"Ahora soy profe y animador las 24 horas. Tengo la casa que parece un parece un parque de atracciones, pero sí, estaba esperando tu llamada".
David de María responde al teléfono consciente de que no sabe durante cuánto tiempo su pequeño Leo, de cuatro años, le dará un respiro. De fondo al niño se le oye: "Papá, ¿dónde está el Batman azul?". "Espera, que como no encuentre ahora el Batman no vamos a poder seguir", nos pide el cantante.
Desde que empezó el confinamiento en Madrid, DeMaría es padre por encima de cualquier otra cosa.
Podría haber viajado a su Jerez natal para pasar estos días con su familia, pero decidió permancer en la capital para seguir viendo a su hijo "cada tres o cuatro días", tal y como recoge el convenio regulador que firmó en 2018, tras su separación de Lola Escobedo.Cuando el pequeño está con él, las horas se pasan volando, pero cuando se marcha, llega lo que él llama la "soledad indeseada" y entonces toca refugiarse en la música y en sus nuevos proyectos. ¿El más inmediato?
El lanzamiento de su último disco, 'Capricornio', que ha tenido que aplazar su salida al mes de junio.
David, ¿cómo llevas el confinamiento?Lo llevo bien. Lo mejor de todo esto es que paso mucho tiempo con mi hijo y estamos más unidos. Hago con Leo cosas que en otras circunstancias no haría. He metido la cama en el salón, el sofá en la cocina, hacemos fiestas de disfraces a las 12 de la noche... Ayer, por ejemplo, celebramos Halloween (risas). Mola porque los peques sienten que se han adueñado de la casa y es verdad.
Habrá momentos malos...Sí, y en mi caso es cada vez que se va. Yo vivo una situación de padres separados y los días que estoy con él se pasan volando, pero los días que no está, tropiezo con sus juguetes, recojo sus dibujos... Es triste.
¿Cómo es lanzar un disco en tiempo de pandemia?Es curioso porque yo tenía unos planes que se han ido al traste. Tenía que ir a la tele gallega, a Canal Sur, a Barcelona...
¿Te has parado a hacer una estimación económica de lo que has podido perder?Yo solo en marzo tenía cuatro conciertos. Eso lo perdimos, las televisiones también, un concierto en unas bodegas de Burgos que tenía, lo mismo y todo eso era con caché. Si eso ahora lo llevamos a abril, mayo, junio, agosto o incluso septiembre, imagínate. Las pérdidas con incalculables. Yo a nivel particular no sé si voy a poder pagar el cole de mi hijo o la hipoteca de mi casa porque no todos los artistas llenamos estadios y somos muchos los que vivimos al día. Espero que todo se solucione y que los artistas nos unamos para defender nuestros derechos.