Rocío Carrasco lleva al límite a Antonio David

Antes de nada, quiero explicaros el titular, porque parece que Rocío Carrasco tiene la culpa de lo que le pasa a Antonio David y a sus hijos, pero nada más lejos. Cada uno es responsable de sus actos y tiene que estar preparado para las consecuencias de sus decisiones.

Dicho esto, Antonio David declaró ante el juez estar en las últimas (y no de Filipinas) y no tiene para mantener a sus hijos, que han preferido vivir con él y su mujer a quedarse con Rocío Carrasco, a quien no darían un abrazo ni con un puntero láser. Claro que la primogénita de Rocío Jurado podía pasarle una cantidad todos los meses a sus hijos, pero pretender eso es como querer solucionar lo de Israel y Palestina en la barra de un bar.Antonio David y Rocío Carrasco se han puesto palos en las ruedas desde que decidieron separarse por las malas, que más que una ruptura ha sido una reyerta que va para dos décadas. Y claro, Rocío Carrasco, que no ha pasado página, va a por todas, convertida en una Terminator del corazón.

Los dilemas morales son más complejos que 'Juego de Tronos' y por un lado me sale la cosa de pensar en los hijos, sobre todo en el menor (no de edad), pero por otro me sale centrarme en Antonio David y su trayectoria de ataques contra su ex-mujer, malas decisiones empresariales y peores a nivel legal, como cuando le quiso sacar una tajada gigantesca a La Más Grande en un juicio millonario y acabó cargando con una deuda por las costas más larga que la cola del vestido de novia de Lady Di.Antonio David puede victimizarse todo lo que quiera, porque la guerra de la opinión pública ya la ha ganado, pero la otra tiene muy mala pinta para él... Está claro que cuesta empatizar con una mujer que no parece mover un dedo por recuperar el afecto de sus hijos y ninguno de los que escribimos sobre este asunto tenemos una visión global del asunto. Sin embargo, fustigar a la otrora llamada Rociíto es la opción más fácil, plana y a nivel cuñado.

La vida es mucho más extensa de lo que parece y da oportunidad de volver sobre nuestros pasos, reconsiderar actitudes, pedir perdón cuando sea necesario y al mismo tiempo reparar el daño causado por nuestros actos. Lo que no podemos pretender es que tenga piedad de nosotros quien nos considera su verdugo sin hacer gestos inequívocos para que reine la paz en tiempos revueltos.Rocío Carrasco no parece dispuesta a dar un paso atrás y Antonio David parece no tener escapatoria de sí mismo. Y citando a una mujer que está también con las espadas en alto con el padre de su hijo, Alba Carrillo, diré que "perdemos los dos".Aquí se han destruido unos a otros y no se alcanza a ver el horizonte.