Hace 18 años que conocimos a la Infanta Sofía de Borbón. La benjamina de los Reyes de España nacía el 29 de abril del año 2007 y con su llegada la Princesa Leonor tenía por fin una compañera de juegos y posiblemente la que será toda su vida su mejor cómplice. A priori, ambas hermanas han sido criadas de forma muy similar y han seguido caminos paralelos hasta hace unos años.  Con motivo de esta celebrada fecha, la Casa de Su Majestad el Rey ha distribuido a la prensa fotografías de la joven Sofía en un ambiente distendido y relajado.

La Infanta Sofía alcanza la mayoría de edad en un momento trascendental en la vida de cualquier joven, pero aún más cuando se pertenece a la Familia Real. Su vida hasta ahora ha transcurrido relativamente alejada del foco mediático en comparación con su hermana, la Princesa Leonor, pero este cumpleaños supone para Sofía un antes y un después en su recorrido personal y emocional. Este año veremos cómo la Infanta comienza sus estudios universitarios y comienza a dibujar cómo será su vida adulta. Charlamos con la psicóloga y autora de ‘Ni un capullo más’ (Grijalbo, 2025), Lara Ferreiro,  que nos realiza un interesante perfil psicológico de la hija menor de los Reyes de España.

“No es fácil convivir con la constante comparación”

Lo primero que Lara Ferreiro destaca es la relación entre hermanas de la Infanta y la Princesa. “Aunque nunca las hemos visto enfrentadas o enemistadas, el cerebro y la personalidad se forman hasta los 25 años, y ambas son muy jóvenes todavía, por lo que su relación podría alterarse y cambiar con el tiempo a medida que cada una construye su propio camino vital y personal”, nos recuerda. Y es que, según nuestra experta, “no es fácil convivir emocionalmente con una diferencia de expectativas tan diferentes. La comparación constante entre ellas puede haber generado tensiones o roces superficiales, que, si no resuelven, pueden acabar enquistándose”.

La infanta Sofía ha optado por un estilismo sencillo

Casa de S.M. el Rey

Según Ferreiro, “algunas royals que tienen una hermana primogénita y heredera al trono, pueden acaban desarrollando el complejo de “hermana segundona”, donde, a pesar del cariño de sus padres, exista una lucha emocional interna por encontrar su lugar sin que ese afecto se vea contaminado por la competitividad impuesta por su entorno”. Ya que, “a nivel psicológico, este tipo de dinámica en la que se le datoda la atención a una hermana y la otra se queda en segundo plano, puede generar una sensación interna de no ser suficiente o de no tener derecho a brillar con luz propia, incluso desarrollar de adulta una atelofobia o el “síndrome de la Barbie”, querer ser perfecta”, advierte Lara Ferreiro.

“Sofía ha aprendido a modular su autenticidad para no desentonar”

Según nuestra psicóloga de cabecera la relación de la Infanta con sus progenitores definirá de forma definitiva su forma de ser. “Sofía, que por carácter parece menos institucional y más natural, podría haber aprendido a modular su autenticidad para no desentonar con las expectativas de su madre”. Y es que, según Ferreiro, “esta dinámica, si no se trabaja de forma correcta, puede generarle muchas inseguridades, necesidad constante de validación o, al contrario, una actitud de distanciamiento emocional hacia Letizia en edad adulta”.

Bajo el punto de vista de Ferreiro, “Felipe VI podría haber ejercido un papel más flexible con Sofía. Siempre hay “poli malo, poli bueno” dentro de los progenitores, roles complementarios.  Las hijas suelen buscarlo en la figura paterna, el primer amor incondicional, y todo apunta a que Felipe ha sido ese apoyo emocional para Sofía”. Porque, nos cuenta Lara que “las personas solemos desarrollar dependencia afectiva con nuestros padres, para Sofía es muy importante la aprobación paterna que es un magnífico padre”.

La Infanta podría desarrollar ansiedad o fobia social

Para Ferreiro otro punto clave en el desarrollo emocional de la benjamina de la Familia Real es la circunstancia de la relación con la prensa. “La Infanta ha crecido en un entorno muy protegido y controlado, la presión mediática siempre está ahí, esperando cualquier gesto o decisión suya para ser analizada”. Esta circunstancia podría desencadenar trastornos y problemas. “A nivel emocional, vivir sabiendo que cualquier paso puede ser un titular genera un estado de hipervigilancia emocional, que suele desembocar en ansiedad o fobia social o en una tendencia a evitar la exposición pública, en un futuro”.

“Cumplir 18 años es, para cualquier joven, sinónimo de independencia, pero en su caso, esa libertad estará condicionada por protocolos, deberes institucionales y decisiones supervisadas por la institución monárquica. Esto puede provocarle lo que se llama en psicología una disonancia cognitiva emocional, es decir, un conflicto interno entre el deseo de libertad y la aceptación de un destino impuesto desde que nació”, sentencia Lara Ferreiro.

Para acabar, nuestra psicóloga extiende un consejo a la Infanta, “que conserve esos refugios emocionales que le hacen bien, que mantenga al margen relaciones auténticas y que no renuncie a crear hobbies y espacios privados donde no se la vea como Infanta, sino como Sofía”. Ya que, según Lara Ferreiro, “es en ese equilibrio entre el deber y el deseo donde reside la clave de su bienestar”.