Si dejamos de comer grasas aumentamos el riesgo de sufrir depresión ya que son parte esencial de nuestra nutrición cerebral y fundamentales para tener una buena calidad de vida. Analizamos las consecuencias de dejar de comer grasas y te explicamos cuáles no deberías ingerir.

Desde hace décadas se ha venido diciendo que para adelgazar, o mantener el peso, había que reducir la ingesta de grasas en la dieta. ¿Qué sucede en nuestro cuerpo si dejamos de comer grasas? Se desencadenan una serie de riesgos, y déficits, que afectan directamente a nuestra salud física y mental. Pero ¡ojo! No todas las grasas son “buenas”.

 

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El riesgo de eliminar las grasas de nuestra alimentación

 

Las grasas son un alimento maravilloso para nuestro cerebro, de hecho, el cerebro consume el 25 % del gasto energético diario, por lo que la alimentación es vital para tener una buena salud cerebral. Las grasas repercuten en la síntesis de neurotransmisores esenciales para mantener el equilibrio mental y una correcta función intelectual, si estas grasas faltan en nuestra alimentación, la salud de nuestro cerebro se va a ver afectada.

 

¿Es una buena idea eliminar las grasas de la alimentación? Las Doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto, de la Clínica de medicina estética Mira+Cueto, explican que “tenemos que pensar en las funciones que desempeña la grasa y en que existen grasas saludables y otras que no lo son. Lo lógico sería quitar las que no son saludables y mantener el resto que son las grasas insaturadas y poliinsaturadas (Omega 3 y Omega 6) sobre todo por sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y cardioprotectoras”.

 

Como las grasas llevan años demonizabas, muchas personas las destierran de su dieta para perder peso, disminuir los niveles de colesterol y estar más sanas. ¿Qué es lo que pasa si quitamos las grasas de nuestra cesta de la compra? “Si quitamos la grasa de forma radical, nuestra salud será más vulnerable. Tendremos más predisposición a padecer enfermedades cardiovasculares (dislipemias, Hipertensión arterial, Síndrome metabólico…) e incluso mentales (alteraciones del estado de ánimo, humor, comportamiento y déficit cognitivo)”, aseguran las doctoras.

 

Eliminar las grasa de la dieta es un riesgo
No todas las grasas son iguales y no se comportan igual en nuestro organismo. (Pexels)

 

¿Lleva una dieta sin grasas puede provocar depresión?

 

Sin duda el hecho de que tomar grasas en la dieta sea crucial para nuestra salud cerebral es para tenerlo muy en cuenta. ¿Qué le pasaría a nuestro cerebro si dejamos de consumir grasas con nuestra alimentación? ¿Tendría más repercusiones negativas? “Los ácidos grasos Omega 3 ( EPA,DHA, Linolénico) son esenciales para el buen funcionamiento cerebral. Su déficit se relaciona con trastornos del humor, déficit cognitivo, mayor incidencia de depresión. Se afectarían las funciones de órganos como la vista, el cerebro, la piel, el corazón. También son esenciales el correcto funcionamiento del cuerpo, incluso intervienen en nuestra salud digestiva. Hay grasas que contienen nutrientes que influyen en nuestro equilibrio de la flora intestinal o microbiota. Si nuestra flora intestinal se desequilibra, lo cual se define como disbiosis intestinal, nuestro sistema inmunológico será deficiente y seremos más vulnerables”.

 

Los ácidos grasos, como verás, desempeñan muchas funciones en nuestro organismo, y son una reserva energética importante. “Participan en reacciones esenciales como mensajeros intracelulares, es decir, sirven como moléculas señalizadoras para las células, activando por ejemplo la liberación de hormonas, o la liberación de calcio para la contracción muscular, y muchas otras reacciones vitales en cuerpo humano”, apuntan las expertas.

 

¿Qué más importantes funciones tienen los ácidos grasos en el cuerpo? “Forman un grupo de moléculas esenciales para la vida, que se llaman prostaglandinas. Las prostaglandinas afectan, y actúan, sobre diferentes sistemas del organismo, incluyendo el sistema nervioso, el tejido liso, la sangre y el sistema reproductor, juegan un papel importante en regular diversas funciones como la presión sanguínea, la coagulación de la sangre, la respuesta inflamatoria alérgica y la actividad del aparato digestivo”.

 

¿Existen las grasas malas? ¿Cuáles son?

 

Contrariamente a la creencia de que las grasas son malas para la salud, y que hay que reducirlas o eliminarlas de la alimentación, parece ser que es justamente lo contrario, hay que consumir grasas saludables para mantener una buena salud tanto en nuestro cuerpo como en nuestro cerebro. ¿Tienen alguna contraindicación? ”Las grasas son macronutrientes esenciales para la vida humana que desempeñan funciones vitales y también forman parte de otras moléculas importantes para la vida. No son para nada malas, sino que son esenciales para nuestra existencia. Lo malo es ingerirlas en exceso”, advierten. El veneno siempre está en la dosis.

