'El Hormiguero' cierra temporada este 3 de julio con la visita de Santiago Segura. El actor y director tiene una nueva película, 'Vacaciones de película' recordó con Pablo Motos cómo son sus rodajes y alguna de sus anécdotas más divertidas. Como director es uno de los encargados principales de que el producto audiovisual que se está grabando se termine a tiempo. Todas las exigencias que la actividad cinematográfica imponen le llevó en 'Torrente 5' a ponerse "serio".

Santiago Segura cierra la temporada de 'El Hormiguero'
Santiago Segura recuerda sus anécdotas como director. Foto: 'El Hormiguero'.

Actor Santiago Segura at the Palafox Cinema inauguration event in Madrid, on Tuesday 15, October 2019

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"Era una escena en la que Cañita hacia algo gracioso y Angy no paraba de reírse. Le dije, en medio de la tensión, que luego se podía comprar el DVD cuando saliera en casa", recuerda apenado. Lo cierto es que el perdón no tardó en llegar y ahora es un recuerdo gracioso para ambos. "Me arrepiento, cada noche me acuerdo", le explicó a las hormigas que allí le preguntaban. Una producción se puede salvar en rodaje, en determinadas ocasiones y, por eso, "repito y repito hasta que se puede arreglar así. Hay que intentar hacerlo bien". La saga 'Torrente' se ha nutrido de cameos de grandes rostros que le acompañaban en sus historias. El peor cameo para Santiago Segura, sin dudar, ha sido Íñigo de 'Gran Hermano': "Fue terrible, le mando un beso que lo hizo con cariño".

El "trabajo más absurdo de la vida" de Santiago Segura antes del cine

Pablo Motos y Santiago Segura tuvieron tiempo también para recordar cómo era su vida antes de que diera sus primeros pasos en el universo cinematográfico. Antes de 'Torrente' y rodajes como los actuales, trabajó como "Mistery Shopper", lo que se conoce como cliente misterioso o sorpresa, en la SEAT. "Ha sido el trabajo más absurdo de mi vida. Me mandaban a los concesionarios para intentar comprar el nuevo modelo", recordó entre risas de aquel momento. No entiende, ni aún habiendo pasado tiempo ya de eso, para qué le habían contratado. "Salía, rellenaba un formulario y, si el empleado lo había hecho bien le daba 5.000 pesetas. Si no, lo reportaba a la empresa", explicó sobre su cometido final. El mismo catalogó esta tarea como absurda y se sentía como "una rata, un chivato" en toda regla. Aunque al final terminara dando al vendedor la comisión final, "me miraban mal".