La cocina no es solo un espacio funcional para Jordi Cruz, sino también una espacio muy personal debido a su pasión por la gastronomía. El chef catalán, rostro imprescindible de 'Masterchef', vive junto a su pareja, la arquitecta brasileña Rebecca Lima, y su hijo Noah en un impresionante chalet ubicado a las afueras de Barcelona, donde esperan la llegada de su segundo hijo en común. En esta vivienda moderna y elegante, la cocina se convierte en el auténtico corazón del hogar, fusionando estilo industrial, inspiración nórdica y detalles mid-century que reflejan tanto el gusto decorativo de Rebecca como la visión profesional de Jordi Cruz. Te contamos todos los detalles.

Dos cocinas, dos funciones

La vivienda de Jordi Cruz cuenta con dos cocinas completamente diferentes pero complementarias. En la planta principal encontramos la cocina familiar: un espacio integrado al salón, pensado para el día a día, donde predominan los colores claros, la calidez de la madera natural y una atmósfera acogedora. Este ambiente de estilo nórdico destaca por su mobiliario minimalista, su isla funcional y la luminosidad que aportan los amplios ventanales y el suelo de madera.

Pero es en la planta superior donde el chef ha instalado su particular templo de creación culinaria: una cocina profesional de estilo industrial, con predominio del negro, superficies amplias y equipamiento de alta gama. Esta estancia, elegante y práctica a la vez, está completamente pensada para llevar a cabo un cocinado digno de alta cocina. Desde una isla central para preparar platos con total comodidad hasta electrodomésticos integrados y encimeras de piedra negra, que invita a trabajar como en un restaurante, pero contando con la privacidad y tranquilidad que da el hogar.

Uno de los elementos estéticos que unifica ambas cocinas es el uso de la piedra negra, presente especialmente en encimeras, revestimientos y detalles arquitectónicos. Este material no solo aporta elegancia y diseño a la estancia, sino que conecta visualmente la cocina familiar con la profesional. En la planta baja aparece de forma más sutil, fusionaba con madera clara y tonos blancos, mientras que en la planta alta toma el protagonismo con un diseño más elegante y pensado para el trabajo técnico. La elección de la piedra negra no es casual: Jordi Cruz ha señalado en varias ocasiones su predilección por los materiales nobles, duraderos y fáciles de mantener, especialmente cuando se usan a diario. Además, este acabado ofrece una combinación muy llamativa con los muebles de inspiración nórdica y los toques cálidos de la estancia. 

Mobiliario nórdico con esencia mediterránea

La cocina familiar destaca por su mobiliario nórdico de líneas rectas, colores suaves y formas ligeras, que crean un espacio donde la funcionalidad no navega en dirección contraria con la estética. Los armarios sin tiradores, las encimeras de acabado mate y las superficies despejadas refuerzan la sensación de orden y amplitud. La estancia se completa con una gran mesa de comedor de madera natural y sillas mid-century, que aportan ese toque vintage elegante que tan bien encaja en el estilo general de la casa. El resultado es un espacio acogedor, moderno y amplio, donde la vida familiar fluye con naturalidad. La cocina se integra visualmente con el salón y el comedor, permitiendo una convivencia diáfana. Es aquí donde la pareja desayuna, cocina de forma informal y comparte momentos cotidianos con su hijo.

En contraste, la cocina profesional del piso superior está diseñada con mentalidad de chef. Aquí, Jordi Cruz encuentra el entorno ideal para experimentar, ensayar recetas, grabar contenidos y recibir a amigos y colegas del sector. La isla central de trabajo, los módulos con espacio para almacenaje técnico y la disposición ergonómica de los elementos recuerdan al diseño de una cocina de alta restauración. El color negro domina tanto en el mobiliario como en los detalles metálicos, aportando una estética muy fina y elegante. La cocina se abre a una zona exterior con vistas a la ciudad de Barcelona, y cuenta con acceso a una terraza donde la familia puede organizar cenas al aire libre o disfrutar del atardecer con una copa de vino.

Pese a su diseño moderno, la cocina no pierde el alma cálida que caracteriza a toda la casa. La iluminación es clave en este diseño: focos empotrados en techo, tiras led bajo los armarios y lámparas colgantes sobre la isla crean distintos ambientes según la hora del día y el uso del espacio culinario. Además, las plantas, las vajillas expuestas y las piezas decorativas cuidadosamente seleccionadas por Rebecca Lima aportan personalidad sin recargar. La estética mid-century vuelve a aparecer en elementos como taburetes de madera curvada, relojes de pared retro o textiles de lino en colores neutros.

Para Jordi Cruz, la cocina no es solo un espacio más de la casa, es la estanciat donde tiene lugar la vida diaria de la familia. Y eso se refleja en la manera en la que este espacio ha sido diseñado junto a su pareja. No es una cocina de museo, sino un entorno acogedor, pensado para cocinar en familia, experimentar con ingredientes, reunir amigos y desconectar del ritmo frenético del trabajo.