 

Hay diferentes tipos de grasas y no todas se comportan de la misma manera en nuestro cuerpo. ¿Cuáles serían las llamadas grasas “malas” que habría que evitar en la dieta? Las doctoras aclaran que: “Cuando hablamos de GRASAS MALAS, generalmente nos referimos tipos de ácidos grasos que tienen un efecto inflamatorio y oxidativo en el cuerpo, generalmente aumentando los niveles del colesterol y los riesgos de enfermedad cardiovascular y también de otras enfermedades, como cáncer y obesidad. Estas son las grasas saturadas, grasas hidrogenadas, y grasas trans”.

 

Diferencia entre ácidos grasos saturados, grasas hidrogenadas y grasas trans

 

Nos advierten de que son grasas que pueden provocar inflamación y estrés oxidativo, pero ¿qué son exactamente los ácidos grasos saturados?. “Los ácidos grasos saturados (AGS) generalmente provienen de origen animal y son sólidas a temperatura ambiente. Algunos ejemplos son la manteca, grasa de la carne, pollo, cerdo, queso y lácteos y también aceite de coco y palma”, responden las expertas.

 

Los ácidos grasos saturados son malos para la salud.
Los ácidos grasos saturados como leche, yogures y quesos tienen un efecto inflamatorio y oxidativo en el organismo. (Pexels)

 

Nos quedaría por entender qué son las grasas hidrogenadas y las grasas trans para poder eliminarlas o reducirlas lo máximo posible en nuestra alimentación. “Las grasas hidrogenadas se crean mediante un proceso químico que convierte a los aceites vegetales líquidos en grasas semisólidas o sólidas a temperatura ambiente. La hidrogenación a veces convierte a los aceites en lo que se denominan grasas trans, una transformación especialmente no saludable que se convirtió en un ingrediente muy utilizado para la producción de aperitivos envasados, artículos horneados, margarinas en barra, grasa alimentaria y comidas rápidas”, advierten. Estas serían las grasas denominadas "malas" que deberíamos minimizar o eliminar de la dieta.

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Grasas buenas que deberías incluir en tu dieta

 

Ya tenemos claro cuáles son las grasas “malas” a evitar, pero ¿cuáles serían las llamadas grasas “buenas” que sí deberíamos añadir a nuestra alimentación? “Cuando hablamos de GRASAS BUENAS, nos referimos a ácidos grasos que han demostrado un efecto protector frente a enfermedades cardiovasculares, puesto que intervienen en procesos antiinflamatorios de nuestro cuerpo. Son las grasas insaturadas, tanto poliinsaturadas como monoinsaturadas”, subrayan las doctoras.

 

¿Qué alimentos sería, por tanto, recomendables como fuente de grasas saludables? Las doctoras Mira y Cueto exponen que “las grasas monoinsaturadas (Omega 9) las encontramos en el aceite de oliva, las aceitunas, el aguacate, nueces, el sésamo, etc. Su efecto protector radica en que hace aumentar los niveles del llamado «colesterol bueno” o HDL, que tiene un efecto protector frente a enfermedades cardiovasculares. Las grasas poliinsaturadas (Omega 3/ácidos linolénicos y Omega 6/ácidos linoleicos) son nutrientes esenciales, es decir, es necesario aportarlos en la dieta porque nuestro organismo no los puede fabricar endógenamente y también tienen un efecto antiinflamatorio, antioxidante y cardio protector”. 

 

¿Dónde encontramos esas grasas poliinsaturadas tan beneficiosas para la salud? “Encontramos grasas poliinsaturadas en la mayoría de pescado azul -salmón, atún, bonito, sardinas, boquerones, en semillas oleaginosas -chía, lino y sésamo-, en algunos frutos secos como las nueces, las almendras y las avellanas, en las pipas de girasol y en los aceites de cártamo, girasol, maíz y soja. Se debe incluir en la dieta al menos un 30% de grasa “buena”.

 

Las grasas buenas mejoran la salud física y mental.
Incluye en tu dieta grasas "buenas" como aguacate, aceitunas y aceite de oliva. (Pexels)

 

Ácidos grasos Omega 3 y Omega 6

Hemos oído miles de veces hablar de estos dos tipos de ácidos grasos. Pero ¿qué diferencia existe entre el Omega 3 y el Omega 6? ¿Son ambas sustancias igual de necesarias? “Los alimentos ricos en Omega 3 destacan por su poder antiinflamatorio y antioxidante y, además, provocan cierta disminución de los triglicéridos en sangre, mientras que los ácidos grasos de la serie Omega 6 actúan en tu organismo reduciendo los niveles de colesterol total en sangre, tanto el “bueno” (HDL) como el “malo” (LDL), por lo que su exceso en la alimentación no es deseable”, analizan las doctoras.

Si pensabas dejar de tomar grasas por una cuestión de salud ya has podido comprobar, de mano de expertas en medicina, que no es una buena idea. Elige grasas saludables para incluir en tu dieta y huye de las grasas “malas”, de esta manera te aseguras de que tu cuerpo y tu salud mental se mantengan en perfecto estado.