Si te has cansado de teñirte para ocultar tus canas, estás de suerte, porque el pelo gris se lleva más que nunca. Eso sí, no vale lucirlo de cualquier manera. Para realizar la ‘Grey Transition’ o la transición hacia el gris, en cualquiera de sus matices y de la mejor manera posible, hay que tener en cuenta cuál es el punto de partida del cabello para determinar la mejor estrategia. Toma nota, Álex Sestelo, estilista y director del Salón que lleva su nombre, nos desvela todas las claves.

Cabello natural con canas

En un pelo natural en el que aparecen las primeras canas, el proceso es más fácil. “En este caso, lo ideal para mí es empezar con los barros, una técnica que tiene muchos beneficios, aunque también sus limitaciones con respecto al color, ya que son pigmentos que dan un tono a la cana, pero a veces no la dejan oscura como en otras partes de la cabeza. Aportan un tono que parece un reflejo y que no presenta una duración prolongada. Sin embargo, cuando la cana no es abundante, considero que es la mejor opción”, explica el estilista. Si hay mucha cantidad de cana, se puede jugar con el tono propio o con uno más claro. Sobre una base morena se pueden hacer tonalidades chocolate o mieles. Sobre una base rubia, se puede jugar con los diferentes tonos de rubios… Hoy hay gran cantidad de técnicas de coloración (reflejos, babylights o balayage), alejadas del clásico tinte, que dan juego para lograr una transición más natural.

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Cabello teñido

Cuando se parte de la clásica melena teñida de toda la vida, el proceso es más complejo. El tratamiento dependerá del porcentaje de canas. “Para cana poco abundante, hay una técnica llamada Sal y pimienta (Salt & Pepper), en la que se mantiene el porcentaje de oscuro y el porcentaje de claro, tratando las canas por un lado y la coloración de la propia base por otro, ya sea un rubio oscuro, un castaño claro...”, afirma Álex Sestelo. Las canas es lo más complicado de hacer, porque hay que decolorar, dejar el pelo sin pigmento y añadir un matiz gris o blanco. Si hay pocas canas no hay problema, pero si la raíz es blanca es más complejo. En todo caso, tiene que ser un pelo muy fuerte, porque la decoloración es la técnica más agresiva. La raíz blanca y la punta oscura es el caso más difícil. Para ello, es recomendable acudir a un buen peluquero y tener en cuenta el tiempo, porque es una técnica meticulosa y muy laboriosa.

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Cabello débil o estropeado

“Para cana muy abundante y un pelo débil o deteriorado, recomiendo cortar gradualmente el cabello o hacer reflejos para suavizar el contraste del tinte y la cana, porque hay que ser conscientes de que la decoloración daña mucho el cabello. En cualquiera de los casos, a medida que la transición avanza, es importante usar productos que ayuden a mantener el cabello saludable. Es clave utilizar champús suaves que no dañen el cabello y usar acondicionadores profundos para hidratarlo”, concluye el estilista.