Pastora Soler nos recibe el mismo día que iba a grabar el videoclip del primer sencillo de su nuevo disco, 'La tormenta'... Aún no había trascendido que se llamaría 'La calma'. Y así nos encontramos a la cantante de Coria del Rio, muy relajada, segura del terreno que pisa, después de haberse retirado en 2014 tras lo que dio en llamarse 'pánico escénico'.

Una situación paradójica para una mujer que había firmado una de las mejores actuaciones en Eurovisión de todos los tiempos con 'Quédate conmigo', un baladón que también grabó en inglés y que, a mi entender, se ha convertido en el mayor éxito de su carrera.

Pastora Soler hizo de necesidad virtud en todo este tiempo, se quedó embarazada mucho más pronto de lo que podía esperar, casi como un regalo del cielo, y se ha tomado su tiempo para reunir el repertorio de este trabajo que, estamos seguros, va a ser de los más vendidos de su carrera.

Tu primer sencillo se titula ‘La tormenta’. Para volver has tenido que superar una bien grande…

¡Sí! Hay que tener fuerza y cruzar las tormentas. La mía ha sido importante, pero he salido de ella y vuelvo con fuerza. A veces hay que parar y poner un poco de distancia cuando las cosas no están funcionando como quisieras. Fui madre, me tomé el tiempo necesario, y quería volver cuando tuviera ganas, cuando tuviera ganas de tener ganas. Al final esto es algo que en mí ha sido muy vocacional y pasional, así que cuando tuve dudas dije que no, que yo entiendo mi trabajo de otra forma. Aquí estamos otra vez

¿Qué autores han participado en este disco?

Lo más difícil para mí es la selección de repertorio. Con el tiempo aprendes es como si las hubieras escrito, ojalá tuviera el talento para escribir pero no lo tengo. Siempre escribo una y la primera fue para mi marido, así que en este disco es la dedicada a mi hija. Cuando empecé a recibir canciones eran casi todas dedicadas a Estrella, relacionadas con la maternidad, hablando de todo lo que he pasado… Tengo que agradecer a los autores que escriben para mí con muchas ganas e ilusión. No quería que mi disco fueran historias de superación, porque siempre le canto al amor y al desamor, así que no va a ser una excepción. Hay temas de Tony Sánchez Ohlssom, autor de ‘Quédate conmigo’. Es muy práctico, me ha cogido mucho el punto, hace que yo me luzca vocalmente. Entró en mi vida y no se ha ido, en este tiempo se ha afianzado más esta amistad. También hay un tema de Vanessa Martín, que es muy amiga mía, de Vega, que compone muy bien. Con ella quedé un día, hablamos y surgió. También está David Santisteban, con el que he trabajado antes, Funambulista es la primera vez que me escribe, se lo pedí yo, sus canciones son grandes y muy directas. Su canción trata sobre lo que me ha pasado, pero de una forma positiva, alegre y bonita.

Tu gira acaba en el auditorio Rocío Jurado de Sevilla, que se inauguró con la Expo 92. ¿Qué significa para ti?

He visto construir ese auditorio. Cuando iba a la academia en la que empecé estaban construyéndolo, se hizo Azabache. He tenido la suerte de cantar en sitios emblemáticos de Sevilla, como el Lope de Vega, pero este sitio para mí ha sido mi sueño. Lo mismo que al Teatro Real de Madrid o el Liceo de Barcelona. Es seguir cumpliendo sueños.

¿Te planteas ir a América?

Con una niña, te lo piensas más… En Argentina tengo un club de fans, pero es algo que hay que ir poco a poco. Tengo una gira, que he diseñado para que no esté demasiado cargada, para disfrutar. Si surgen cosas en América iré, pero no es mi prioridad.

Te retiraste en 2014, ¿cómo has vivido estos tres años?

Tuve un momento de mucho sufrimiento, porque tomar esa decisión era definitivo y algo muy doloroso, porque estaba recogiendo el fruto de tantos años de trabajo. Llenaba los sitios donde actuaba y quería escuchar lo que quería cantar, no pedirme copla y flamenco. La gente venía a escuchar mi repertorio. No poder fue muy doloroso y me llenaba de tranquilidad pensar que no iba a volver.

No hay mal que por bien no venga, porque te pudiste dedicar a intentar ser madre y conseguirlo.

Fue al mes… Dejé pasar las Navidades para disfrutar y en enero me enteré que estaba embazada. El tiempo de sufrimiento, de tristeza me duró muy poco. Es lo más grande del mundo, esa señal de la vida de que tenías que para esto…

Tu hija Estrella ha sido una buena estrella para ti…

¡Total! Ha sido mi salvadora. Mi niña es muy buena, tiene buen corazón. Eso ya se ve porque es cariñosa, muy alegre, muy lista. Va a cumplir dos años, ya empieza a cantar, le gusta mucho y tiene buen oído.

Las niñas son a veces más de los padres y los niños de las madres, ¿es este el caso?

He estado dedicada completamente a la niña todo el rato. Mi marido ha tenido que viajar mucho porque trabaja en ‘La Voz’, así que está un poco enmadrada, pero ya está empezando a tirar del padre. Ni siquiera ha ido a la guardería.

 Para tus padres es una gran alegría, sobre todo en un momento delicado de salud para tu padre.

Lleva nueve años con un cáncer. Lo que me pasó me ha permitido pasar mucho tiempo con ellos, que por este tipo de vida no puedes hacer. Tengo dos hermanos más, pero estoy muy dedicada a su enfermedad, dándole apoyo y cariño. Y la niña, claro, les ha vuelto locos.

Tu madre es un puntal para ti y en tu disco anterior le dedicaste una canción.

Sí, mi madre lo es todo para mí. Cuando pasan los años los valoras más. Todos tenemos una época en la que tus padres son tus rivales, pero luego todo cambia. Mi madre se llama Pilar y para mí es un pilar esencial.

¿Crees que has cumplido todos tus sueños a nivel profesional?

Sí, de hecho cuando tomé la decisión de irme pensé que había alcanzado mi meta. No he sido muy ambiciosa en plan tengo que vender millones de discos o irme de gira por América. Cumplí los sueños de una niña, porque mi vocación. Me he dedicado 20 años a lo que me gustaba, pero esto es muy vocacional y voy a seguir cumpliendo nuevos.

Hay gente que puede interpretar que reniegas de la copla, aunque no es verdad, y también hiciste Azabache hace unos años.

Fue un momento muy bonito, justo después de Eurovisión. Fue una gira para disfrutar. Cada uno de los que participamos cantamos nuestras coplas favoritas y en las giras conjuntas se aprenden mucho. En mis conciertos siempre hay un par de coplas y ‘Qué no daría yo’, que cantaba Rocío Jurado, que todo el mundo me lo pide. En los discos no voy a mezclar géneros, pero sí en los directos, porque la copla es parte dee mí.

Eurovisión fue un antes y un después en tu carrera.

Para mí fue una gran oportunidad, porque acepté el reto, es un alma de doble filo. Lo que le ha pasado a Manel este año me ha dado mucha pena. Sé cómo se trabaja hasta llegar ahí, no es algo para reírse ni de bromas. Lo que le pasa a un artista en un escenario hay que respetarlo. Eurovisión te puede jugar una mala pasada. Tenía que encontrar una canción para que la gente me tuviera en cuenta. Me ha costado mucho, llega un punto que te cansas de estar todo el rato demostrando.