Aunque con el paso del años, y sobre todo durante la menopausia, adelgazar puede suponer un verdadero reto, hay algunos detalles en los que quizás no hemos reparado pero que se dedican a ponerle la zancadilla a nuestros objetivos. Pon el radar en estas posibles causas, que puedes haber pasado por alto, para evitar que interfieran en tu control de peso.

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Tener miedo de las grasas

Es muy frecuente eliminar las grasas de la dieta cuando el objetivo es perder peso. Craso error. Las grasas saludables son fundamentales para el buen funcionamiento del organismo, ayudan a controlar el peso, aportando energía y saciedad. Algunos estudios han demostrado que consumir grasas saludables puede aumentar el gasto calórico, reducir el apetito, favorecer la quema de grasa y prevenir la obesidad abdominal. ¿Necesitas más motivos para no desterrarlas de tu dieta?

Las grasas saludables son aquellas que provienen de fuentes vegetales o animales no procesadas, y que tienen un alto contenido de ácidos grasos insaturados, como el omega-3 y el omega-6. Son muy beneficiosas para la salud, ya que ayudan a regular el colesterol, la inflamación, la coagulación, el sistema inmunitario y el funcionamiento cerebral. Son fabulosas así que no dejes fuera de tu lista de la compra alimentos como el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos, las semillas, el aguacate o el pescado azul.

dieta grasas

No elimines las grasas saludables de tu dieta para poder controlar tu peso eficazmente.

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Estar pendiente de la báscula

El número que marca la báscula generalmente es engañoso ya que va a sumar grasa, músculo y agua. Piensa que si hacer ejercicio y desarrollas músculo la báscula va a sumar ese peso, sin embargo puede que en el espejo estés más esbelta y estés remodelado tu cuerpo. Si, por ejemplo, haces una dieta hipocalórica sin hacer ejercicio, la báscula marcará menos peso pero seguramente sea por la pérdida de agua que se recupera muy fácilmente.

La báscula puede servir como una guía en algunos casos pero piensa que las hormonas, las circunstancias, el momento del día en el que te peses etc. va a variar el peso que marque por lo que no deberías obsesionarte con ella ya que puede añadir ansiedad y estrés a tu objetivo de adelgazar consiguiendo justo el efecto contrario, ataques de hambre, antojos y malestar.

Cenar tarde

Es cierto que en nuestro país lo más habitual es cenar pasadas las 21:00, sin embargo es mejor copiarle las costumbres a otros países que adelantan la cena unas horas y no hacerlo más tarde de las 20:00. ¿Por qué? Porque cenar tarde altera nuestro ritmo circadiano, que es el reloj biológico que regula las funciones del organismo según el ciclo de día y noche. Cuando cenamos tarde, interferimos con la producción de hormonas y enzimas que controlan el apetito, el metabolismo y la quema de grasa.

Cenar tarde tendría consecuencias poco saludables como el aumento de los niveles de glucosa en la sangre, lo que puede provocar resistencia a la insulina y diabetes; la diminución de la cantidad de grasa que quema el organismo durante la noche lo que favorece el almacenamiento de grasa y el aumento de peso; el incremento en el hambre y también en la ansiedad por la comida, que puede llevar a comer más y peor al día siguiente; y la alteración del sueño y de la reparación celular, algo que puede influir también en el estado de ánimo, la memoria y la salud general.

cena dieta

Cena al menos dos horas y media antes de acostarte para evitar que este hábito te engorde.

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Para evitar estos efectos, y controlar el peso de forma eficaz, se recomienda cenar al menos dos horas y media antes de acostarse, y elegir alimentos ligeros, nutritivos y bajos en calorías para facilitar la digestión y que no interfiera en el sueño.

Tomar productos light y zumos de frutas

Los productos catalogados como ‘light’ suelen ser ultraprocesados. Estos alimentos industriales generalmente están cargados y se les suele quitar la grasa para poder aplicarles esa denominación, concretamente deben contener un 30% menos para poder ponerles esa etiqueta. Ya hemos visto que eliminar las grasas de la dieta es un error pero añadir los azúcares, féculas, harinas etc. que suelen incluir estos productos eleva el nivel de glucosa en sangre provocando picos de insulina que lo que hacen es acumular el exceso de azúcar en sangre en forma de grasa, es decir, sumamos kilos en la báscula.

En cuanto a los zumos de frutas, a todas luces parecen saludables pero tienen un lado oscuro. Los zumos pueden incluir 3 o 4 piezas de fruta que entrarían en tu organismo de golpe, sin los beneficios añadidos de la fibra que obtenemos al comer la pieza entera. Esto elevaría los niveles de azúcar en sangre que ya sabemos que dispara la insulina y se almacena como grasa en el cuerpo.

Zumos y dieta

Es mejor tomar la fruta entera para aprovechar su fibra y evitar la carga glucémica que provocan los zumos.

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No dormir las horas adecuadas

Tanto la falta de sueño como el exceso de horas de descanso pueden influir en nuestro peso ya que impactan directamente en la producción de la hormona del hambre (grelina) y en la de la saciedad (leptina). Cuando no dormimos lo suficiente, se altera el equilibrio entre estas dos hormonas, lo que puede provocar que aumente el hambre pero disminuya la saciedad, es decir, vamos a comer de más sin sentirnos satisfechas. Este efecto nos puede llevar a comer más y elegir alimentos menos saludables en nuestra dieta.

Dormir poco también puede afectar al metabolismo, al gasto energético, a la inflamación y al estrés oxidativo, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión o depresión. Por eso, es importante dormir entre 7 y 9 horas al día (los estudios sugieren que 7 sería lo ideal), de forma regular y de calidad, para mantener unos niveles adecuados de leptina y grelina, y así regular el apetito y el peso de forma saludable. Recuerda que para dormir mejor es recomendable practicar ejercicio físico moderado y regular que, no solo mejora la calidad del sueño, también tiene una incidencia positiva en el metabolismo y en la salud cardiovascular.

Ten en cuenta estos factores si ves que te has estancado en tu dieta de adelgazamiento o incluso estás aumentando de peso, porque pueden ser los culpables silenciosos.