Tras descubrirse la estrategia infalible de Letizia y Felipe durante las cenas de gala, te detallamos cómo los trabajadores de Zarzuela consiguen que todo esté en orden. No es fácil, de hecho, durante varias horas se centran en cuidar cada detalle: desde los arreglos florales a que el 'kilométrico' mantel carezca de arrugas. Unas cuestiones que quizás para los centenares de invitados que han estado en Zarzuela han pasado desapercibidos. Son pocos los que saben del exhaustivo montaje que requieren estos actos oficiales, también las personas implicadas que se esfuerzan para que no haya ningún error. Una hoja de ruta sobre la que hemos profundizado también en la corona británica, destapando todos los secretos de protocolo de la corona británica. 

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El riguroso protocolo que se sigue en el comedor de gala de Zarzuela

Camareros, equipo de cocina o personas encargadas de la decoración durante el día en cuestión organizan los preparativos. También repasan que cada elemento esté en su sitio. Que los centímetros que separan a los invitados sean los debidos, al igual que de las copas o los cubiertos. Un plan muy llamativo que hasta hace muy poco era secreto, a la par que desconocido por el riguroso protocolo que esconde.

Es el Gran Salón de Zarzuela donde se celebran las cenas de Estado, eventos en los que hay puestas muchas miradas en todo el mundo. Es muy amplia, tanto que hay quince lámparas de araña en sus techos. Debajo de ellas una mesa de 35 metros, que se desmonta con cierta facilidad en función del número de comensales. 

Una de las personas que trabaja y vive en situ este tipo de situaciones rompe su silencio para aclarar qué pasos se deben seguir en una cita de este calibre. "La mesa está formada por varios tablones que se montan en función del número de invitados. Ya sobre la mesa, los manteles que previamente se habían planchado se rematan sobre la superficie para que estén perfectos y no se noten las líneas", cuenta Javier Hérnandez, ayudante de Gestión a La Razón. Es justo después cuando se disponen hasta ocho candelabros con diez velas cada uno, los cuales se encienden cuando la cena comienza. No antes. 

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Se hace un inventario tras las cenas de gala, aunque nunca ha faltado nada

Los asistentes a la cena de gala disfrutan de la mejor gastronomía en una vajilla junto a una cubertería exclusiva. De hecho, los tenedores y cuchillos pertenecen, según cuentan, al reinado de Alfonso XII. Son parte de los platos los que hacen un guiño a los eméritos y otros al Rey Felipe VI, luciendo su escudo. Muchas piezas que una vez que la cena llega a su fin son inventariadas para que no falte ninguna de ellas. De este modo, siguen de cerca qué falta y qué no, eso sí, ya avanzan que "nunca se han llevado un disgusto". Todo ello colocado previamente con guantes blancos, evitando que quede ninguna huella en las piezas. 

Otro de los puntos más llamativos son las flores. Esa parte viva que se utiliza para homenajear al país invitado. Con ellas se hace referencia a la bandera del mismo, otro punto que se mima al máximo, al igual que, por ejemplo, los escalones y la alfombra que lo recubre. Además de esta organización previa, que perfectamente puede durar varias horas, se suma la tensión que existe durante la cena de gala. Esta está fijada en hora y media, siendo al día siguiente cuando la sala en cuestión está como si nada hubiera pasado allí dentro. 

Se puede acoger 144 comensales y fue creado por Alfonso XII en el año 1879. Es el resultado de la unión de las tres salas de la Reina, donde cuentan con un equipo de protocolo para que todo salga perfecto. Patrimonio Nacional asegura que "uno de los comedores más difíciles de organizar es el Palacio Real de Madrid", una afirmación que pocos se atreven a discutir.

Aunque todo luce perfecto en el salón, a su entrada hay dos sillas aparentemente descolocadas. ¿El motivo? Es la forma de indicar a los Reyes dónde sentarse. Son sus invitados los que justo antes de que comience el banquete hacen un recorrido, comenzando por el Gabinete de Porcelanas y Amarillo. Es tras un corto aperitivo en los salones cercanos cuando la comitiva acude al Comedor de Gala. Al llegar se sientan frente a los tapices del siglo XVII y poco después tienen la oportunidad de cenar in increíble menú, el cual por supuesto es accesible para muy pocos.