El difícil papel familiar de Anabel Pantoja

Hay una frase que cuando la escucho me pone de los nervios: "Valgo más por lo que callo que por lo que digo". Es una amenaza velada que no le tolero a nadie. En el caso de Anabel Pantoja, este lugar común es verdad: su silencio vale oro.

Dicen algunos que Anabel Pantoja es la mano que mece la cuna, que es muy poderosa en Cantora, que su tía, Isabel Pantoja, tiene muy en cuenta sus opiniones. No tanto como Agustín, porque este sigue siendo el rey en la vida de su hermana, pero casi.Eso escucho por la tele. Otra cosa es la realidad. Y otra lo que yo pienso, que puedo estar equivocado. Tengo la sensación de que Isabel Pantoja no tiene demasiados amigos, al menos que sepamos nosotros, y dispone de un grupo de personas a su alrededor que la apuntalan en los momentos malos y comparten con ella los buenos.Y Anabel Pantoja está en el 'top 5'.

No es nada fácil nadar y guardar la ropa, trabajar en un programa donde se desmenuza la vida de los famosos y no contar nada, pero Anabel Pantoja lo logra. Naturalidad ante las cámaras y telegenia no le falta, pero además cuenta con la listeza de los que han visto mucho en la vida como para no caer en las telarañas que se tejen en este tipo de programas.Anabel parece tener buen carácter, no pierde los nervios con facilidad y es mucho más elegante dialécticamente que su primo Kiko Rivera, quien sí se ha visto metido en jardines televisivos en los que su imagen quedó bastante maltrecha.

Después de lo visto en el festival de Viña del Mar, al que se ha desplazado Anabel para trabajar con su tía, hemos sacado diversas conclusiones. La primera y principal que Isabel sigue siendo una gran estrella y que casi se la valora más fuera que dentro de nuestras fronteras. El hecho de que ganara las tres Gaviotas del certamen, la de oro, la de plata y la de platino, algo que solo había logrado Luis MIguel, evidencia la magnitud de su estrellato.La otra gran conclusión es que su familia sigue a su lado, aunque haya diferencias, peleas, rencillas o rencores. Al final la sangre es más espesa que el agua. Y quién no se ha peleado con sus padres, con sus hermanos o incluso ha estado tiempo sin hablarles. Lo que importa no es cómo empiece sino cómo acabe.Isabel tuvo a sus dos hijos en Chile y a su sobrina pendiente de todo y ejerciendo de pegamento familiar para que no se desencajaran las piezas. Por si fuera poco, se atrevió a reñir a los que no le prestaban atención durante el concierto, y salió airosa y en volandas de aplausos.¡Enhorabuena!