejas, comienzan los problemas sobre qué comer. Lo ideal es que sigas planificando las comidas como has hecho durante la dieta. La clave es prepararla para varios días y meterla en el congelador, porque es la forma de evitar comer cualquier cosa o pedirla preparada. También es importante que varíes el menú para no aburrirte y que lleves una lista a la hora de hacer la compra.

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3- Dormir menos de lo que deberías

El cuerpo necesita el descanso para restablecerse y recuperarse. Además, ¿sabías que dormir poco o mal provoca una reacción en el organismo que incita a comer más grasas? También saltarse el ciclo regular del sueño, como sucede cuando trasnochamos, influye en nuestros hábitos a la hora de comer, lo que provoca el temido efecto rebote.

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4- Beber poca agua

Los riñones trabajan más lento y se acumulan más toxinas en nuestro organismo si no bebemos suficiente líquido. Es obligatorio beber dos litros de agua al día, para mantenernos hidratadas, eliminar los desechos y evitar la retención de líquidos. Si te cuesta mucho esfuerzo también puedes recurrir a las infusiones de té verde o rojo.

5- Picotear en exceso

Esos tentempiés entre comidas hacen que puedas llegar a un extra de calorías que lleguen a sobrepasar las 250 diarias. Si en alguna ocasión lo haces, evita los alimentos más calóricos y decántate por la fruta, los crudités, algo de pavo o un par de tortitas de arroz.

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6- Comer mucho fuera de casa

Una vida social demasiado activa, en la que estás todo el día comiendo fuera de casa, provoca, en la mayoría de las ocasiones, que tomes alimentos con más aporte calórico y que comas más. Si por el motivo que sea no puedes evitarlo, hay algunas pautas que debes recordar: intenta no tomar nada de pan antes de la comida, son calorías que no necesitas y lo único harán es evitar que mantengas tu peso. Además, lo ideal es que solo pidas un plato principal y te olvides del postre y de los entrantes. Pero, si no te puedes resistir, no elijas platos que contengan salsas o queso, decántate mejor por una ensalada o una crema de verduras. Para el postre la solución puede ser un sorbete o una macedonia.