Ha pasado algo más de una semana desde que los Reyes y la Infanta Sofía despidieron a la Princesa Leonor a las puertas de la Academia General Militar de Zaragoza. Un momento de intensa emoción del que ha quedado una imagen muy especial para el recuerdo: Letizia y su hija mayor fundidas en un fuerte abrazo. Si en nuestro país ha sido una de las imágenes más comentadas, no lo ha sido menos en el resto del mundo. La repercusión de esta fotografía ha traspasado fronteras, inspirando los titulares más elogiosos por lo que representa de cercanía familiar fuera de los estrictos protocolos oficiales.
"Letizia de España muy emocionada: un extremadamente raro abrazo entre madre e hija antes de un gran paso para la adolescente", rezaba la web DayfrEuro. De "dulce despedida" lo calificaba la revista estadounidense People. "¡Adiós, mamá!", encabezaba el diario británico Daily Mail, destacando la "cariñosa despedida" de su madre.
Todos los medios han subrayado la especial emoción que expresaba la Reina Letizia con su rostro y con su cuerpo, sorprendidos porque este tipo de reacciones suele quedar en segundo plano cuando se habla de la realeza.
El gesto de la soberana al abrazar a la Princesa Leonor, rodeándola con ambos brazos y poniendo las manos sobre la espalda y los hombros de su hija, completamente abiertas, revela para los expertos en comunicación no verbal un fuerte sentimiento de unión.
Parece casi que Letizia no la quería dejar marchar. Y, por otro lado, con este abrazo la Reina también parecía traspasarle toda la fuerza necesaria para afrontar un reto tan importante como iniciar la carrera militar. Su 'niña' se iba de casa, y además al ejército, un entorno austero y súper disciplinado. Y por eso necesitaba decirle, más allá de las palabras, todo lo que la quería, la suerte que le deseaba en este camino y la confianza absoluta en su capacidad. Por supuesto, también y más importante, todo el amor que siente su familia por ella, a la que siempre podrá recurrir como un refugio de seguridad.
El abrazo y los besos no fueron los únicos gestos de Letizia y Leonor. Es cierto que fueron la guinda, pero en realidad ya habíamos visto otras muestras de afecto durante su recorrido por la academia. La Reina y la Princesa caminaron una parte del trayecto agarradas de la mano, Letizia no dejaba de sonreír a su hija, le pasaba la mano por el hombro, acariciaba su cara y le dirigía miradas llenas de brillo...
Lo que más ha llamado la atención es la naturalidad del momento, con el que cualquier familia podría identificarse. Se trataba simplemente de una madre y una hija diciéndose adiós (solo por el momento) ante un paso trascendental en la vida de la heredera al trono. Todo esto está en esta fotografía, que ya podemos decir que es histórica.