De Bárbara Rey a Óscar Higares: un Torrevieja Weekend lleno de moda, celebs, música y talento local

Hay fines de semana que no se olvidan. Que se escriben con los restos de salitre, de grandes momentos, de lentejuelas y una lista de invitados que mezcla iconos pop, rostros televisivos y nuevas caras del circuito cultural y fashion del momento. Torrevieja —tan asociada al turismo estival, las playas abarrotadas y las terrazas— ha cambiado de piel, al menos durante tres días, para convertirse en el escaparate más insólito, libre y fascinante de la moda patria. Y todo ello gracias a un nombre que cada vez suena más alto y más fuerte: Eduardo Navarrete y su Torrevieja Weekend.

Un despliegue de música, moda y visitas inesperadas 

¡Cuarta edición y superándose! Eduardo Navarrete (Bigastro, 1994) ha vuelto a poner a su tierra por bandera y consiguió que Torrevieja se convirtiera, por un fin de semana, en el núcleo de la moda, la cultura, la música y, naturalmente, la diversión de una de las ciudades más pobladas de Alicante. El diseñador, que siempre tiene en el corazón la Vega Baja del Segura y que tiene una agenda bien completa, dio cita a personajes de la talla de Bárbara Rey que no quiso perderse esta gran noche; su hija, Sofía Cristo (que también amenizó la tarde con su música junto a Arnicoco y —nuestro DJ favorito— Agustín Gómez Cascales), David Amor y el diestro Óscar Higares. Pero hay más. 

La vedette de Totana muy agradecida presidía, al lado de Eduardo Dolón, Alcalde de Torrevieja, el front row de la pasarela y dedicó unas bonitas palabras a la ciudad: "Estoy muy contenta de estar aquí y para mí Torrevieja siempre ha sido una parte más de mi casa, de Murcia. Siempre, como estamos tan cerca, me he considerado de aquí". 

El desfile de la 4ª edición del Torrevieja Weekend: La Terremoto de Alcorcón como protagonista 

 

El paseo marítimo, generalmente transitado por autóctonos, visitantes, familias y mucha juventud se transformó en un descomunal catwalk a cielo abierto, y decimos descomunal pues se ha convertido en una de las pasarelas más largas de España. Ahí es nada. La protagonista absoluta de esta edición fue la Terremoto de Alcorcón. ¿Su hazaña? Debutar como diseñadora con una colección de moda que tituló, con absoluta honestidad y fino sentido del humor, "Primera y última". Lo explicó sin tapujos: “La he llamado Primera y última porque tengo muchísimo respeto a la moda, y es un halago y alabanza a toda la gente que se dedica a este sector tan complicado”. Más claro, imposible. Pero qué manera de estrenarse, y de cerrar, si es que verdaderamente se baja del carro. 

Vestida como una diosa pop cañí, abrió el desfile con un vestido de sirena dorado ajustado, volantes XL en el bajo, globos de helio flotando a su alrededor, moño alto y una diadema LED. Todo ello mientras reinterpretaba — con esa voz entre rasgada y flamenca— una versión personalísima de 212 de Azealia Banks fusionada con una cover de los Tanguillos de Cádiz de Lola Flores. Icono, homenaje, performance y acto de fe. Un momentazo.

 

La colección fue un homenaje a los grandes nombres de la moda española. La Terremoto no se anduvo con chiquitas y presentó una serie de diseños que revisitaban con audacia, humor y cariño los universos de David Delfín, Lorenzo Caprile, Palomo Spain o Amaya Arzuaga. ¿Lo mejor? Que todos los looks iban rematados con calzado de Crocs, ese gran ugly shoe que ha pasado de ser el zapato del jardinero al fetiche fashion de editoras de moda y el must-have de pasarelas y festivales.

Y no desfiló cualquiera. Sobre la pasarela se vieron a rostros tan conocidos como el del propio Eduardo Navarrete, Fran Marto (estilista de Nieves Álvarez), Susi Caramelo, siempre tan genial y deslenguada, el actor Jazz Vilá y Teresa Gareche. Un desfile sin reglas, sin corsés, con más alma que pretensión. Algo muy difícil de encontrar en el circuito habitual de la moda española.

Torrevieja Weekend impulsa el comercio y el talento local 

Y si creías que la noche acabaría ahí, error. Porque el broche final fue uno de esos momentos en los que todo el mundo se levanta de su asiento porque sabe que 'se viene' algo grande: Nebulossa, representantes de Eurovisión 2024 con "Zorra" un himno feminista, electropunzante y absolutamente necesario que puso a bailar a los cientos de personas que se dieron cita en este desfile. 

Pero más allá del espectáculo, el Torrevieja Weekend impulsa el comercio local, las tiendas de siempre, los talleres artesanos y el talento de la zona que, muchas veces, pasa desapercibido entre cadenas multinacionales y turismo masivo. Tras el show de La Terremoto, los focos se encendieron sobre los escaparates de Torrevieja, con un desfile protagonizado por firmas locales como Galatea, Lola en Chanclas, Moda de nata y Carla Nicolás que demostraron su talento con la aguja. Porque este evento, apoyado firmemente por el Ayuntamiento, por Eduardo Navarrete y por todo su equipo, no es solo una cita con la moda, sino un impulso decidido a la economía creativa de la ciudad. 

Paella, comercio y turismo: 'la previa' del gran desfile

La jornada había arrancado ya con fuerza desde primera hora. Y es que, como antesala al desfile, la Plaza de la Constitución se transformó en un vibrante punto de encuentro gracias a un nuevo formato de market que puso el foco — e invitando a una paella multitudinaria— en el comercio local. Porque si algo defiende el Torrevieja Weekend es que la artesanía, el pequeño negocio y las propuestas de proximidad no solo forman parte del alma de la ciudad, sino que también merecen un altavoz que las saque del anonimato.

A ese escaparate se sumaron nombres como Óptica Mar, Chantal, Llamussi, Joyería Hernández, Cocco, Arena, Calzados Betún, Nichi Seyjo, Oxana, Mini and Me, Makosh, Pink Velvet, Riera o Victoria Alarcón. Una constelación de firmas que dejaron claro que el comercio local de Torrevieja está más vivo que nunca y es más diverso de lo que muchos creen. Vecinos, turistas y celebrities pudieron recorrer los stands, curiosear entre productos cuidados y descubrir, en pleno corazón urbano, ese otro latido de la ciudad que no siempre se ve, pero que sustenta gran parte de su identidad.