El hombre del tiempo de Antena 3, Roberto Brasero, visita esta noche a su compañero Pablo Motos en ‘El Hormiguero’. El comunicador acude al espacio de Trancas y Barrancas para “Pequeña historia del clima”, su nuevo libro que ya está a la venta. Una oportunidad de oro para que nosotros profundicemos en las raíces del periodista meteorológico más querido de la pequeña pantalla.
Una infancia muy feliz
Roberto Brasero de pequeñito en la Casa Cuartel de Talavera
De 54 años de edad (nació en Talavera de la Reina, Toledo, el 31 de marzo de 1971), Roberto Brasero pasó los primeros años de su vida en una casa cuartel ya que su padre era un efectivo de la Guardia Civil. Según ha contado en múltiples ocasiones, aquel entorno tan peculiar marcó profundamente su niñez. Paco, que así se llamaba su progenitor, era motorista de tráfico de la Benemérita y estas viviendas, integradas en los cuarteles donde residían los guardias civiles y sus familias, eran un espacio que combinaban la vida familiar y laboral en un mismo espacio. Este ambiente, aunque podía parecer austero o rígido desde fuera, fue para Brasero un lugar de recuerdos felices y aprendizajes fundamentales.
Son varias las ocasiones en las que Roberto ha descrito su vida en la casa-cuartel como una experiencia positiva y enriquecedora. Según sus propias palabras, conserva "buenísimos recuerdos" de aquella etapa, lo que sugiere que, lejos de sentirla como una limitación, la percibió como un espacio de seguridad y comunidad. Las casas-cuartel solían ser entornos cerrados, con normas estrictas y una dinámica influida por la disciplina militar, pero también fomentaban un fuerte sentido de unión y hermandad entre las familias que las habitaban. Para un niño como Roberto, esto significó crecer rodeado de otras familias en circunstancias similares, con hijos de guardias civiles que rápidamente se convirtieron en sus primeros amigos y compañeros de juegos.
Así es la Casa Cuartel de Talavera de la Reina donde creció Roberto Brasero
"La gente cree que son sitios cerrados, aislados del mundo, pero en realidad son todo un universo. Yo recuerdo el enorme patio en el que soltaban una vaquilla en las fiestas de la patrona, el pozo, las cuadras con los caballos, las galerías en las que jugábamos todos los chavales, porque formábamos una pandilla en la que éramos uña y carne. En la calle, cuando salíamos a jugar, teníamos a nuestros antagonistas, que eran los chavales de los peones de caminos".
El hecho de que su padre fuera motorista de tráfico añade un matiz especial a esta vivencia. Paco, al ser un hombre de acción dentro de la Guardia Civil, probablemente llevaba a casa historias y una ética de trabajo que influyeron en el joven Roberto. En una entrevista en Espejo Público, Brasero destacó cómo su padre era "estricto pero justo", lo que sugiere que la disciplina del cuartel no solo estaba en el ambiente, sino que se trasladaba a la educación en el hogar. Sin embargo, esta estricta no era severa en exceso, ya que Roberto siempre ha enfatizado el cariño y el apoyo que recibió de sus padres.
La casa-cuartel también ofrecía un contraste con el mundo exterior. En una época en la que Talavera de la Reina era una ciudad más pequeña y tranquila, vivir en un cuartel podía significar cierta separación de la vida urbana típica, pero a la vez una conexión constante con una comunidad unida por el deber y la lealtad. Brasero ha mencionado que de esta etapa le quedó un "sentimiento de lealtad y compañerismo", valores que probablemente observó en las interacciones diarias entre los guardias y sus familias.
Aunque no hay detalles específicos sobre anécdotas concretas de su día a día en la casa-cuartel —como juegos en el patio, rutinas familiares o el sonido de las motos de su padre llegando a casa—, es evidente que este entorno moldeó su visión del mundo. La combinación de disciplina, protección y cercanía familiar parece haber sido clave para que Roberto recuerde su infancia como "muy feliz". Este período terminó cuando la familia se trasladó, pero las memorias de la casa-cuartel permanecen como una parte esencial de su identidad, ligada inseparablemente a la figura de su padre y al legado de una vida estructurada pero afectiva.
Su padre falleció en 2021 pero su madre sigue al pie del cañón
Los padres de Roberto Brasero, Paco y Feli, desempeñaron un papel fundamental en su vida, tanto durante su infancia en la casa-cuartel de Talavera de la Reina como en su desarrollo personal y profesional. Paco vivió hasta los 91 años y falleció en 2021 dejando una huella muy significativa en Roberto, quien lo consideraba "un pilar fundamental". En redes sociales y televisión, Brasero ha compartido cómo su padre le inculcó valores que hoy intenta transmitir a sus propios hijos, como la lealtad, el respeto y la importancia de la familia.
Con esta imagen se despidió Roberto Brasero de su padre en redes sociales
Por su parte la madre de Roberto, Feli, sigue viviendo en Talavera, es una de las mayores fans de su hijo y está perfectamente a sus 94 primaveras. Recientemente la veíamos junto a su hijo en sus redes sociales disfrutando de las procesiones de Semana Santa. Vive sola aunque tiene una persona que la ayuda en las tareas del hogar. En un espacio de Antena 3 el informador meteorológico comentó que cuenta con la suerte de que sus hermanos están cerca de su madre: "Yo tengo mis huecos, cuando el tiempo está tranquilo me escapo a verla", declara cercano.
Cariñosa y cercana, como tantas mujeres de su generación, su rol principal estuvo ligado a la crianza de sus cuatro hijos y al mantenimiento del hogar, especialmente en un contexto como la casa-cuartel, donde las esposas de los guardias civiles solían formar una red de apoyo mutuo.
Padre de familia numerosa
Roberto Brasero con tres de sus cuatro hijos
El meteorólogo más simpático de la pequeña pantalla está casado desde hace 25 años con Beatriz, una periodista de origen chileno a la que conoció cuando ambos trabajaban en Telemadrid. Juntos han sido padres de nada menos que de cuatro hijos, que responden a los nombres de Marina, Nerea, Íñigo Manuel y Rocío. En una entrevista con el periódico ‘El Mundo’, habló de ellos y de cómo les gusta pasar el tiempo juntos: "Me encanta jugar con mis niños, reírme, salir al campo, tomar el sol, respirar al aire libre, aunque cada vez cueste más, lamentablemente", declaró con su habitual simpatía.